Mas allá de haber presentado su renuncia indeclinable a la presidencia de Ancap el pasado 19 de diciembre, el ingeniero Alejandro Stipanicic no perdió ese particular entusiasmo al hablar de la empresa en la que desarrolló buena parte de su carrera profesional y su corta -por ahora- carrera de gestión política.
"Hay falta de responsabilidad y de institucionalidad en la toma de decisiones en el Estado", advirtió Alejandro Stipanicic
El extitular de Ancap sostuvo que el presidente Lacalle Pou tomó la decisión sobre el negocio de hidrógeno verde con información defectuosa.
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Alejandro Stipanicic planea pasar al sector privado tras décadas en Ancap.
En este diálogo con Ámbito repasa lo que considera múltiples hitos de gestión, anuncia que su futuro está en el sector privado y es crítico al funcionamiento del Estado y la gobernanza de las empresas públicas en el Uruguay.
Si tuviera que hacer “una foto” de la manera más resumida posible de su la marca de su gestión, ¿cuál sería ese destaque?
- Hay tres grandes áreas en las cuales hubo cambios. Hubo cambios legislativos, hubo cambios en los procesos de negocio y en los negocios mismos. Son transformaciones que en todo sentido cumplen con los objetivos de lidiar con esa dualidad que hay entre el presente y el futuro, entre lo importante y lo urgente, entre la rutina y lo necesario. En los cambios legislativos tenemos el fin del monopolio en lo que es combustibles de aviación y para los barcos. Hubo cambios en el rol regulador de Ancap en lo que es el sector de los combustibles. Y, finalmente, también a instancia nuestra fue la incorporación de todo lo que es el hidrógeno verde y sus derivados a los objetivos y cometidos específicos de Ancap.
Las empresas públicas pueden hacer solo lo que les permite la ley, a diferencia de las empresas privadas que pueden hacer todo lo que no está prohibido por la ley. Entonces en el caso de Ancap no puede participar en temas de hidrógeno, en negocios, si no tiene un mandato expreso en la ley. Y eso lo tiene, y es la única, por lo cual Ancap es la que tiene que cargar sobre sus espaldas la responsabilidad del Estado de hacer visible la potencialidad del hidrógeno en Uruguay.
En negocios, también hicimos cambios importantes en la visualización del negocio del cemento. Hicimos un compendio de todos los intereses comunes en la sociedad uruguaya para tratar de salir de esa situación con un planteo de asociación con un privado. Logramos generar adeptos, pero finalmente no se presentaron ofertas por el temor a una reacción sindical desmedida, a incorporarse a un mercado muy chiquito y ajeno para los inversores extranjeros con necesidades de inversión demasiado fuertes y sin un mercado atractivo.
Finalmente, en la tercera dimensión de todo esto, está la situación propia de Ancap. Entre el 2012 y el 2019, era titular de los diarios, era materia de crítica pública y eso generó un ambiente en el cual la moral de la gente estaba quebrada. Una de las tareas más importantes era, para cumplir con los objetivos del presente y futuro, tratar de restituir el orden en los procesos sindicales. Y eso se logró con la adquisición de propósitos y objetivos, y así hicimos un convenio con el sindicato. A pesar de todos los líos que tuvimos, hicimos cosas muy importantes con ellos.
¿Qué cosas le quedaron con sabor amargo por no poder concretarlas o finalizarlas como quería?
- No considero nada que haya quedado trunco, todo lo que tenía que lanzarse se lanzó, las metas que tenían que cumplirse antes del fin del mandato se cumplieron tal y como estaban pensadas. Aparte, sé que dejo una administración en manos de gente muy muy capaz, sé que los profesionales de Ancap son extremadamente valiosos y que van a trascender cualquier directorio.
¿El sabor amargo está en la falta de entendimiento con el Poder Ejecutivo respecto a las políticas de hidrógeno verde quizás?
- Es un poco más profundo. Es la frustración es haber comprobado cómo en el Estado en general, cómo en el sistema político, se toman decisiones muy trascendentes de forma muy liviana. El ejemplo del hidrógeno verde es un ejemplo claro. Una persona con escaso conocimiento y escaso estudio del tema le dijo a otra persona un titular y ese titular llega al presidente de la República y el presidente de la República dice ‘no, eso no me gusta’. Y la vuelta de tuerca para atrás es saquemos tal anexo de tal contrato. Y cuando tu analizás lo que se decidió y analizás los argumentos que se usan, es como que si yo te dijera estoy argumentando a favor del viaje a la Luna y lo que estábamos decidiendo era comprar un auto. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Y eso es por la liviandad, la falta de responsabilidad, la falta de estudio y la falta de institucionalidad con la que se toman las decisiones a nivel del Estado en general.
Una empresa del porte de Ancap no se puede manejar con ciclos de 5 años que ni siquiera son de 5 años. De los 5 directores que quedan ahora, hay uno solo que asumió en 2020. Y hay directores que todavía no conocen a todos los gerentes. Y hay directores que todavía no entienden el 10% de la complejidad de los temas que se dan al nivel del directorio. En general, los directores de las empresas no siempre asumen el rol que deben asumir y asumen un rol de gerente sobre los gerentes. A esa falsa sensación de autoridad, le encuentro un error de cálculo. Los directores están para pensar en el largo plazo. Y si son designados para estar a lo sumo 5 años, está difícil pensar en el largo plazo.
¿Eso lo hace pesimista en que pueda existir una política de Estado sobre el tema?
- Desde la década de los 90, en energía hubo un gran consenso, después puede haber matices en la implementación, entonces a mí me preocupa el tema de la política de la orientación de la política de Estado. El gobierno que viene va a seguir con el desarrollo de la transición energética, así como este siguió algunas de las líneas de los gobiernos anteriores. El problema no está solamente en las políticas, está en la ejecución de las mismas. Ahora que soy un ciudadano de a pie te lo puedo decir: las empresas públicas no toleran el cambio de los directores tan frecuente y nosotros no hacemos algo en el gobierno de las empresas públicas para sostener por lo menos al presidente y al vicepresidente por más de un período.
¿Cuál será su futuro? ¿Seguirá vinculado a Ancap?
- No tengo ninguna propuesta laboral. Sigo siendo funcionario de Ancap, pero mi idea es irme al sector privado. Me aseguré cuando asumí la presidencia que mi gerencia quedara en manos de una persona de forma definitiva. Porque justamente, si no sería incoherente con lo que te estaba diciendo, no se puede estar generando transitorios en una organización. Además, sería incómodo para mí y para el futuro presidente de la empresa tener a un expresidente en la vuelta. Por ahora estoy de vacaciones y ya en febrero retomaré mi trayectoria laboral con correspondencia.
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