4 de marzo 2019 - 00:01

Un referente del sector automotor

Para la industria automotriz argentina, Franco Macri fue, sin duda, uno de los referentes más importantes. Desde Sevel, en los 80, marcó el ritmo de la actividad con la producción como licenciatario de las marcas Fiat, Peugeot y, en menor medida, Chevrolet. Tiempos del Duna, Uno, 504 y 505. Su época de espelendor la vivió en la primera parte de los noventa cuando, con la llegada de Carlos Menem, el país entró en una etapa de fuerte crecimiento. Con una economía todavía cerrada, la producción de 0 km se repartía entre tres jugadores. Además de Sevel -que era la empresa líder - competía Autolatina (Ford y Fiat) y Ciadea (Renault). Ese mercado cautivo y el crecimiento económico de los primeros años de la convertibilidad de Domingo Cavallo le permitieron alcanzar un récord que aún se mantiene. En 1994, Sevel logró una producción de 178.000 unidades, el mayor registro de la historia automotriz local. Eso en un mercado que ese año había llegado al pico de 508.000 vehículos. Para tener una idea del negocio que Macri manejaba en aquel tiempo, todo indica que en 2019 las ventas se ubiquen en un volumen similar al de 25 años atrás con la diferencia que, ahora, se reparte entre 12 terminales instaladas y más de 20 marcas importadas.

Con la bonanza económica de los 90, las automotrices multinacionales decidieron volver al país y Franco Macri negoció su salida. Primero de Fiat y luego de Peugeot, para dedicarse a otros los negocios que manejaba el Grupo Socma.

Sin embargo, la pasión por los autos lo hizo regresar en 2008 pero de la forma menos pensada. Sorprendió con el desembarco de la primera marca china en el país: Chery. En aquel momento era mirado por la gente del sector con un dejo de menosprecio sin imaginar que era el inicio de una tendencia que no se detiene. Hoy son 14 las automotrices de ese país en el mercado local. Dos de ellas -DFSK y JAC- también del Grupo Socma.

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