24 de mayo 2019 - 00:01

Trump vs.Jinping: el daño colateral

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Estados Unidos y China son responsables del 39% del PBI mundial, y su comercio bilateral de 16% de todas las importaciones y 14% de las exportaciones. Como porcentaje del PBI en China un 20% se vincula a las exportaciones de bienes y servicios y 18% a las importaciones, mientras que en EE.UU. estos valores son inferiores, 12% y 15%. Para dar cierto contexto, a nivel global estos valores son 28% y 28% y para nuestro país 11%, 14% (última información del Banco Mundial). Del total de las exportaciones norteamericanas 8,4% van a China y del total de las importaciones 21,5% provienen de allí, mientras que 10,4% de las exportaciones Chinas van a los EE.UU. y 6,5% provienen de allí. Valores significativos que explicarían la preocupación del mercado financiero por la pelea entre Donald Trump y Xi Jinping.

Una excusa infrecuente

Lo curioso del caso es que tradicionalmente las tensiones comerciales no han afectado a Wall Street. Al menos hasta el 22 de marzo del año pasado, cuando el S&P500 retrocedió 2,5% en consonancia con el anuncio norteamericano de nuevas tarifas a las importaciones Chinas, y cuatro días más tarde sumaba 2,7% con el inicio de conversaciones para celebrar un nuevo pacto comercial. Desde entonces y de manera creciente, lo que se ha dado en llamar la guerra comercial ha pasado a ser uno de los principales argumentos para justificar los vaivenes del mercado de capitales norteamericano (y por rebote del nuestro). En un reciente trabajo, Scott R.Barker (What Triggers Stock Market Jumps?, marzo 2019) examinaron los 1.112 movimientos diarios de más de 2,5% del Dow/S&P500 entre 1900 y 2018, revisando el comentario del día siguiente en el Wall Street Journal para determinar la causa esgrimida. Entre 1900 y 2017 solo siete de 1.103 variaciones se vincularon a cuestiones tarifarias, frente a tres del año pasado, lo que hace en términos históricos que el peso que se le estaría asignando a la política comercial sea un fenómeno inusual. Esto lo refrendan Scott R.Baker (Policy News and Stock Market Volatility, Mar.2019) analizando la volatilidad del S&P500 y el VIX desde 1985 a 2018, vinculando los saltos en la volatilidad con las causas que le asignaron al día siguiente los 11 principales periódicos norteamericanos. Entre 1985 y 2015 las cuestiones tarifarias fueron mencionadas en apenas el 2,5% de los casos; entre marzo y diciembre del año pasado saltaron al 26%. Lo irónico del caso es que si bien la contienda podría estar afectando al mercado accionario, la evidencia apunta a que esto no está teniendo un correlato significativo en el “mundo real”: las primeras estimaciones del PBI del primer trimestre 2019 muestra a los EE.UU. creciendo 3,2% (se esperaba 2,5%) y a China 6,4% (se esperaba 6,3%).

El daño potencial

Es claro que una reducción del comercio bilateral, a menos que sea sustituido con nuevos socios comerciales, debiera reducir el PBI. Pero esto no sería igual para los dos países. Según la gente de Oxford Economics, si las tarifas de 25% se extendieran a todas las importaciones chinas (u$s540.000 millones el año pasado) el PBI norteamericano podría reducirse hasta en un 0,5% (0,9% para el FMI) mientras las estimaciones para China (con importaciones yanquis por u$s120.000 millones) son de una caída del orden de 1,3% (1,6% para el FMI), lo que equivaldría a una reducción de apenas 0,3% en la capitalización yanqui y 1,8% en la China.

Causas y consecuencias

¿Por qué entonces el mercado bursátil parecería estar actuando como una lupa de esta lucha comercial? En 2018 las acciones norteamericanas retrocedieron 7,06% (índice MSCI) sumando 13,69% en lo que va de este año y las Chinas 20,43% recuperando 7,13% desde el ultimo día de diciembre. Alguno podrá decir que las acciones, en especial las chinas están anticipando lo que está por venir, lo que no merece nuestra respuesta. Más probablemente tenga que ver con que las grandes multinacionales de ambos países integran el pack de las mayores listadas, ya sea por el lado de la producción, la exportación o la fabricación, y ahí es donde la buena o mala relación entre ambos puede ser clave (basta pensar en Huawei y las amenazas sobre Apple). También podrían existir otras razones de más largo plazo y menos visibles, como el quiebre de la confianza en el sistema financiero global o que el freno por la contienda golpease a terceros países, reduciendo aún más el comercio de los EE.UU. y China (el FMI asigna a la pelea un potencial de reducir el PBI global en 0,8%). Explicaciones hay muchas -incluso que estemos frente a una “moda” que en su momento desaparecerá- para las que, al menos por ahora, no tenemos respuesta.

En el ínterin la guerra entre Donald Trump y Xi Jinping no parece amainar, prometiendo que las tensiones comerciales seguirán siendo una fuente de volatilidad o de argumentos para justificar la volatilidad del mercado. Pero mientras no medie una escalada dramática -y dejando de lado el efecto sobre algunas empresas puntuales- no debiéramos esperar que golpee significativamente a la economía norteamericana. La de terceros países, incluido el nuestro… no sabemos.

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