15 de junio 2007 - 00:00

Un corazón mirando al sur

Como todo jubilado que se precie, Donald M. Hess trabaja incansablemente. Hace poco dejó la presidencia del grupo familiar con base en Berna, que comandó durante cuatro décadas. No es ni fue un empresario rutinario sino que continuamente inventaba otros caminos, una locomotora más que un vagón. A los 20 años, cuando tomó la dirección de la empresa fundada en 1844 y siempre manejada familiarmente, decidió salir del negocio de la cerveza para pasar al agua mineral y luego al vino, sin olvidarse de los hoteles y restoranes, con igual éxito. Su mirada estaba en el Sur. Porque en 1978 puso una bodega en California y construyó una mayor en Napa Valley, en las colinas del monte Veeder, donde instaló parte de su colección de arte contemporáneo.
Luego compró más bodegas en Australia y Sudáfrica hasta que vino de visita y se enamoró de Salta. Lo mismo le pasó a su mujer, a la que conoció por su común afición al arte de hoy. En poco tiempo se puso en marcha esta monumental obra a partir de la vieja casona y los viñedos existentes. El proyecto no se detiene, porque seguirá con un nuevo complejo, cercano pero no adosado, con otra hostería de 30 habitaciones y un spa con un helipuerto para quienes deseen acortar el traslado. Por supuesto, sin olvidar el museo de arte para exponer obras de artistas tan poco convencionales como el norteamericano James Turrell, el inglés Andy Goldsworthy, el suizo Franz Gertsch o el argentino Leopoldo Maler. Casi en el desierto, una muestra que podría integrar lo mejor de la feria arteBA.

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