La historia de la Biblia en América Latina está marcada por siglos de restricciones y prohibiciones. Sin embargo, con la llegada de la independencia, una nueva era de libertad religiosa se abrió paso, permitiendo que la Palabra de Dios llegara a manos de millones de personas.
Cuándo y cómo fue la llegada de la Biblia a México: la historia desconocida
Hoy en día, la Biblia sigue siendo uno de los libros más leídos y estudiados en América Latina.
A principios del siglo XIX, mientras América Latina luchaba por liberarse del yugo colonial, un movimiento silencioso, pero poderoso comenzó a gestarse: la difusión de la Biblia. Sociedades bíblicas, como la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, aprovecharon este momento de transición para llevar las Sagradas Escrituras a las nuevas repúblicas.
A partir de cuándo se permitió leer la Biblia en México
La Inquisición española mantiene la prohibición de leer la Biblia en el idioma del pueblo hasta 1782, cuando el inquisidor Felipe Beltrán considera que las razones para la censura “han cesado ya por la variedad de los tiempos”. La derogación hace factible que la Biblia pudiera llegar al Nuevo Mundo, aunque con restricciones en cuanto a la versión factible de ser promovida públicamente.
Después de siglos de ser literatura perseguida, clandestina, la Biblia llega al antiguo Imperio azteca, a la Nueva España, a México-Tenochtitlan, y es distribuida como nunca antes por el enviado de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (SBBE), James Thomson.
En 1806, los primeros ejemplares de la Biblia en español llegaron a Buenos Aires y Montevideo. Durante los siguientes años, miles de Biblias y Nuevos Testamentos fueron distribuidos en Brasil, las Antillas y otras regiones de América Latina. Marineros, comerciantes, misioneros y voluntarios se convirtieron en agentes de esta nueva era de evangelización, llevando la palabra de Dios a rincones remotos del continente.
Una figura clave en esta historia fue James Thomson, más conocido como Diego Thomson. Este misionero escocés viajó por América Latina promoviendo el método de enseñanza Lancasteriano, que utilizaba la Biblia como texto principal. Además, se dedicó a traducir las Sagradas Escrituras al quechua, facilitando así el acceso de los pueblos indígenas a la Palabra de Dios.
La llegada de la Biblia a América Latina no estuvo exenta de desafíos. La Iglesia Católica, tradicionalmente celosa de su monopolio en materia religiosa, se opuso a la libre distribución de las Escrituras. Sin embargo, la creciente demanda de la población y el apoyo de diversas organizaciones hicieron posible superar estos obstáculos.
La difusión de la Biblia en América Latina tuvo un profundo impacto en la vida de millones de personas. Permitió a los fieles conocer directamente las enseñanzas de Jesús y fortalecer su fe. Además, contribuyó a la formación de una sociedad más educada y consciente de sus derechos.
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