1 de septiembre 2019 - 09:29

Un impensado final

La política fiscal y monetaria de estos casi 4 años fueron la responsable de la situación actual, se subestimó todo y cada uno de los problemas

El Panel estará compuesto por Valores Negociables que se destinen a financiar proyectos que contribuyan con la mejora del medio ambiente y/o con problemáticas sociales.

El Panel estará compuesto por Valores Negociables que se destinen a financiar proyectos que contribuyan con la mejora del medio ambiente y/o con problemáticas sociales.

Mariano Fuchila. Gentileza BYMAData

Agosto ha sido el peor mes en la gestión del presidente, Mauricio Macri, un recrudecimiento de la crisis que venimos viviendo desde el año pasado y que aún no se ve hasta dónde puede llegar ni cuándo puede terminar.

Inflación: Luego del pico vivido en el 2018 donde había llegado al 47%, en los últimos meses había comenzado a disminuir. El salto del dólar ya produjo un incremento de precios importante que seguirá afectando en los próximos meses y hoy se proyecta un 50% de inflación para el año 2019.

Actividad: El piso parece no llegar nunca, sobretodo en la industria, otra vez empresas debieron suspender las ventas porque la inestabilidad cambiaria le impide poner precios a sus productos. A esa situación hay que sumarle la inmovilización y pérdida de dinero que sufrieron quienes resguardaban sus saldos en fondos comunes de inversión que se vieron afectados por la reprogramación de los vencimientos de instrumentos de corto plazo, como las lecaps y lecer.

Dólar: La mayor suba mensual 38%

Reservas: Record de caída para un mes u$s 13.801 millones

Tasa de política monetaria: 83.264% máximo absoluto de esta gestión

Deuda: Reprogramación en letras para empresas y personas que hayan invertido luego del 31/7. Como así también envía al Congreso de un proyecto para “reperfilar” los bonos de corto, mediano y largo plazo.

Acciones: Caída de 57% del índice Merval medido en dólares

Bonos: Bajas del 55% con el correspondiente salto del riesgo país a 2532 puntos.

La crisis se aceleró luego de las PASO, pero no la provocó esos comicios. Esa elección, que no es más que una interna, la ganó por amplia diferencia un candidato que ya era el favorito en las encuestas. Un candidato que no despierta confianza en los mercados, pero que tampoco declaró que vamos hacia un régimen comunista en la Argentina. El evento no es menor pero tampoco para derrumbar la economía como se derrumbó.

¿Porque tuvimos esta reacción entonces? Porque las variables económicas argentinas eran como un castillo de naipes, el cual se mantenía siempre y cuando nadie lo mirara fijo ni hiciera mucho viento. No era cierto que se habían establecido las bases fuertes en estos años para crecer en el futuro. Como tampoco era verdad que el programa financiero era consistente para cubrir las necesidades del 2019 aún con la ayuda histórica del FMI y habiendo tenido un primer semestre donde los porcentajes de renovación de letes fueron superior a lo proyectado, algo que debería habernos dado mayor margen para los meses que restan.

Luego de casi 4 años de gestión la responsabilidad es total y absolutamente del actual Gobierno, que recibió una herencia pesada, pero no solo no supo resolver los problemas sino que profundizó la mayoría de ellos y hoy quien reciba el gobierno en diciembre tendrá una herencia más pesada que la recibida por este gobierno.

La política fiscal y monetaria de estos casi 4 años fueron la responsable de la situación actual, se subestimó todo y cada uno de los problemas, se postergó la solución de los mismos y solo se fue fuerte contra el déficit fiscal cuando en el 2018 el mercado nos bajó el pulgar. Tomar deuda en dólares para financiar gastos corrientes fue uno de los errores más grave de este Gobierno, que luego compraba emitiendo pesos que a su vez eran retirados pagando tasas del 25/30% (hoy en 85%)

Párrafo aparte merece las críticas que se hicieron a los errores que se iban cometiendo, no fueron esas críticas (que muchas veces recibía respuestas desde la soberbia) las que provocaron o ayudaron a caer en una nueva crisis, esas críticas siempre se hacen con la intención de alertar a tiempo y cambiar el rumbo antes de colisionar.

Mucho más daño han producido quienes apoyaban todo sin analizar si estaba bien o estaba mal, simplemente desde el fanatismo por defender un gobierno en vez de buscar una mejor gestión. Mismo fanatismo que hoy les impide reconocer los errores y mantener el absurdo que “los problemas de los primeros 3 años de gestión fueron del gobierno anterior y que en el último año es del gobierno que puede llegar”.

¿Cómo sigue esto hasta diciembre? La situación es claramente complicada, el Gobierno no parece encontrar la vuelta y medidas como la comunicada por el ministro de Hacienda Lacunza a mediados de semana, donde reprogramó el vencimiento de letras, lejos de traer soluciones produce nuevos problemas. La oposición claramente puede ayudar con declaraciones que busquen llevar tranquilidad y certidumbre, pero es difícil pedirle esa responsabilidad a la oposición cuando no la tiene el oficialismo. No se descartan nuevas medidas económicas, esperemos que esta vez sean más productivas.

Dejá tu comentario

Te puede interesar