El conflicto por las patrullas oceánicas chinas está lejos de terminar en el Ministerio de Defensa: cuando parecía haber quedado atrás con la selección de un astillero español, el tema volvió a la agenda con el envío, desde Pekín, de una dura carta sobre las desprolijidades de la licitación, al tiempo que un alto mando que desaconsejó optar por la oferta europea, renunció.
La compra de patrullas oceánicas chinas vuelve a enturbiar al Ministerio de Defensa
China envió una dura carta al Senado, mientras que renunció el jefe de Estado mayor de la Armada que rechazó la elección del astillero español.
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El gobierno ignoró la presión de China y no le comprará buques patrulleros
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El PIT-CNT criticó la compra de los buques OPV

El ministro de Defensa, Javier García.
La compañía estatal China Shipbuilding Trade (CSTC) dirigió a la Comisión de Defensa del Senado una dura carta en la que repasa las idas y vueltas en el llamado a licitación para la compra de dos patrullas oceánicas (OPV, por su sigla en inglés), para terminar criticando la falta de seriedad del proceso.
“Siendo Uruguay un país reconocido internacionalmente por el apego a las normas y a las formas, ¿cómo es posible que se manejaran ofertas y se solicitaran cotizaciones por fuera del proceso, cuando aún el proceso licitatorio estaba abierto?”, cuestionó CSTC sobre los contactos que tuvo Defensa con empresas españolas, por una de las cuales terminó optando, informó El Observador.
¿Cómo fue el proceso de compra de las patrullas oceánicas?
La compañía china había obtenido “96 puntos y fracción sobre 100 posibles”, según la comisión técnica asesora de la Armada. Sin embargo, al momento en que se filtrara que era la única empresa calificada para quedarse con la licitación, surgieron presiones por parte del gobierno de Estados Unidos a través de su embajada en Uruguay.
Washington aclaró que una cosa era tener una relación comercial basada en la exportación de materias primas y otra muy distinta comprar a China material bélico. Incluso llegó a ofrecer dos barcos propios como alternativa a la compra de los buques patrulleros chinos.
Entonces, en enero de este año, el ministro de Defensa, Javier García, declaró desierta la convocatoria ya que todas las ofertas recibidas –tres en total- superaban por hasta 68 millones de dólares el monto disponible para el gasto, que era de entre 100 y 120 millones por las dos patrullas.
Mientras Estados Unidos mantenía su presión, Defensa avanzó en los contactos con una naviera noruega para adquirir dos patrullas que debían ser restauradas. La operatoria requería una inversión de u$s 100 millones de dólares -un costo mayor al de adquirir unidades nuevas- y enseguida despertó críticas. Finalmente, el plan fue abortado.
A mediados de julio, luego de un segundo llamado internacional, el ministro García anunció que las dos OPV serían adquiridas a 92 millones de dólares al astillero español Cardama, a pesar de un informe del jefe del estado Mayor de la Armada, contralmirante Gustavo Musso, que la calificó como la peor empresa de las que estaban concursando. La misma, entre otros aspectos, no tiene experiencia construyendo patrullas oceánicas de esas características.
¿Qué dice China sobre sus propuestas al Ministerio de Defensa?
La compañía estatal China Shipbuilding Trade afirmó en la carta enviada al Senado que el 6 de marzo envió a Uruguay una nueva propuesta, “manteniendo las características técnicas principales del buque original, pero deduciendo algunos equipos y servicios accesorios con el fin de rebajar el precio (…) llegando a la cifra de u$s 131.980.000, expresando la oportunidad de qué, en caso de que se nos convoque a una negociación, ‘se logrará una mejor y más económica solución que satisfaga ampliamente a ambas partes’”.
Según Pekín, la única respuesta recibida por parte del Ministerio de Defensa fue el acuse de recibo de la nueva oferta.
CSTC participó del segundo llamado a licitación pese a que, según la empresa, “los requerimientos de esta nueva propuesta nunca estuvieron bien definidos”. “Pasamos de un pliego de 89 folios con requisitos, garantías, factores de ponderación, puntajes de evaluación, etc., a recibir los requisitos por teléfono o por una nota de menos de media carilla”, señaló la carta.
La empresa china volvió a presentar la oferta inicial, pero sumó una segunda, más económica, acorde al precio tope manejado, e invitaron a las autoridades de la Armada a visitar sus instalaciones. Funcionarios de Defensa descartaron viajar a China a tal fin, pero sí visitaron el astillero Cardama, en España.
El jefe de Estado mayor de la Armada dio un paso al costado
En medio de esta nueva polémica por el manejo del Ministerio de Defensa de la adquisición de las patrullas oceánicas, el contralmirante Gustavo Musso, jefe de Estado Mayor de la Armada, presentó su renuncia.
El contralmirante fue el encargado de analizar las diversas ofertas que existieron para la compra de las OPV y fue el autor del informe que desaconsejó la compra al astillero Cardama, ubicándolo como la última de las opciones, superada por el astillero Gondan (España), Cotecmar (Colombia), Kership (Francia), y Hyundai (Corea del Sur).
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