Fue la mujer más poderosa de San Luis Potosí, se enfrentó a gobiernos y ayudó a miles de personas vulerables de la entidad

La trayectoria de una figura femenina clave en la historia política y social potosina destaca por su influencia institucional y su labor en favor de los sectores desprotegidos.

Conoce la mujer más poderosa de SLP.

La historia del estado de San Luis Potosí cuenta con perfiles que marcaron un antes y un después en el ejercicio del poder y la gestión social. Una de las figuras más relevantes de la entidad se distinguió por su capacidad de negociación y por mantener una postura firme ante diversas administraciones gubernamentales: se trata de Conchita Calvillo.

A lo largo de su trayectoria, esta mujer consolidó un liderazgo que trascendió las esferas políticas tradicionales, enfocando gran parte de sus esfuerzos en programas de asistencia y apoyo comunitario.

La historia de Conchita Calvillo, un símbolo de San Luis Potosí

La historia democrática de San Luis Potosí no se explica sin Conchita Calvillo Alonso. Nacida en 1917 en la capital potosina, su vida cambió al casarse en 1940 con el médico Salvador Nava Martínez, junto a quien encabezaría una de las resistencias civiles más emblemáticas contra el autoritarismo del PRI y el cacicazgo de personajes como Gonzalo N. Santos.

El "Navismo" cobró fuerza en 1958, cuando Salvador Nava ganó la alcaldía de San Luis Potosí como independiente. Sin embargo, el camino no fue sencillo:

Represión en 1961: Tras un fraude electoral en la contienda por la gubernatura, el movimiento fue reprimido con violencia. Nava fue encarcelado y torturado, momento en el que Conchita asumió por primera vez el liderazgo para defender a los detenidos y mantener viva la causa a través de organizaciones de bienestar social.

El regreso en los 80: En 1982, el Dr. Nava volvió a la escena política ganando nuevamente la alcaldía, enfrentándose esta vez al poder del gobernador Carlos Jonguitud Barrios. Esta etapa estuvo marcada por bloqueos políticos y fuertes protestas civiles.

En 1991, Nava compitió por la gubernatura respaldado por una coalición opositora. Ante un nuevo fraude, inició una histórica marcha hacia la Ciudad de México. La presión social fue tal que el gobernador priista, Fausto Zapata, renunció apenas 13 días después de rendir protesta. Lamentablemente, el Dr. Nava falleció de cáncer en mayo de 1992.

Tras la muerte de su esposo, Conchita no se retiró; al contrario, tomó las riendas del movimiento y se convirtió en candidata a la gubernatura en 1993. En una elección atípica, se enfrentó incluso a su propio yerno, el candidato del PRI, Horacio Sánchez Unzueta.

Más allá de las urnas, Conchita se consolidó como una figura clave de la sociedad civil organizada:

• Paz en Chiapas: Fue parte de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI) entre el EZLN y el Gobierno Federal.
• Causas ambientales: Luchó activamente contra la Minera San Xavier.
• Activismo político: En 2006 apoyó las denuncias de fraude electoral de López Obrador y mantuvo su cercanía con movimientos sociales hasta sus últimos años, recibiendo en 2011 el Premio Nacional Carlos Montemayor por su incansable labor ciudadana.