El chocolatero de San Luis Potosí que convirtió el negocio familiar en un poderoso imperio alimenticio con más de 150 marcas

En este artículo te contamos quién fue el chocolatero de San Luis Potosí que convirtió un pequeño emprendimiento en un imperio con más de 150 marcas.

 El chocolatero de San Luis Potosí que convirtió el negocio familiar en un poderoso imperio alimenticio con más de 150 marcas

Desde San Luis Potosí, Luis Costanzo Palafox logró transformar una pequeña chocolatería artesanal en uno de los negocios alimenticios más emblemáticos del país, con un legado que hoy suma más de 150 productos reconocidos por generaciones enteras.

Su nombre quedó ligado de forma definitiva a Chocolates Costanzo, una marca que trascendió el ámbito local sin perder su identidad regional. A diferencia de otros grupos empresariales, el imperio Costanzo creció con una lógica distinta: fortalecer la tradición, cuidar la calidad y construir una relación emocional con los consumidores.

El reciente fallecimiento de Luis Costanzo Palafox marcó el cierre de un capítulo fundamental para la industria dulcera mexicana. Con él se va el heredero que consolidó casi un siglo de historia empresarial, pero queda una marca profundamente arraigada en la memoria colectiva de San Luis Potosí y del país.

La historia de Luis Costanzo Palafox, el chocolatero de San Luis Potosí

La historia de Chocolates Costanzo comenzó mucho antes de que Luis Costanzo Palafox tomara las riendas del negocio. El origen se remonta a finales de la década de 1920, cuando su padre, José Costanzo Navazzotti, originario de Turín, Italia, llegó a San Luis Potosí tras haber trabajado en la histórica fábrica de dulces La Victoria.

En 1930, con recursos limitados pero con conocimiento técnico y visión emprendedora, fundó una microempresa en su propio hogar. Cinco años después, en 1935, adquirió una finca en la calle Galeana, donde inició la producción de dulces en mayoreo. Desde entonces, la familia Costanzo mostró una clara intuición comercial al instalar una de sus primeras dulcerías junto al Cine Azteca, frente a la Plaza de Armas, un punto estratégico para atraer al público.

Tras la muerte de José Costanzo Navazzotti en 1966, Luis Costanzo Palafox, junto con su madre María de los Ángeles Palafox, impulsó una nueva etapa de crecimiento. Durante esos años se fortaleció el modelo de venta independiente, lo que permitió que los productos llegaran a más puntos de la ciudad y consolidaran su presencia como referentes locales.

El momento clave llegó en 1993, con el fallecimiento de su madre. A partir de entonces, Luis Costanzo asumió plenamente la dirección de la empresa. Bajo su liderazgo, Chocolates Costanzo dejó de ser solo una tradición familiar para convertirse en una estructura empresarial sólida. En 1998, se asoció con empresarios potosinos para ampliar su capacidad productiva y profesionalizar la operación.

Lo que inició con un molino manual y un quemador rudimentario evolucionó hacia un sistema industrial con maquinaria de tecnología italiana y alemana. Gracias a esta modernización, la empresa logró construir un portafolio de más de 150 productos, entre chocolates, dulces típicos y confitería, muchos de ellos considerados íconos de la gastronomía potosina.

Actualmente, Chocolates Costanzo emplea a más de 100 personas, algunas con casi 40 años de antigüedad, lo que refleja la estabilidad laboral y el arraigo del proyecto. A pesar de su crecimiento, la marca tomó una decisión poco común entre los grandes negocios: no expandirse fuera del estado ni internacionalizarse, manteniéndose como una empresa orgullosamente local.

Con la muerte de Luis Costanzo Palafox, San Luis Potosí pierde a uno de sus empresarios más representativos. Sin embargo, su apellido seguirá siendo sinónimo de chocolate, tradición y visión empresarial, una huella imborrable en la historia económica y cultural del estado.