2 de julio 2019 - 00:01

"Todavía cuesta que alguien tome las ideas de una mujer y las lleve adelante"

La empresaria, habló con Ámbito luego del panel que lideró durante el CEO Leadership Summit – UNO (100). "Hay que dejar de pensar que el único propósito es ganar dinero", consideró.

Andrea Grobocopatel.
Andrea Grobocopatel.

Tras estudiar Economía en la UBA, Andrea Grobocopatel transitó un extenso camino en el ámbito empresario. Fundó Grupo Los Grobo, Los Grobo SGR, Ampatel y otras compañías con su familia, hasta que decidió poner el foco en el sector de la pequeña y mediana empresa. Actualmente preside Resiliencia SGR, donde brinda avales a emprendedores y mipymes, especialmente si son lideradas con composición de mujeres y/o personas con discapacidad.

Hoy, Andrea lidera la Fundación por Liderazgos y Organizaciones Responsables (F.L.O.R) cuya finalidad es “potenciar a aquellas personas con buenas ideas, que quieran generar negocios sustentables y que crean que es posible construir una sociedad mejor”.

Periodista: ¿Qué la impulsó a fundar FLOR después de dejar el directorio de Los Grobo?

Andrea Grobocopatel: Yo venía de una empresa familiar con una impronta muy masculina y FLOR nació con la idea de compartir aprendizajes desde mi visión de mujer. Y también para compartir cómo hacer para que las empresas sean sustentanbles en el tiempo.

P.: Recientemente moderó un panel en el CEO Leadership Summit – UNO (100) ante más de cien líderes de empresas. ¿Cuál fue el saldo del evento?

A.G.: Muy positivo. Estos encuentros son vitales. Y sirven, entre otras cosas, para darse cuenta lo mucho que falta trabajar en la formación de mujeres líderes. En la jornada, las asistentes no llegaban al 5%. Hay que modificar urgente eso.

P.: ¿Cómo se genera el cambio?

A.G.: Se debe empezar a trabajar de arriba hacia abajo. Claramente de abajo hacia arriba también se puede, pero los que toman las decisiones influyen más rápidamente. Hay muchas mujeres que quieren ser y tenemos que ver cómo colaboramos con ese cambio.

P.: ¿Y aquellas que no quieren ser?

A.G.: Está muy bien también. Es válido que se quieran quedar en su casa atendiendo a sus hijos. Pero hay muchas que sí quieren ser. En esos casos, todavía hay un techo de cristal que ellas no pueden romper.

P.: ¿Cómo se logra perforar ese techo de cristal?

A.G.: Lo primero que deben hacer es mirarse hacia adentro. Trabajar oratoria, negociación, marketing personal. Hay que ser protagonistas, hay que decir lo que queremos.

P.: ¿A qué se refiere con esa expresión?

A-G.: A veces nos cuesta ir a golpear la puerta y decir ‘yo quiero tal rol’. En general nos quedamos esperando a que nos llamen. Estamos convencidas de que alguien nos va a venir a golpear la puerta para ofrecernos algo mejor, y no es así. Por otro lado también hay que trabajar lo que es estar en una mesa de directorio. Cómo participar en un grupo de decisión, cómo lograr de una manera amable imponer las ideas en entornos liderados por hombres. Hoy todavía cuesta que alguien tome las ideas de una mujer y las lleve adelante. Estamos desperdiciando un talento muy importante y es una oportunidad única para revertirlo. Las mujeres estudiamos a la par de los hombres, tenemos carreras exitosas.

P.: ¿Este Gobierno está en sintonía con su pensamiento?

A.G.: Lo mejor de este gobierno es que el año pasado tuvimos el G20. Tuve la oportunidad de trabajar como coach y me di cuenta que hay muchas cosas por hacer, no sólo a nivel local, sino en el mundo. Los líderes tenemos que hacer algo, las empresas tienen que hacer algo y los gobiernos también deben involucrarse, deben dar el ejemplo. Creo que está bien puesta la cuota en la parte legislativa y hay que revisar un poco más lo pata ejecutiva. Estamos en buen camino, aunque en lo personal me gustaría acelerarlo un poco más.

P.: ¿Desde las organizaciones, cuáles son las deudas pendientes?

A.G.: Si las personas queremos modificarnos a nosotras mismas, las organizaciones tienen que colaborar en ese cambio y crear el ecosistema necesario. Hay que incluir a las mujeres en las búsquedas de líderes, hay que promoverlas, hay que ayudarlas con algunas flexibilidades también.

P.: ¿Los hombres no deberían tener las mismas flexibilidades?

A.G.: Sin dudas. Hay que entender que los hombres también necesitan esas flexibilidades. Ellos tienen que empezar a disfrutar de algunos beneficios que hoy no están disfrutando.

P.: ¿Cómo cuáles?

A.G.: No están pudiendo disfrutar el rol de padre, ni el rol de pareja, o el de cocinero, por mencionar otro ejemplo. Están llenos de estrés y con una carga tremenda de llevar el dinero al hogar. Hay que entender eso, trabajarlo urgente, involucrarse. Hay que dejar de mirar para otro lado.

P.: ¿Cuál es el camino para liderar de una manera más responsable?

A.G.: Hay que gestionar mejor la diversidad, preparar sucesores, acostumbrarse a rendir cuentas. Tenemos que trabajar mucho más para nosotras mismas. En cuanto a las organizaciones, van a ser más responsables cuando empiecen a pensar cuál es su propósito. Hay que dejar de pensar que el único propósito es ganar dinero. Está bien que lo hagamos, pero no es el único objetivo. También hay una deuda muy grande por resolver temas sociales y ambientales. Hay que dejar de decir las cosas que suenan políticamente correctas. Hay que empezar a hacer, y tiene que ser ya.

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