Comienza la última etapa, lo que se viene para Lacalle Pou

El presidente inició el último tramo al frente del país y en la balanza pesa más que nunca lo que pueda hacer en el tiempo que queda. Balances y expectativas de "un gobierno en marcha".

El mandato de Luis Lacalle Pou al frente de Uruguay comienza su última etapa.

El presidente Luis Lacalle Pou comienza a transitar el último tramo de su etapa al frente del gobierno de Uruguay y los próximos pasos anunciados durante su discurso de Rendición de Cuentas frente a la Asamblea Legislativa posiblemente sean las últimas grandes iniciativas que pueda llevar adelante previo al año electoral que se avecina. ¿Cuáles son los balances y expectativas en el principio del fin del mandato?

A Lacalle Pou le tocó gobernar en una situación atípica, con una pandemia que llegó al país a los pocos días de haber asumido la presidencia y obligó a que los grandes avances e iniciativas comenzaran recién en el 2022. En ese sentido es que el balance de los primeros tres años de gobierno es positivo para Agustín Iturralde, director del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED): fue una gestión que avanzó “a la uruguaya, gradual, despacio, sin sobresaltos”, pero que tuvo agenda.

“Hay un esfuerzo en los primeros dos años de consolidación fiscal, de baja de gasto público, de mejora de la inversión, de mejora del crecimiento pospandemia que le permitió tener hoy un grado inversor muy consolidado, el mejor spread y el menor riesgo país de la región”, señaló en diálogo con Ámbito.com. Estos aspectos son “la base para mostrar cosas”.

La mejora del empleo —aunque no así del salario real—, los tres pilares de reforma educativa, de la seguridad social y de la inserción internacional, la mejora de los déficit, así como la inversión en infraestructura vial serán los puntos principales de la primera parte del gobierno de Lacalle Pou, según lo entiende Iturralde.

“Desde el punto de vista político el balance también es positivo, sobre todo los dos primeros años donde logró gobernar con mayoría parlamentaria de su propia coalición, una coalición que mucha gente apostaba que se iba a romper, que no se ha roto y continúa gobernando”, consideró el director del CED, teniendo en cuenta, incluso, que el 2022, políticamente, fue el peor año a partir del escándalo del caso Astesiano.

El caso Astesiano fue un golpe político y a la imagen de Lacalle Pou entre los uruguayos.

Foto: AFP

Una imagen que fue de más a menos

“El fin de la emergencia sanitaria por la pandemia tuvo para el gobierno distintos desafíos”, sostuvo Eduardo Bottinelli, director de Factum, a Ámbito.com; ya que “emergieron con mayor fuerza las preocupaciones de la población en otros temas como la economía, el empleo, la seguridad pública”. Y la percepción de la gestión de Lacalle Pou, atravesada ahora por una agenda “normal”, se complejizó.

Durante los primeros años de gobierno, la popularidad del presidente fue excepcionalmente alta: “la gente hace una muy buena valoración de la pandemia a partir de algunas decisiones complejas que tomó, que luego se demostraron como exitosas: no cerrar compulsivamente la economía, medidas que apelaran a la responsabilidad de la gente bajo el concepto de ‘libertad responsable’, la vacunación voluntaria que logró muy buenos indicadores muy tempranamente”, tal y como explicó Iturralde.

Esto lo dejó muy bien posicionado, con un índice de aprobación muy alto de su gestión que logró capitalizar en términos políticos con el avance de las grandes reformas en el 2022. Sin embargo, este año también marcó el comienzo del declive de esa imagen excepcionalmente positiva.

Para Bottinelli, “la pandemia, que fue una mala noticia para el gobierno, también ofició de dique de contención para descontentos, incluso como mecanismo explicativo de las condiciones vinculadas a las pérdidas de empleo o los resultados económicos”. Pero una vez que pasó, “se empezó a apreciar un comportamiento más normal en el desarrollo de la aprobación del presidente”.

