Luego de un 2021 en el que se aceleraron cambios en modelos híbridos de trabajo, tecnología informática, sustentabilidad y nuevos comportamientos por parte de los clientes, estamos llegando al cierre de un 2022 donde la situación económica de nuestro país es muy desafiante y el principal problema social es la inflación. En nuestra industria, ésta genera incremento de costos, situación que se combina con una pronunciada baja en la demanda de dinero, baja tasa de ahorro y contracción en la demanda de crédito. Todo en un contexto de tasas y comisiones reguladas, así como también de restricciones cambiarias. No obstante, el sector financiero argentino atendió cerca de 35 millones de clientes individuos, incluyendo más de 7 millones de beneficiarios previsionales y más de 5 millones de titulares de planes sociales; además de más de 520 mil emprendedores, pymes y grandes empresas, que son motor de la economía, no sólo por su contribución al valor agregado y al empleo de calidad, sino también por su capacidad de generación de divisas genuinas y creación de empleo sustentable. Adicionalmente, las líneas de financiamiento a la inversión productiva en nuestro país alcanzan los 830 mil millones de pesos y desde hace ya más de 6 años, cualquier persona mayor de edad puede acceder a una caja de ahorro gratuita, lo que favorece enormemente la inclusión financiera. Un importante desafío pendiente para el sector y toda nuestra economía es la lucha contra el efectivo, ya que la bancarización mejora la trazabilidad de las operaciones y aumenta la formalización de nuestra economía.
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Transformación y desafíos para la banca del futuro
La transformación que venimos encarando las entidades financieras es un factor clave para sostener nuestros servicios y las demandas crecientes de nuestros clientes. En Supervielle, este proceso es cultural y atraviesa a toda la organización, poniendo al cliente en el centro. Lo hemos plasmado en nuestra visión de Human Banking, que define el modo en que brindamos servicios aprovechando todas las ventajas de la tecnología sin perder el toque humano. De esta manera, nuestros clientes tienen una experiencia más ágil, con un modelo de atención omnicanal que incluye la posibilidad de elegir dónde, cuándo y cómo operar, favoreciendo la autogestión. Lo logramos mediante la implementación de un nuevo modelo orientado a productos, organizado en torno a Tribus y Células multidisciplinarias y apoyados por Centros de Excelencia que incorporan prácticas de agilidad.
Pensando en los desafíos que enfrentará el sector en 2023, nos abocaremos a profundizar el desarrollo de capacidades sobre las cuales se sentarán las bases del futuro de Servicios Financieros, trabajando en procesos de innovación y en realizar inversiones para robustecer la arquitectura de nuestra plataforma tecnológica de API, acelerar la migración a la nube y explotar la analítica de datos. Pondremos especial atención en atraer nuevos talentos y en capacitarnos apalancando nuestra Academia de contenidos digitales, a medida que avanza nuestra transformación digital.
Queda por delante un largo camino por recorrer, pero las mejoras ya empiezan a verse y podrán desplegarse en su verdadera magnitud, en la medida en que resolvamos los desequilibrios de nuestra economía.
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