Argentina sorprendió al mercado internacional con el Bonte 2030, un bono en pesos a tasa fija habilitado para inversores extranjeros no residentes y con una tasa de interés atractiva que logró su cometido: la demanda superó ampliamente la oferta y el gobierno del país vecino introdujo 1.000 millones de dólares en unas reservas en estado crítico y exigidas por los compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero, ¿cuál fue la recepción de la emisión en Uruguay? Ámbito consultó con fuentes financieras.
Crece el interés de inversores uruguayos en activos argentinos, aunque aún los perciben como riesgosos
Analistas y asesores financieros registraron un aumento de consultas locales por activos de empresas del vecino país.
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Los inversores uruguayos empiezan a recuperar confianza en Argentina, pero queda camino por recorrer.
Con algunas señales tibias, los uruguayos empiezan a mirar hacia el mercado argentino, que en los últimos años se caracterizó por su incertidumbre. Para un inversor de tipo conservador o moderado como el que predomina en el país, el riesgo que suponía cualquier producto financiero proveniente del otro lado del Río de la Plata eclipsaba cualquier otro elemento positivo que fuera parte de la oferta.
Con la asunción de Javier Milei y una economía marcadamente pro mercado —acompañada de medidas específicas como la flexibilización del cepo cambiario, la reducción de la inflación y una relativa estabilización de la macro—, las muestras de interés comenzaron a aparecer tímidamente. Principalmente, obligaciones negociables (ON) de empresas argentinas, pero también algunos bonos en dólares y las distintas series del Bopreal (Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre), tuvieron compradores en Uruguay.
En este marco, el gobierno argentino lanzó el Bonte 2030 (TY30P), que cortó con un cupón del 29,5% TNA (TEA: 31,8%; TEM: 2,32%; MD: 2,5%), una tasa elevada en un escenario en el que se mantenga el proceso desinflacionario —y en comparación con los demás bonos del mercado de capitales vecino—, destinado premiar a los “valientes” que depositaran dólares en el Banco Central (BCRA) a cambio de una tasa fija en pesos.
Poco interés en el mercado uruguayo
Pese al buen desempeño que tuvo el Bonte 2030 en términos generales —como así se desprende de los balances hechos por el gobierno argentino y una demanda por 1.700 millones de dólares que superó la colocación ofertada por el Tesoro—; e incluso ante la cercanía de ambos mercados, en Uruguay no hubo grandes repercusiones.
Consultado por Ámbito sobre el interés que despertó a nivel local la nueva emisión argentina, Patrizio Drago, sales trader y representante de Adcap Grupo Financiero en Uruguay, fue tajante: “por ahora, cero interés”. “Es un combo explosivo”, añadió, en referencia a Argentina y al pago de interés como renta fija en moneda local (pesos argentinos).
“Lo que se ha visto en general es que, desde el último default, casi nadie en Uruguay considera a Argentina, ni siquiera en hard currency”, explicó. A esto se le suma, además, que la gestión de portafolios en el país es cada vez más profesional y se diversifica a través de instrumentos como fondos mutuos y ETFs, por lo que la inversión “directa” en renta fija ha perdido mucha tracción en el mercado.
“Además de que es un activo de altísimo riesgo”, insistió, más aún considerando que, hasta hace algunos meses, no existía una curva en pesos a tasa fija que permitiera evaluar el bono.
Por su parte, Diego Vuille Lafourcade, contador y socio del estudio contable, tributario y legal Vuille Lafourcade, apuntó que “el inversor uruguayo individual es muy conservador, y este tipo de colocaciones, con los antecedentes históricos, son consideradas de mucho riesgo, por lo que no son atractivas localmente”. “Suele mirar mercados con otra confiabilidad para resguardar sus capitales”, insistió, dando cuenta de que todavía Argentina no es un mercado seguro en este lado del Río de la Plata.
“Salvo algún caso puntual, es difícil que haya interés en Argentina”, consideró Drago, y Vuille Lafourcade señaló esos pocos casos como propios de un inversor a nivel corporativo, antes que individual.
Señales de una confianza moderada
Si bien Argentina sigue siendo de alto riesgo para el uruguayo, lo cierto es que parecen aumentar las señales de un interés por estabilizar y consolidar el mercado de capitales que encuentran su respuesta en la percepción de que, en el mediano plazo, se pueda recuperar algo de confianza en el país vecino.
“Argentina tiene que pasar por un proceso de salir al mercado de capitales y, de a poco, ir recuperando la confianza para ganar al inversor uruguayo conservador”, explicó Alan Babic, asesor financiero de Balanz Uruguay.
Según el especialista, el Bonte 2030, particularmente, suponía factores que todavía generan dudas en el mercado local, tales como la compra en dólares pero el pago de intereses en pesos argentinos, o el objetivo de la emisión misma de aumentar las reservas del BCRA —por lo que el dinero ingresa directamente al Tesoro—; pero aun así “hubo consultas”.
“Es algo nuevo, es la primera vez que hacen esto, y en esta primera instancia desde Uruguay no hubo mucho apetito, pero sí consultas. Hubo interés en saber de qué se trataba, aunque no de invertir específicamente”, resumió Babic. Estas señales incipientes, sin embargo, las valoró como un dato a tener en cuenta: el inversor uruguayo empieza a mirar con otros ojos al mercado argentino.
No es una visión aislada: las financieras del país ya reciben consultas por distintos instrumentos de inversión argentinos, con algunas compras de bonos en dólares —como el Global 2030 (GD30) o el Global 2035 (GD35)— y de Bopreal; aunque el producto más solicitado y que, incluso, algunos gestores de portafolios y asesores de inversión ofrecen a sus clientes —con perfiles más agresivos—, son las obligaciones negociables de empresas como YPF o Pan American Energy.
“Los inversores uruguayos empiezan a evaluar la posibilidad de invertir en Argentina a través de ONs, hay demanda y apetito por más productos argentinos. Están más sueltos los clientes para operar este tipo de activos y empiezan a evaluar las acciones argentinas ante la señal de que el mercado de capitales argentino está vivo y hay chances de que pueda seguir creciendo”, consideró Babic, quien entiende además que, si bien no hubo avalanchas con el Bonte, en eventuales emisiones puede haber mayor interés, basado también en la buena experiencia de la primera colocación.
Otras lecturas, como la de Vuille Lafourcade, son menos optimistas: “El flujo históricamente fue al revés, desde Argentina hacia Uruguay, y no creo que eso pueda cambiar en el mediano plazo”, sostuvo el contador.
El tiempo confirmará el status quo o sorprenderá con cambios en la relación entre ambos mercados rioplatenses. Mientras tanto, algunos inversores ya se animan con algunos activos todavía relativamente seguros, a la vez que otros observan más señales del gobierno argentino que no solo apunten a construir confianza sino que, efectivamente, la construyan.
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