23 de noviembre 2012 - 00:00

Sólo el excelente 3D justifica ver a estos “guardianes”

Aunque los personajes y mitos de «El origen de los guardianes» son absolutamente anglosajones, el uso intensivo e imaginativo del 3D digital justifica su visión por grandes y chicos.
Aunque los personajes y mitos de «El origen de los guardianes» son absolutamente anglosajones, el uso intensivo e imaginativo del 3D digital justifica su visión por grandes y chicos.
«El origen de los guardianes» (Rise of the guardians, EE.UU., 2012, dobl. al español). Dir.: P. Ramsey. Film de animación.

En sus mejores momentos, «El origen de los guardianes» es un verdadero festín de animación pensada especialmente para el sistema 3D digital, al punto de que verlo en versión plana no tendría el menor sentido, o mejor dicho sería un desperdicio. Es que en cada secuencia importante del film, la estereoscopia está llevada a sus máximas posibilidades, y en este aspecto, así como el de la dirección de arte, la película es fabulosa. Lo mismo se puede aplicar a algunos otros rubros técnicos, empezando por el score de Alexandre Desplat. Pero no pasa lo mismo con un guión que depende tanto de los aspectos visuales como para no preocuparse mucho de la fluidez en su construcción narrativa, con algunos serios baches que pueden confundir tanto a adultos como a niños, que además, al menos desde nuestra perspectiva latinoamericana, deberán tratar de dilucidar un grupo de personajes y mitos totalmente ajenos a nuestra cultura, como el conejo de Pascuas, el hada de los dientes (versión anglosajona del Ratón Pérez) o el protagonista, Jack Frost, especie de duende del hielo. Todos ellos convocados por el Señor de la Luna para formar parte de este grupo de «guardianes» ante la reaparición de nada menos que «el Coco» (así con doble o, como en los doblajes de los cartoons clásicos que aseguraban «duérmete niño duérmete ya, que viene el coco y te comerá»). Hay que señalar que entre los guardianes hay un Papá Noel en versión San Nicolás que combate al Cuco blandiendo dos sables.

Más allá de que estos detalles tienen que ver con la orientación al público anglo (y el doblaje, que seguramente no puede compararse con la versión original con las voces de Hugh Jackman o Alec Baldwin), de todos modos queda claro que el film propone una mescolanza mitológica un tanto abrumadora acompañada de resoluciones argumentales un tanto obvias, con el énfasis puesto en que la ilusión de los niños todo lo puede.

Todo esto puede ser desparejo, pero vale la pena por el uso intensivo e imaginativo del 3D. En versión plana, el asunto debe ser bastante distinto.

Dejá tu comentario