22 de septiembre 2025 - 10:47

El humilde pescador de Veracruz que halló oro del Imperio Azteca valuado en 230 millones de pesos, lo usó para remodelar su casa y terminó en la cárcel

Las joyas se las encontró mientras buceaba en busca de pulpos. Él desconocía del origen de las mismas, pero fue acusado de violar el patrimonio nacional.

Raúl Hurtado, el pescador que halló joyas imperiales en Veracruz.

Raúl Hurtado, el pescador que halló joyas imperiales en Veracruz.

La historia de Raúl Hurtado, un pescador veracruzano, se convirtió en leyenda desde 1975, cuando en una jornada de buceo encontró en el fondo del mar un objeto brillante que resultó ser de oro puro. Lo que inició como un hallazgo casual pronto se transformó en una cadena de descubrimientos que hoy se conocen como las “joyas del pescador”, un tesoro arqueológico de enorme valor vinculado al Imperio Azteca y a la época colonial.

Hurtado comenzó a vender poco a poco las piezas que encontraba, con la asesoría de un joyero local que incluso fundía algunas para transformarlas en anillos y otras joyas modernas. El dinero le permitió mejorar su vivienda y darse ciertos lujos poco habituales en su comunidad, lo que despertó sospechas entre vecinos y conocidos.

El secreto salió a la luz cuando las autoridades, alertadas por los rumores y en el marco de una investigación por robo, registraron su casa y hallaron parte del tesoro.

Especialistas de la Universidad Veracruzana y del INAH confirmaron que no se trataba de oro común, sino de piezas de gran valor arqueológico, probablemente relacionadas con el mítico Tesoro de Moctezuma. En total, se recuperaron al menos 64 piezas, con un peso superior a los siete kilogramos y un valor actual estimado en más de 230 millones de pesos.

ORO PESCADOR VERACRUZ

Qué pasó con Raúl Hurtado y las joyas

Hurtado fue detenido y acusado de violar la ley de protección del patrimonio nacional. Aunque más tarde obtuvo la absolución al demostrarse que desconocía la importancia histórica de los objetos, pasó por la cárcel y sufrió el peso de un hallazgo que, en lugar de traerle prosperidad, le dejó problemas y un recuerdo agridulce.

Desde 1991, las “joyas del pescador” están bajo resguardo del INAH y se exhiben en el Baluarte de Santiago, en Veracruz, como uno de los tesoros más valiosos recuperados en aguas mexicanas. La historia de Hurtado es hoy un recordatorio de cómo el azar puede cambiar destinos, pero también de cómo el patrimonio cultural pertenece a toda la nación.

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