7 de julio 2006 - 00:00

Nuestros caminos paralelos tienen puntos de encuentro

«Australia es un continente muy singular, no sólo posee en flora y fauna especies que no se pueden ver en ningún otro lugar sino que además cuenta con cinco de las diez ciudades consideradas de mayor calidad de vida en el mundo», comenta Peter Hussin.
«Australia es un continente muy singular, no sólo posee en flora y fauna especies que no se pueden ver en ningún otro lugar sino que además cuenta con cinco de las diez ciudades consideradas de mayor calidad de vida en el mundo», comenta Peter Hussin.
Periodista: Se considera a Australia y a la Argentina países similares: fueron colonias, tuvieron base agrícola-ganadera, están en el Hemisferio Sur...
Peter Hussin: Sobre eso se han escrito libros. Un estudio económico de fines de los 70 se llama «Caminos paralelos. Comparación entre Australia y la Argentina», y hay un proyecto conjunto de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Australia de actualizar ese estudio. Para ello se va a realizar aquí, en noviembre, un seminario con economistas de ambos países para revisar y actualizar esa comparación.
P.: ¿Qué factores ayudaron al crecimiento de su país?
P.H.: Varios. Uno ha sido la inmigración sostenida. Aun hoy recibimos unos 150 mil inmigrantes por año. Otro factor que nos ayudó es el desarrollo de los mercados asiáticos al norte de Australia, que se convirtieron en mercados naturales para nosotros. Nuestro cambio se inició en los años 60 y 70 con el gran desarrollo de la industria minera, que es de base muy amplia: abarca de metales y metalíferos usados en el mundo como materia prima a fuentes de energía como carbón, uranio y gas natural. Esto dio equilibrio a nuestra economía, que hasta allí tenía predominio del sector rural. Luego creció el sector servicios con fuerte exportación, por ejemplo en educación y en turismo. Actualmente hay 340 mil estudiantes extranjeros en Australia. La industria de servicios educativos representa unos 4 mil millones de dólares de ingresos por año. Eso equilibró la economía en términos de la balanza de pagos porque ahora está basada: 25% en minerales y energía, 25% en servicios, 25% en manufacturas y 25% en el sector rural, y si hay una baja de precios en un sector, compensa otro.
P.: Dado los sectores en común, ¿se puede dar entre nuestros países cooperación o sólo competencia?
P.H.: Tradicionalmente hemos competido en las exportaciones agropecuarias (Australia dedica 75% de su producción a la exportación y sólo 25% al consumo interno). El crecimiento de los mercados consumidores, sobre todo de Asia, hace que exista posibilidad de cooperación y que no sea necesario competir: hay suficiente demanda para los dos mercados productores. Un caso de cooperación entre nuestros países se ha dado en miel. La Argentina es un gran productor de miel y Australia también, en menor medida, y hay un emprendimiento conjunto para comerciar miel en Norteamérica y en Europa.
P.: También están unidos en rechazar los subsidios agrícolas.
P.H.: Colaboran, desde hace 20 años, para tratar de lograr más rápida reducción de subsidios tanto de los EE.UU. como de la Unión Europea. Pasé cuatro años trabajando en ese tema en Ginebra, en la Organización Mundial del Comercio, donde Australia y la Argentina se sientan juntos por razones alfabéticas, y es muy buena la cooperación. Y muy importante, porque a medida que se van fortaleciendo los mercados mundiales está habiendo una reducción de subsidios tanto en Europa como en EE.UU. No es tan rápida como quisiéramos pero se está dando. Si en este contexto de fortalecimiento de los mercados mundiales logramos que haya una producción menos distorsionada en Europa y EE.UU., esto será beneficioso tanto para Australia como para la Argentina. Y para otros países de América latina y de Africa, que tendrán más posibilidades de desarrollar sus sectores agropecuarios.
P.: ¿Cómo está el intercambio comercial entre nuestros países?
P.H.: No es muy importante, no son cifras muy grandes. Las razones tradicionales son la distancia, la falta de servicios de carga, pero también que las economías no son demasiado complementarias, mucha producción es similar. No obstante, el comercio bilateral ha estado creciendo en el último par de años. Nos hemos acercado. La mayor exportación australiana a la Argentina es carbón para la industria metalúrgica y equipos de ingeniería. La Argentina exporta a Australia vehículos utilitarios, cueros, pescado y equipos para el reactor nuclear que está construyendo la empresa argentina INVAP. Ese reactor nos dio una nueva imagen de lo que puede ofrecer la Argentina, que es mucho más que carne y granos. Hoy se ve un potencial en servicios y tecnología. Y en el aspecto agro, puede haber mayores exportaciones de material genético y de la industria minera y vitivinícola. En áreas en las que somos similares (minería, agro, vinos) podemos cooperar.
P.: ¿Llegarán inversiones australianas a nuestro país?
P.H.: Ha habido inversiones en la Argentina, no tan grandes, pero bastante significativas en complejos de cine, servicios marítimos, equipos de transporte. Ahora están concentradas en el sector minero. Varias empresas australianas tienen proyectos de exploración y desarrollo. Nuestra economía está funcionando muy bien, con buen crecimiento, y tenemos próximos los mercados emergentes de Asia; eso hace que nuestros inversores tengan hoy muchas posibilidades. Aun así, hay mayor interés por Sudamérica. Se están dando importantes inversiones en Chile, Perú y Brasil, lo que hace posible que las amplíen a la Argentina.
P.: ¿Cómo está el puente aéreo a Australia?
P.H.: Aerolíneas Argentinas varía las frecuencias según la época del año; aumenta la cantidad de vuelos a partir de octubre. Antes de la crisis de 2001, Qantas tenía vuelos directos a Buenos Aires. Actualmente tiene un acuerdo de código compartido con LAN, por lo que ese vuelo se opera a través de Santiago de Chile. Sumados, hay unos 11 vuelos semanales.
P.: ¿Hay australianos visitando la Argentina?
P.H.: Hay mucha gente mayor que ahora está viniendo a conocer Sudamérica, porque durante su vida profesional estuvo en Estados Unidos y en Europa. La Argentina tiene un enorme potencial turístico por zonas como Mendoza, Salta, Jujuy, Buenos Aires, Iguazú, Bariloche y toda la Patagonia. Esos lugares atraen no sólo a los jubilados australianos, sino también a gente joven que viene incentivada por el tipo de cambio.
P.: ¿Qué impulsa a visitar Australia?
P.H.: Australia es un continente muy singular, único en su flora y su fauna: 80% de las especies que hay allí no se pueden ver en ningún otro lugar del mundo. Si hay eucaliptos en la Argentina es porque los importaron de Australia en el siglo XIX. Como su clima va de la zona tropical a la templada, hay mucho para ver y hacer. Sydney tiene una de las tres más importantes y bellas bahías del mundo, juntamente con Ciudad del Cabo y Rio, y es una ciudad sumamente cosmopolita. Adelaide, donde nací, es el centro de la industria vitivinícola. Melbourne es un centro cultural y deportivo donde se realiza el Abierto de Tenis y el Gran Premio de Fórmula Uno. Queensland, según «The Economist», está entre las 10 ciudades más vivibles del mundo, con mayor calidad de vida. Entre esas 10 aparecen cinco ciudades australianas; las otras son Perth, Adelaide, Brisbane y Sydney. Creo que los visitantes se sentirán confortados en Australia; es un continente muy amigable y seguro. En la encuesta de Lonely Planet, Australia fue calificada en primer lugar como país que más se desea visitar.
Entrevista de Máximo Soto

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