5 de diciembre 2025 - 15:00

El enigma de Harvard: el presagio para 2026 que despierta el pánico del Juicio Final

Analizamos la controversial predicción de un estudio de Harvard que fijó el 13 de noviembre de 2026 como fecha límite para la humanidad. ¿Es real o solo una alarma?

El enigma de Harvard: la predicción para 2026 que despierta el pánico del Juicio Final

El enigma de Harvard: la predicción para 2026 que despierta el pánico del Juicio Final

El 2026, una fecha que, en las últimas semanas, ha encendido las alarmas en foros y redes sociales con una resonancia que va más allá de un simple rumor. El eco de una supuesta catástrofe global se ha amplificado, apuntando al 13 de noviembre de ese año como el temido "Día del Juicio Final". Lo que hace que esta alarma sea particularmente potente es la fuente que la respalda: un grupo de científicos de la prestigiosa Universidad de Harvard.

Pero, ¿qué tan sólida es esta afirmación? En la era de la información, donde el pánico viraliza más rápido que la verdad, es crucial desmenuzar el origen de esta profecía moderna que sitúa el fin de la civilización a la vuelta de la esquina. Analicemos el documento que ha provocado tal revuelo y por qué, a casi 65 años de su publicación, la temida predicción para 2026 sigue resonando.

La predicción de Harvard para 2026: el artículo que desató la alarma mundial

La raíz de este escalofriante pronóstico se encuentra en un artículo titulado, sin rodeos, “El día del Juicio Final: viernes, 13 de noviembre del año 2026 d.C.”. Publicado en 1960 en la revista Science, una de las publicaciones científicas más veneradas y de mayor trayectoria a nivel global, el trabajo fue firmado por los investigadores Heinz von Foerster, Patricia M. Mora y Lawrence W. Amiot.

Harvard College
El artículo sobre el fin del mundo en 2026 pertenece a un grupo de científicos de México

El artículo sobre el fin del mundo en 2026 pertenece a un grupo de científicos de México

La premisa central de los autores era sombría: utilizando modelos matemáticos, anticiparon que, si la tasa de crecimiento poblacional y el consumo desmedido de recursos naturales continuaban sin control y al ritmo de mediados del siglo XX, el planeta inevitablemente alcanzaría un punto de no retorno. Ese límite, el colapso demográfico y la incapacidad de sostener a la humanidad, se proyectaba para la fecha exacta del 13 de noviembre de 2026.

Es comprensible que, ante la cercanía del año señalado, esta antigua publicación haya sido rescatada y magnificada en el ambiente digital, despertando temores sobre una inminente crisis global.

Harvard y el error matemático de la Predicción para 2026

A pesar de haber sido difundido en una revista de la talla de Science, es fundamental entender que el estudio de von Foerster y sus colaboradores fue, incluso en su momento, objeto de fuertes críticas y desestimado por la comunidad científica. Fue catalogado como inexacto y excesivamente alarmista.

La razón principal es que los parámetros sobre los que se construyó el modelo predictivo no se han cumplido. La población mundial, aunque ha crecido, no lo ha hecho al ritmo geométrico que se calculó en 1960. De hecho, gran parte del mundo desarrollado no solo ha frenado su expansión demográfica, sino que ha entrado en una fase de estabilidad o incluso de recesión en sus tasas de natalidad. Países ricos se enfrentan ahora a la crisis opuesta: la falta de una población joven que sostenga la fuerza laboral futura, tal como lo experimenta Japón, en lugar de una crisis por sobrepoblación.

El artículo de Harvard no es un caso aislado, sino que forma parte de una larga y persistente tradición de pronósticos catastróficos basados en el crecimiento de la población. El ejemplo más famoso es el del economista y demógrafo británico Thomas Malthus, quien a finales del siglo XVIII publicó su Ensayo sobre el principio de la población.

Apocalípsis, Fin del Mundo

Malthus argumentaba que la población se duplicaba siguiendo una progresión geométrica, mientras que la producción de alimentos solo crecía aritméticamente. Su predicción fue que la civilización colapsaría inevitablemente por la escasez de recursos.

La realidad demostró que Malthus se equivocó. La disponibilidad de alimentos ha crecido exponencialmente gracias a la innovación científica, destacando la invención de fertilizantes modernos y la optimización agrícola. Además, contrario a lo que él pensaba, la prosperidad y la educación en muchas naciones han llevado a una disminución natural de las tasas de natalidad.

Este patrón de alarma se repite: una teoría impactante que captura la imaginación pública (llegando a ser debatida en noticieros y segmentos informativos, incluso en plataformas como Televisa y otros grandes medios) pero que, al confrontarla con la evolución demográfica y tecnológica real, resulta ser infundada. Los temores del Juicio Final, sean del siglo XVIII o una predicción para 2026, han demostrado ser desmedidos. El mundo sigue girando, y el 13 de noviembre de 2026 será, con toda probabilidad, un día como cualquier otro.

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