1 de julio 2008 - 00:00

El auto emocional

El auto  emocional
Escribe Sebastián Ramos Obregón

En estos días, uno de los autos más comentados del mundo es el Tata Nano. Por un valor de 2.500 dólares pretende motorizar a miles de indios con una producción cercana a los 250.000 vehículos por año. Este automóvil tendrá la virtud de darles un progreso notable a miles de personas que se movilizan en motocicletas, scooters y motos que no podían alcanzar el sueño de comprar su primer auto 0 km. Desde este punto de vista es excelente; sin embargo, desde el lado de la seguridad, el confort y la tecnología aplicada todo se vuelve muy elemental. ¿Quizá demasiado?
En el otro extremo de la industria automotriz existen automóviles como el BMW M3, en donde la mayoría de los mejores elementos creados por el ser humano están presentes.
Con un motor derivado de la Fórmula 1 (es prácticamente el mismo del BMW M5 con dos cilindros menos), las sensaciones que otorga están fuera de discusión y existen muy pocos autos en el mundo capaces de generar un caudal de emociones inolvidables. El apasionado del automovilismo sentirá a bordo del M3 lo que ofrece un auto de carrera. Como ejemplo, su motor de 8 cilindros con 420 CV tiene más potencia que los autos del Rally Mundial, el Turismo Carretera o el TC 2000. El M3 anterior disponía de un seis cilindros con 343 CV. Sin dudas, su compra debería incluir un curso de manejo porque el potencial que tiene este modelo supera ampliamente las capacidades de la mayoría de los conductores en el mundo. Los productos M (por Motorsport, la división deportiva de la marca) de BMW representan la mejor opción para disfrutar del placer de conducir. El M3 que probó Ambito Financiero es fabricado en la planta de Regensburg, Alemania. Allí, es ensamblado junto con los Serie 1 cinco puertas, Serie 3 sedán, coupé y convertible, y la versión cabrio del M3.
En Europa la gama M3 se complementa con el cabriolet citado y un sedán. Además, se está comercializando con una nueva caja especial con doble embrague. Por año se comercializan en el mundo alrededor de 20.000 modelos M por año, entre los cuales están los M3, M5 y M6. El año pasado se han vendido 16.128 unidades, una disminución lógica teniendo en cuenta que ha sido el momento del cambio generacional de la versión M3, la más vendido de todas.

Placer de conducir

Lo mejor del M3 es el placer de conducir que genera. La velocidad máxima está limitada electrónicamente y nos ha dado 258,4 kilómetros por hora. Sin el limitador le sería fácil alcanzar los 280. La contundencia de sus aceleraciones queda grabada en la memoria de por vida.
Acelera de 0 a 100 en 5,2 segundos con un empuje descomunal. Sus prestaciones también se distinguen en la elasticidad. Por ejemplo, necesita sólo 5,4 segundos para pasar de 80 a 120 kilómetros por hora con la cuarta marcha. Un valor que permite sobrepasos en la ruta con total seguridad y una rapidez fuera de serie. El motor sólo recibe elogios y el punto para mejorar sería la posibilidad de colocar un tanque de combustible más grande para mejorar su autonomía.
Los frenos acompañan esta eficacia sobrenatural con su poder de detención, el pedal con el recorrido ideal y una excelente dosificación de frenada. Es capaz de frenar en sólo 35,3 metros desde los 100 kilómetros por hora a 0. Las suspensiones, dirección y posición de manejo contribuyen a lograr un vehículo fuera de serie. En Europa tiene un costo promedio de 68.000 euros y en la Argentina se comercializa en 130.000 dólares, pero existen dos elementos importantes que probamos en su presentación internacional en España, el año pasado. Uno es el sistema MDrive, que permite una serie de cambios y configuraciones especiales, y el otro es el sistema de suspensión con control electrónico de los amortiguadores EDC. El primero tiene un costo de 550 euros y el segundo, 1.950. Deberían ofrecerse de serie.
La suspensión electrónica podría contribuir para modificar el andar en ciudad, que es algo duro. Además, le faltan los airbags laterales traseros (son opcionales), y los de rodilla para conductor y acompañante, y ya debería ofrecer como opción el control de crucero adaptativo y el sistema de visión nocturna. La ausencia de una rueda de auxilio puede ser un problema, teniendo en cuenta el estado de nuestros caminos. Por último, la presentación interior merece tener otro diseño. Es demasiado simple, minimalista, y no transmite todo el bienestar y la tecnología aplicada.
En suma, con un placer de conducir y un comportamiento dinámico ejemplar, el BMW M3 es un automóvil ideal para los usuarios que quieran tener un generador de emociones.

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