Desde 1928, Peñafiel comenzó su historia como un agua mineral de manantial en Tehuacán, Puebla, a cargo de los empresarios José María Garci Crespo de la Vega y Carlos Silva, bajo el nombre de “Manantiales de Tehuacán, S.A.”.
La meganoticia sorpresa que Peñafiel nunca le contó a México
De sabores populares y tradicionales, la marca que muchos creen muy propia tiene un aspecto muy particular.
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Las bebidas son del gusto de los habitantes de todo México.
Nueve años después cambió su denominación a “Manantiales Garci Crespo”, y en 1948, tras la salida de Crespo, adoptó el nombre con que la conocemos: Peñafiel.
Durante décadas, Peñafiel se consolidó como un ícono del mercado nacional, con embotelladoras y operaciones centradas en México, y se ganó su lugar en las despensas y los hogares mexicanos.
El giro en la vida de la compañía
Sin embargo, su historia corporativa dio giros importantes: en 1992 fue adquirida por la británica Cadbury Schweppes; tras la separación de ese grupo, pasó a manos de Dr Pepper Snapple Group; y finalmente, desde 2018, pertenece al conglomerado estadounidense Keurig Dr Pepper.
Hoy, aunque Peñafiel mantiene sus plantas en México y sigue embotellando bajo su nombre, su capital y propiedad corporativa son parte de un gigante global de bebidas. Eso significa que la marca original, una vez orgullosamente local, ahora opera bajo bandera extranjera.
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