Con la cosecha del 90% del área de colza plantada en Paysandú, se registran rendimientos entre 1.700 y 1.800 kilos por hectárea. La cebada arroja en promedio 4.000 kilos por hectárea, con chacras que aportan entre 5.000 kilos y hasta 6.000 kilos por hectárea. Las cosechas de trigo son las más atrasadas, aunque ya se ha levantado el 50% del área. Sin embargo, no debe alarmar esta situación, ya que es totalmente normal que la colza se coseche primero porque se plantó primero, sembrando posteriormente la cebada que registró un adelanto en su tiempo de cosecha. Ahora están empezando los trigos, lo genera problemas relativos a la capacidad de maquinaria y capacidad de camiones de carga.
Cultivos de invierno registran mejores rendimientos de lo esperado
La zafra de cebada, colza y trigo ha generado incluso un colapso en la capacidad de carga y dificultades en las plantas de recibo de granos. Maíces necesitarán ayuda extra.
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Los rendimientos se estiman en un 20% arriba de lo previsto, lo que explicaría la falta de camiones y dificultades en las plantas para el recibo.
La soja y los cultivos de primera se mantienen a buen ritmo y tan pronto se levantan las cosechas se van implantando las segundas, aprovechando la buena humedad en el suelo tras los contratiempos generados durante la emergencia hídrica. Toda la soja de la primera siembra presenta muy buenas condiciones y las segundas están en contexto óptimo para su implantación.
Pese a la falta de lluvias, las noticias son buenas.
En Colonia y Litoral sur, a pesar de que fue una de las regiones que más sufrió la sequía, la primavera fría alargó el período de llenado de grano, ayudando a combatir la falta de agua en territorio.
En el centro, en Flores y alrededores, donde no se acostumbra a realizar doble cultivo, se empezó a desarrollar la alternativa, ya que la tecnología, los precios y las rotaciones estratégicas lo permiten, arrojando buenos resultados.
Se sigue trillando cebada y trigo y no se queda atrás en las canolas, donde se supo los rendimientos están cercanos a las cinco toneladas en cebada, superados por los de trigo. La colza por su parte, aportó 2.300 kilos por hectárea (500 kilos por encima del promedio nacional de 2021).
Para los cultivos de invierno, sorteando las dificultades mencionadas propias del extraordinario rendimiento, la cosecha se viene realizando de muy buena forma y sacando el doble de lo esperado. No es la misma perspectiva para la siembra de cultivos de verano, que se vio demorada por la falta de lluvias en algunas zonas. La humedad aceptable de los suelos recién se registró a fines de octubre, donde se pusieron en marcha los trabajos de siembra.
Las siembras de maíz quedaron prácticamente unificadas, ya que los más tempranos coincidieron con las ventanas tardías por la falta de humedad. Asimismo se avanza en la plantación de soja, sorgo forrajero (con demanda temprana para la producción de fibras), maíces sileros y sorgo granífero, entre otros.
Los últimos registros de lluvias (de entre 10 y 15 milímetros) trajeron el alivio necesario, creando el contexto requerido para disponer de las chacras ni bien terminadas las trillas de invierno. De todos modos la cantidad de agua disponible acota el margen de maniobra, y se esperan las lluvias.
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