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Persecución en caliente
Bin Laden tiene muchas ventajas a su favor para eludir la ofensiva estadounidense que se está iniciando por tierra y por aire. Algunas fuentes revelaron a TIME que desde hace tres años hay fuerzas especiales estadounidenses en Afganistán siguiendo el rastro de bin Laden. Estas actividades se han intensificado recientemente, pero tienen delante el problema de capturar a un solo hombre que conoce este terreno al dedillo, cuenta con docenas de escondites y está rodeado por leales seguidores. Un comando especial estadounidense necesita cinco años de entrenamiento para estar en buenas condiciones operativas. De todas las misiones tácticas que tiene encomendadas, ésta es la más difícil: penetrar en territorio enemigo, a cientos de kilómetros de los destacamentos de aprovisionamiento, y perseguir un objetivo móvil.
Los funcionarios estadounidenses saben que con "decapitar" a al-Qaeda para eliminar a bin Laden, no van a solucionar el problema terrorista porque la naturaleza misma de la red que creó, y que lo que tanto confunde a los funcionarios estadounidenses, es que no hay una cadena de mando clara. los servicios de inteligencia estadounidenses creen que bin Laden tiene varios seguidores perfectamente capaces de continuar los ataques terroristas sin él. Incluso es posible que bin Laden ni siquiera esté ya en Afganistán, y se especula que podría estar en cualquier parte, desde los montes de Uzbekistán a los desiertos del Sudán.
Dentro de territorio afgano, estas unidades especiales podrían enfrentarse a varios grupos leales a los talibán, desde campesinos armados a tropas bien pertrechadas. También hay unidades más numerosas equipadas con artillería, vehículos blindados y otros elementos de apoyo. Algunos cientos de ex oficiales y pilotos, casi todos del grupo étnico predominante Pashtun, operan la fuerza aérea de los talibán. Una flotilla de 30 aviones o menos, que según un oficial del Pentágono podría ser derribada de un golpe. Las defensa antiaérea rudimentaria del país - alguna defensa antiaérea, misiles de hombro rusos SA-7, y los Stinger estadounidenses que todavía conservan de la campaña antisoviética de la CIA de los años 80- constituyen un peligro mucho menor que el que afrontan actualmente los pilotos de EE.UU. al sobrevolar Irak.
El principal vehículo de los talibán es la camioneta. Impresionados por el rendimiento de las camionetas durante la guerra contra los soviéticos, los milicianos la utilizaron como principal vehículo de combate. Cada camioneta transporta 10 efectivos, que disparan desde la parte trasera mientras el vehículo está en marcha. "Han creado una fuerza única en su tipo, una verdadera caballería montada en camionetas", escribió el ex coronel del ejército afgano Al Ahmad Jalali para la revista Parameters del ejército estadounidense. "Esta formación ha sido extremadamente efectiva para aprovechar la ventaja táctica".Y a pesar de que el ejército talibán parece desorganizado- los combatientes son movilizados al frente en el último minuto, dejando huecos en la retaguardia-, son efectivos pues una estimación del Pentágono considera que serían necesarios 100.000 soldados aliados para ocupar y hacerse con el control del país.
Esto hace más interesante la tarea de atrapar a bin Laden y su red. Según el Pentágono, la clave para lograrlo es tener tropas listas en posiciones en todo el país, desde las que puedan atacar rápidamente a bin Laden. La inteligencia de EE.UU. ha intentado encontrarlo, pero los oficiales esperan algún golpe de suerte, tal vez en forma de datos proporcionados por aliados como Pakistán o Rusia. Hasta las misiones fallidas pueden ser útiles. Si no dan con bin Laden, los comandos tienen órdenes de recabar tanta información de al-Qaeda como sea posible, incluyendo documentos y computadoras. Estos datos son examinados en el frente y también en Washington, para obtener indicios del paradero de bin Laden. "Ir tras ellos es, relativamente, la parte más fácil del asunto", afirma un oficial del Pentágono. "En esta guerra lo más importante es la información, que se obtendrá de cualquier forma posible".
Cuando llegue el momento propicio, la importancia crucial de esta información permitirá ir tras el resto de al-Qaeda. En el Pentágono se afirma que se atacará en cuanto se reciban los datos adecuados. Según un general de la Fuerza Aérea, "ésta no es como las campañas anteriores, en que teníamos muchas opciones de ataque. Tenemos un montón de blancos de bin Laden, pero poco más [en el resto de Afganistán]". El Comando Central de EE.UU., con sede en Tampa (Florida), actualmente está dedicando todas sus energías para ampliar la gama de objetivos. Debe comprender algo más que ministerios y aeródromos, pero no parecen haber muchas opciones. "En realidad, los objetivos son escasos", agrega el general de la Fuerza Aérea. "Si quieren muchos objetivos, sería mejor que eligieran otro país".
Los verdaderos protagonistas de esta guerra serán las unidades especiales. Sus sigilosos operativos, de actuar bien, operan sin ser detectados y no implican riesgos políticos que pudieran dividir a la coalición que apoya a EE.UU. Pero esto es suponiendo que actúen con eficacia. Estas unidades han sido el instrumento favorito de los presidentes estadounidenses, desde que Kennedy creó los Boinas Verdes en 1963. Pero han fracasado en varias misiones, como en la desastrosa operación "Desierto Uno", en que se intentó rescatar a los rehenes tomados en Irán en 1979. Y en esos casos, han hecho más daño al prestigio de EE.UU. que a las fuerzas enemigas.
-Informes de Mark Thompson y Douglas Waller/Washington, Hanna Bloch/Islamabad y Scott MacLeod/Cairo
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