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El viernes 19 de mayo próximo pasado, la Cámara Nacional de Casación Penal confirmó el fallo del Tribunal Oral que absolvió a los acusados por el atentado contra la AMIA y que también denunció al gobierno menemista y al juez Juan José Galeano por las irregularidades en la investigación.
A causa de la injusta imputación de Galeano, mi hijo, Daniel Emilio Quinteros, oficial de la Policía Bonaerense, permaneció en situación de disponibilidad preventiva por casi diez años, hasta que por un «acto divino», con fecha 23 de junio de 2006, fue reincorporado al servicio activo, cosa que él anhelaba.
Así las cosas, días atrás fue notificado por las autoridades del Ministerio de Seguridad, que, a consecuencia del sumario administrativo (copia causa AMIA), se le aplicaba una sanción disciplinaria, «por afectar gravemente la disciplina o la responsabilidad de la institución», sanción ésta que lo perjudica para su capacitación y ascensos, y contrapuesta a la del instructor (comisario/abogado), quien en el expediente solicitó se le declare « exento de toda sanción disciplinaria».
Ahora bien, me pregunto: ¿No es destacable que mi hijo haya sido absuelto de culpa y cargo sin acusación fiscal, en una causa judicial que se debatió oralmente por más de dos años, convirtiéndose así en un elementode prestigio para la institución y no como se lo pretende hacer ver? Con la medida sancionatoria que se pretende, ¿no se está castigando la honestidad de mi hijo, haciéndolo dudar de mis enseñanzas?
¿Conocerá el actual ministro de Seguridad tal resolución sancionatoria, contraria a la «sana lógica» de que es sabido goza por ser un hombre de derecho?
Por todo lo expuesto, apeloa este medio y a la comunidad toda, ya que entiendo que un policía honesto, que no se apartó de los reglamentos, no debería ser sancionado.
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