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Nuestros funcionarios cuando se enfrentan a un problema, tienden a minimizarlo, esconderlo o negarlo.
Falta gas, se corta la luz y algunas empresas detienen su producción. Pero para De Vido los inconvenientes son mínimos y se deben al excesivo frío y a la herencia recibida. Fallan los radares y los aviones no chocan por milagro. Para el gobierno, las denuncias tienen objetivos mediáticos y la seguridad es adecuada. La inflación comienza a subir. Según Miceli, el INDEC hace mal sus cálculos y resuelve intervenirlo. Los precios siguen subiendo, pero los índices « intervenidos» se mantienen estables. El Departamento de Estado americano advierte a sus ciudadanos sobre peligros al visitar la Argentina.
Taiana califica al informe de irreal y desagradable y manda retar al embajador americano. Hantavirus, hepatitis, gripe, dengue y meningitis generan algunos muertos. Las autoridadessanitarias descartan una epidemia y recomiendan no alarmarse. Robos, homicidios, violaciones y secuestros. No importa su cantidad, su frecuencia ni su gravedad. Se dictamina que la inseguridad es sólo una sensación y que los episodios son aislados. Hablar de una «ola delictiva» es herejía.
Si en lugar de negar los problemas o adjudicarlos a yerros ajenos, las autoridades se focalizaran en resolverlos, mejoraría la sensación y también la realidad.
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