De galán de TV Azteca a siervo de Dios: el actor que cambió fama y polémica por la Fe

El exgalán de telenovelas dejó los reflectores por la vida religiosa en EE.UU. Su historia de transformación impacta a fans de todo el país.

De Galán de TV Azteca a Siervo de Dios: el actor que cambió fama y polémica por la Fe

En la memoria colectiva de la televisión mexicana, hay rostros que son sinónimo de una época. Uno de ellos, sin duda, es el de José Ángel Llamas. Con su mirada intensa y su porte de galán indomable, se convirtió en una figura clave de las producciones de TV Azteca y Telemundo durante los años 90 y la primera década de los 2000.

Sin embargo, detrás del éxito y los protagónicos, se tejía una vida personal compleja que, eventualmente, lo llevaría a tomar una de las decisiones más radicales que se recuerden en el medio: cambiar los foros de grabación por el púlpito de una iglesia.

El rostro inolvidable de las telenovelas de TV Azteca que hoy es Pastor

Para entender el impacto de su transformación, hay que recordar el peso de su figura. José Ángel Llamas irrumpió en la pantalla con una fuerza arrolladora en producciones como Nada Personal (1996), una telenovela de TV Azteca que rompió moldes y lo catapultó a la fama nacional. Su personaje, Luis Mario Gómez, un periodista valiente y comprometido, lo consolidó como el anti-galán que el público anhelaba.

A este éxito le siguieron otros tantos como Tentaciones, La Venganza y el inolvidable protagónico en Amor Descarado junto a Bárbara Mori. Llamas no era el típico príncipe azul; sus personajes a menudo eran complejos, atormentados y con un magnetismo que traspasaba la pantalla. Se había convertido en un cheque al portador para las productoras, un imán de rating que garantizaba el melodrama y la pasión que la audiencia exigía.

No obstante, la intensidad de sus personajes parecía tener un eco en su vida real. Su carrera no estuvo exenta de controversias, siendo la más sonada su turbulenta relación con la actriz Gaby Spanic. La propia actriz denunció públicamente haber vivido episodios de violencia física y verbal a su lado, acusaciones que proyectaron una sombra sobre su imagen de ídolo televisivo y que lo colocaron en el ojo del huracán mediático en más de una ocasión. Estos episodios, sumados a la vorágine de la fama, comenzaron a gestar un descontento interno en el actor.

Qué hace hoy José Ángel Llamas, el exactor de TV Azteca

En 2011, en la cima de su carrera, José Ángel Llamas hizo lo impensable: anunció su retiro. No se trataba de una pausa, sino de un adiós definitivo. No fue por falta de ofertas, sino por una profunda necesidad de reencontrarse. Según sus propias palabras, compartidas años después, se dio cuenta de que la fama y los personajes que interpretaba lo estaban vaciando y afectando su identidad y su relación con su esposa, la también actriz Mara Croatto.

Fue en ese punto de quiebre que encontró un nuevo camino en la fe. Junto a su esposa, comenzó a congregarse en la iglesia Calvary Chapel en Fort Lauderdale, Florida. Este acercamiento a la comunidad cristiana se convirtió en un proceso de sanación y reflexión. "Me di cuenta de que los personajes que interpretaba no reflejaban quién era realmente. Eso estaba afectando mi relación, incluso mi identidad", confesó en un testimonio para el canal de su iglesia.

Alejado por completo de los sets y el glamour, José Ángel Llamas encontró lo que él llama su "verdadero propósito". Hoy, su vida transcurre en Florida, donde en 2020 fue presentado formalmente como pastor. Junto a Mara Croatto, con quien tiene dos hijos, dedica sus días a servir a su comunidad, compartir enseñanzas bíblicas y dar testimonio de su radical transformación.

En sus redes sociales, donde se presentan como "Los Llamas", y en los videos de la congregación, se puede ver a un hombre sereno, con una sonrisa genuina, muy lejos de la intensa y a veces conflictiva imagen que proyectaba en la pantalla. "Hoy tengo un propósito para vivir. Estoy dedicado a Él", expresó. Su historia no es solo la de un actor que se retiró, sino la de una figura pública que decidió reescribir su guion por completo, cambiando la fama efímera por una fe que, asegura, le dio la paz que nunca encontró bajo los reflectores.