Como pudo observarse en la última encuesta realizada por Opción Consultores, la aprobación del gobierno fue del 43% —cifras que se mantienen estables y relativamente altas—, pero el escándalo judicial en torno a su ex jefe de seguridad, Alejandro Astesiano, y la corrupción asociada afectó la imagen de Lacalle Pou.

Para Iturralde, este suceso “ha hecho que hoy tenga un juicio más neutral, con un saldo favorable muy parejo que no luce mal en términos históricos, considerando que, generalmente, el tercer año de mandato es el peor para los presidentes”.

Asimismo, “entre sus votantes sigue teniendo el respaldo de la gran mayoría”, señaló Adriana Raga, directora general de CIFRA, “si bien está en una posición algo más débil que la de Tabaré Vázquez en su primer mandato y la de José Mujica a la misma altura de sus gobiernos”.

“Aunque es probable que entre el conjunto del electorado haya más juicios negativos que positivos, no se espera que su imagen ‘se derrumbe’ en lo que queda de su gestión. La información histórica tiende a sugerir que el momento más débil de los gobiernos es justamente éste, a la mitad de la gestión, cuando la población siente que no todas las promesas se cumplieron. En el último tramo, en cambio, suele aparecer una re evaluación, y la opinión pública tiende a ser más benevolente con el presidente que ‘se está yendo’, consideró Raga en diálogo con este medio.

El presidente Lacalle Pou junto a la ministra de Economía y Finanzas (MEF), Azucena Arbeleche, anunciaron la rebaja del IRPF y del IASS.

Medios Públicos

Las expectativas para un gobierno que comienza su última etapa

Históricamente, el último año de los gobiernos es de poco margen para impulsar nuevas iniciativas, en un escenario político absorbido por el clima electoral. Por lo que el 2023 será el año para que Lacalle Pou concrete las grandes medidas prometidas y anunciadas durante su gobierno.

“Los últimos dos años de cualquier presidente son complicados, porque la percepción de los liderazgos es que ‘ya no hay tiempo’ para grandes cambios. Se tiende a administrar lo que se hizo, y eventualmente a gastar más dinero público en cosas "que se vean", y que idealmente atraigan votos. El anuncio de la rebaja del IRPF y el IASS se podría considerar en ese marco”, sostuvo Raga.

Para Iturralde, el foco estará en las reformas —educativa y de la seguridad social— y en apuntalar la mejora del ingreso en los hogares. Según el economista, Lacalle Pou intentará “generar una mayor sensación de bienestar”. “Estamos en un país que tiene 40.000 personas más trabajando que al final del gobierno pasado pero el promedio del salario real está dos puntos por debajo, por lo que va a hacer un esfuerzo muy grande en estos dos últimos años por mejorar el ingreso y, en particular, el salario real de las personas”.

En la misma línea opina Bottinelli, para quien “una de las formas que el gobierno ha tenido para mantenerse fuerte y sólido ha sido la de avanzar en las grandes reformas, ‘un gobierno en marcha’ fue uno de los slogans utilizados, a la vez que en el último tiempo ha utilizado un recurso vinculado a la dimensión de las inversiones”. Por lo tanto, el 2023 no sería distinto.

“Por un lado la transformación educativa que se empieza a implementar en marzo de este año y donde el gobierno tiene puestas muchas fichas en mostrar resultados a fin de año y comienzos de 2024. Por otro lado, la reforma de la seguridad social, que es la búsqueda de mostrar a un gobierno responsable que no tiene miedo a realizar reformas que no son populares, pero también de mostrar a un gobierno responsable con el futuro del país”, consideró el director de Factum.

Finalmente, “la perspectiva es que el gobierno logre avanzar durante 2023 con gran fuerza en inauguraciones de infraestructura con la idea de que en 2024 haya material político para mostrar los logros del gobierno en esta área”. Y así, con un futuro todavía incierto de la Coalición Multicolor y sin candidatos definidos aún, fortalecer el posible escenario de continuidad de este gobierno.