La aerolínea mexicana en la que Carlos Slim Helú invirtió 50 millones de dólares, luego se arrepintió y la vendió a los 4 años

A pesar de las expectativas iniciales y el respaldo financiero que recibió la empresa, la permanencia del inversionista en este sector fue más corta de lo previsto originalmente.

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El historial de inversiones de Carlos Slim Helú incluye un episodio en el sector aeronáutico que concluyó con la desincorporación de una compañía tras un breve periodo operativo. En el ámbito de los negocios en México, los movimientos estratégicos de las grandes fortunas suelen atraer la atención por su impacto en el mercado.

Hace algunos años, se documentó una incursión importante en el transporte aéreo que involucró un capital significativo destinado a fortalecer una aerolínea nacional: la inversión de Slim Helú en Volaris.

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Así fue la inversión de Carlos Slim Helú en Volaris: una breve incursión en la aviación

Fue en 2010, al cumplir 70 años, cuando el ingeniero Carlos Slim decidió desprenderse de su participación en Volaris, consolidada hoy como una de las aerolíneas de bajo costo líderes en el mercado nacional.

La salida de Slim del sector aeronáutico respondió, principalmente, a que la aviación nunca fue una prioridad en su estrategia de negocios. Su visión siempre ha estado enfocada en pilares como las telecomunicaciones, la infraestructura y el ramo de la construcción.

Es importante recordar que cuando Volaris inició operaciones en 2003, contó con el soporte de grandes capitales mexicanos. En ese entonces, los nombres de Carlos Slim Helú y Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa, fueron clave para el despegue de la empresa. Ambos magnates realizaron una inversión considerable para poner en marcha el proyecto, que concretó su primer vuelo comercial en 2006. Se calcula que el dueño de Grupo Carso aportó cerca de 50 millones de dólares por medio de Sinca Inbursa.

A pesar del impulso inicial, el imperio de Slim tiene su centro de gravedad en la banca y las telecomunicaciones. Por ello, en 2010 optó por retirar sus activos de la aerolínea. En aquel momento, se manejó que el negocio aéreo no encajaba con su portafolio principal, además de que el empresario suele buscar sectores que ofrezcan una mayor rentabilidad y estabilidad a largo plazo.

Otro detalle relevante fue que su movimiento coincidió con el de Emilio Azcárraga, quien de igual forma decidió vender su parte de la sociedad, marcando el fin de una etapa para ambos empresarios dentro de la aviación comercial.