17 de diciembre 2018 - 00:01

Una administración financiera prudente para concretar obras para varias generaciones

Pese al complicado 2018 la Ciudad mantuvo en orden su situación económico-financiera. Se logró convertir gran parte de la deuda de dólares a pesos sin tomar endeudamiento para gastos corrientes.

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Pese a que 2018 fue un año complicado, la Ciudad de Buenos Aires mantuvo en orden su situación económico-financiera sin alterar la planificación oportunamente prevista.

Esto fue posible debido a una serie de factores, entre los que podemos destacar la prudencia con que se han venido manejando los recursos en el distrito durante los últimos 11 años y también a un conjunto de medidas que fueron adoptándose en el curso de este año, en cada oportunidad en que fue posible y necesario hacerlo.

La Ciudad definió oportunamente su perfil financiero, algunos de cuyos ejes son el manejo responsable de los plazos de vencimiento de deuda, la política de calce de monedas -a través de la cual gran parte de su deuda fue convertida de dólares a pesos, lo que le valió la calificación AAA por parte de Fitch- y el apego a un pilar de nuestra gestión según el cual no se toma endeudamiento para atender gastos corrientes sino solamente para obras de largo aliento, destinadas a beneficiar a varias generaciones de vecinos. Esos principios siguen manteniendo su vigencia para el año próximo.

Como consecuencia, el Gobierno de la Ciudad enfoca 2019 con la tranquilidad de saber que puede cumplir con un plan récord de infraestructura en estos cuatro años de gestión, sin abandonar una sola obra.

Hay que tener presente que hemos encarado una auténtica trasformación de la Ciudad, con obras de gran envergadura, algunas de las cuales se llevan adelante en conjunto con la Nación. Podemos mencionar los trabajos de elevación de las vías de los ferrocarriles Mitre, San Martín y Belgrano Sur, eliminando pasos a nivel y vinculando mucho mejor amplias zonas de Buenos Aires; el Paseo del Bajo, una de las obras de mayor importancia de los últimos tiempos que, además de significar un gran avance para el ordenamiento del tránsito, cambiará la fisonomía de una zona que merece ser disfrutada por los vecinos; la urbanización de varias villas y barrios para integrarlos plenamente a la vida ciudadana; la incorporación de más de mil unidades de vivienda en el Barrio Olímpico, de Villa Soldati, o el entubamiento del arroyo Vega, para terminar con el problema de las inundaciones en Belgrano y Colegiales. Muchas de éstas y otras iniciativas serán terminadas e inauguradas en el curso del próximo año.

A esto debe agregarse otras decisiones de gestión que estamos llevando adelante y que también cambiarán para mejor la fisonomía de la Ciudad como, por ejemplo, la construcción de 54 nuevas escuelas; la tan postergada erradicación de la cárcel de Devoto; la construcción del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat en los terrenos donde se encontraba el ya demolido “Elefante Blanco”; la radicación del Ministerio de Economía porteño y la AGIP en donde estuvo antiguamente la cárcel de Caseros y también el hecho simbólico de que el nuevo Ministerio de Educación tenga su lugar en el centro del Barrio 31, un paso clave en la integración social y urbana que esta gestión desarrolla día a día.

Equilibrio, ingresos e inversiones

Sin embargo, lo realmente significativo de esta gestión es que la transformación urbanística y social que estamos llevando a cabo se ha podido desarrollar de manera firme y concreta, sin por ello descuidar sus finanzas.

La Ciudad mantuvo una constante evolución positiva en materia de resultado financiero, que le permitió plantear sus últimos dos presupuestos equilibrados y con el objetivo -ya cumplido este año- de alcanzar el déficit cero.

Al mismo tiempo, el gasto en capital durante los últimos cuatro años fue en promedio del 20% del presupuesto, porcentaje que en 2007 se encontraba por debajo del 7%.

Pero esa evolución positiva se explica además por la mejora gradual y sostenida del resultado económico (relación entre ingresos y gastos corrientes), que pasó del 7% en 2015 al 23% en el presupuesto del presente año y del próximo.

Dijimos que el Presupuesto 2019 muestra un equilibrio entre ingresos y gastos, con un superávit primario de $25.800 millones. Hay que tener en cuenta que a partir del año próximo la Ciudad se hará cargo de la atención de los subsidios al transporte automotor de pasajeros y de las tarifas sociales de AySA y de la electricidad, además de dejar de percibir su parte del Fondo Federal de la Soja, todo lo cual supone una suma superior a los $6.000 millones.

A la cifra antes indicada debe añadirse que -en virtud del Consenso Fiscal- la Ciudad dejará de percibir otros $7.000 millones que antes se recaudaban en concepto del Impuesto a los Ingresos Brutos, cuya paulatina reducción proseguirá tal como estaba previsto, con el objeto de ir eliminando gradualmente la regresividad de este tributo.

Asimismo, en nuestro empeño por mejorar la calidad de vida de los sectores más vulnerables continuaremos ejecutando la mayor inversión de la historia de la Ciudad en infraestructura social. El reflejo en números de esta decisión es que el 51% del total del gasto presupuestario va al área de los servicios sociales como Salud, Educación y Acción Social.

El futuro perfil productivo

Otro paso relevante en dirección al futuro de la Ciudad es el de la redefinición de su perfil productivo.

Una década atrás se inició un camino que buscó determinar algunas áreas como vectores de desarrollo y espacios de emprendimiento. Así, por ejemplo, se impulsó el desenvolvimiento del exitoso Distrito Tecnológico en Parque Patricios.

Creemos que ahora llegó el momento de establecer, con toda la información necesaria a mano, las características de esas nuevas prioridades, que podrán modificarse en algún sentido o bien sustituirse por otras, teniendo en cuenta los cambios operados en la Ciudad, las previsibles demandas de cara al futuro y las necesidades, anhelos e inquietudes de los vecinos.

Tenemos en claro que un elemento crucial será la Educación, enfocada a capacitar a nuestros jóvenes para incorporarse a un mundo laboral cada vez más orientado hacia la tecnología, la modernización y los servicios. Entendemos que seguramente allí están algunos de los ejes que nos ayudarán a avanzar en nuestro propósito.

En síntesis, encaramos el próximo año con un ánimo que combina el máximo cuidado de los recursos confiados a nuestras manos con una clara decisión de seguir trabajando por una Ciudad cada vez más inclusiva, más amigable, más atractiva para las inversiones que generan trabajo genuino y de calidad.

Estamos convencidos de que no hay contradicción entre una administración responsable y un plan ambicioso de obras y servicios cuya financiación esté prevista con seriedad desde un comienzo. Por eso hemos dicho y repetimos que en la Ciudad de Buenos Aires las obras que se anuncian comienzan y se terminan en la fecha comprometida. No es un slogan, sino un modo de cumplir con nuestra tarea.

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