25 de noviembre 2002 - 00:00

Toda una renovación

Toda una renovación
Para comenzar a escribir las primeras líneas de texto de la prueba realizada a la nueva versión del Fiat Marea no podemos dejar de lado el hecho de que su antecesor no tuvo el éxito deseado, y aquí es importante hacer esta observación: la importancia de la marca.
La empresa Fiat está arraigada a precios y productos populares, y le cuesta muchísimo desprenderse de esta asociación, de no ser así, autos como el Bravo y el Marea deberían haber tenido otra aceptación, porque virtudes importantes no le faltan al nuevo Marea, turbodiesel, que tuvimos oportunidad de probar. En el re-styling se trabajó en el sector posterior del vehículo con nuevos faros, llantas y otros cambios menores que le aportan aires de rejuvenecimiento, y su interior se mantiene prácticamente inalterado a no ser por el cambio del equipo de audio.

Desde su nacimiento, el tablero de instrumentos, la forma y los mandos de la consola central han tenido un destacable estilo propio, aunque con el paso del tiempo deberían haber agregado los mandos a distancia del sistema de audio. El tablero de instrumentos continúa siendo bien legible. Un asiento de gran medida y las regulaciones de apoyo lumbar y altura sumadas a las de longitud y respaldo son aspectos positivos para ubicarse bien a bordo, pero hay que mejorar el apoyo a la altura de los hombros, y curiosamente, en un sector de la espalda se presenta un espesor mayor de lo habitual que no es agradable. El volante se puede modificar en altura, pero ya debería poder hacerlo en profundidad. Este cuenta con un buen grip, pero el grosor es elevado.

El apoyabrazos no cumple con su función porque está muy retrasado y bajo, y los mandos de los levantavidrios eléctricos están bien situados.
Una de sus virtudes es el espacio interior que ofrece. El Marea es un auto cómodo con un espacio inusual en su segmento y muy bien aprovechado para que cinco personas puedan sentarse con placer al disponer de un volumen apreciable en distancia al techo, de piernas a respaldos delanteros, y ancho. En términos de volumen, los 430 litros del baúl son justos, pero otorga buena practicidad.

Ahorrador y veloz

Existen dos versiones de motores disponibles: el naftero con 2 litros y 155 CV, y el turbodiesel con 107 CV. Esta vez probamos en exclusiva el Diesel. Su corazón tiene la última tecnología en cuanto a su sistema de inyección directa. Un turbodiesel que entrega satisfacciones por medio de sus bajos consumos y con unos valores destacables de velocidad máxima y elasticidad.

Con 5.1 litros es capaz de circular 100 kilómetros a una velocidad de 90 kilómetros por hora, y casi alcanza los 190 kilómetros por hora de velocidad máxima con una facilidad destacable y en un nivel de insonorización admirable. Por si esto fuera poco, la elasticidad con la cuarta marcha es brillante empleando apenas 10,6 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, sólo unas décimas más que la versión naftera de 155 CV.

La quinta en cambio está relacionada muy larga para favorecer los consumos, y el punto que se puede mejorar es la pereza que tiene a bajos regímenes de marcha, aunque pisando con decisión el pedal del acelerador, su comportamiento cambia radicalmente y vuelve a gustar su entrega. La autonomía con su tanque de 63 litros es otro punto a favor.

Logra el equilibrio

Cuando manejamos un vehículo y lo sentimos confortable a pesar de las calles porteñas y del Gran Buenos Aires, no existen dudas que el equilibrio de suspensiones alcanzado ha logrado lo más difícil, porque también cuando salimos a la ruta valoramos el aplomo que transmite. Sin dudas, el equilibrio de las suspensiones que ha logrado es muy elogiable.

La terminación está en un muy buen nivel, y se nota un mayor cuidado en este producto carioca. Los frenos cumplen con su función correctamente, pero existe una sensación molesta por parte del ABS que se manifiesta muy ansioso. La dirección trabaja en forma eficaz y gusta la asistencia que otorga en la ruta. La caja de velocidades permite interesantes promedios de elasticidad, y el pasaje de los cambios no es conflictivo. En cada re-styling se agregan elementos que van actualizando el modelo en cuestión y el Marea no escapa a ello. Ahora tiene el cierre de los seguros de las puertas en forma automática cuando se superan los 30 kilómetros por hora y se desbloquean al apagar el motor. Con el cierre centralizado también se cierran las ventanillas. En forma opcional puede tener el tapizado de cuero, pero sigue sin ofrecer el techo corredizo eléctrico y los airbags laterales. Estos últimos son de serie en Europa. La climatización es automática, el equipo de audio tiene CD y dispone de doble airbag, ABS y las siempre bienvenidas aperturas internas para el baúl y la tapa de combustible. De esta forma, el Fiat Marea pretende conquistar al usuario argentino con importantes cualidades para lograrlo. Tratará, con un destacado motor turbodiesel de elevadas prestaciones y bajo consumo, espacio interior confortable y un equilibrio de suspensiones inusual, romper el maleficio del mercado: que la imagen de marca no sea tan determinante con el producto.

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