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Siempre se consideró justa la equiparación de los sueldos del Poder Judicial, Relaciones Exteriores y Fuerzas Armadas. En la década del 70 supe de negociaciones de los señores jueces para que nos aumentáramos los sueldos, cuestión que, a su vez, los beneficiaba automáticamente; es de advertir que en esa época la relación producto bruto - deuda externa, distribución de la riqueza y los emolumentos de la masa de la población, tanto privados como estatales, guardaban un equilibrio hoy envidiable.
Llegado 1984, una de las muchas acciones que se concretaron fue la de desenganchar los sueldos de las FF. AA. de los de la Justicia y Relaciones Exteriores. Ello dio libertad a los representantes de esos estamentos para gestionar esos aumentos en donde estuvo el poder, obteniendo sustanciales diferencias a su favor, las que contribuyeron a la situación aberrante que se grafica como «gasto de la política».
Llegó el momento de regresar a la normalidad; como un primer paso, sugiero que la Justicia reduzca sus sueldos, reenganchán-dose con las Fuerzas Armadas.
Será muy bien recibido por la opinión pública, y por sobre todo, justo y necesario. Gral. Br. (R) H. Rodríguez Espada
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