17 de febrero 2023 - 08:56

Sequía extrema, ¿por qué esta es diferente a las anteriores?

Más allá de los eventos climáticos que se sufren en esta época del año, esta fenómeno tiene una particularidad ¿De qué manera afecta el cambio climático?

tierra-arida-tierra-seca-agrietada.jpg

La sequía en el 100% del territorio uruguayo lleva a cuestionarse las causas de este fenómeno que se viene repitiendo periódicamente, con 13 emergencias agropecuarias en 14 años, y su relación con el cambio climático; como así también indagar en las soluciones brindadas por el gobierno al sector agropecuario, cuáles son sus fallas y cuáles podrían llegar a ser las posibles medidas estructurales necesarias.

Sequias en la historia cercana del Uruguay hubo muchas, según Lucía Puppo, ingeniera agrónoma y profesora de la Facultad de Agronomía de Udelar. En las últimas décadas, se dieron en los años 1988/1989, 1998/1999 y 2005, principalmente en el noroeste del país, y en 2008/2009 y 2010/2011 en el norte del Uruguay. Todas fueron parciales y no se asemejaron a la sequia que sufre actualmente el territorio uruguayo.

La particularidad de esta sequía es que se da junto al fenómeno climático de “La Niña” que estuvo presente tres años consecutivos. “Es un fenómeno que existe hace muchos siglos y se caracteriza por su variabilidad climática” explicó a Ámbito.com el meteorólogo y especialista en cambio climático, Mario Bidegain.

Este fenómeno tiene una periodicidad irregular, entre 2 a 7 años, y se denomina la fase de El Niño/La Niña cuando las temperaturas del mar en el Pacifico oriental tropical tienden a bajar o subir 0,5°C por encima o por debajo de las temperaturas promedio. A diferencia del fenómeno de El Niño, La Niña genera precipitaciones por debajo de lo normal y es precisamente lo que esta sufriendo Uruguay.

¿Qué tiene que ver el cambio climático?

Lo inusual de la situación podría llegar a hacer creer que el cambio climático tiene un gran papel. Sin embargo, Guadalupe Tiscornia, coordinadora de la Unidad de Agro-Clima del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), asegura que ha habido este tipo de situaciones a lo largo de la historia, aunque no descarta evaluar el fenómeno en el largo plazo “para determinar si fue una situación puntual o es que efectivamente es así, y si esos fenómenos se empiezan a dar cada vez más seguido”.

Si bien todavía se descarta que esta situación en específico sea completamente culpa del cambio climático, los especialistas no desestiman que lo que sí hace este fenómeno es exacerbar los eventos climáticos. “Al cambio climático se le puede atribuir el aumento de la frecuencia con la que vienen ocurriendo los eventos extremos, tanto sequías como inundaciones, fenómenos que se vienen intensificado en el mundo y en la región”, estableció Puppo.

El meteorólogo, por su parte, remarca que el aumento de las temperaturas de los océanos sí está marcado por el cambio climático, lo que empeora la situación de la sequía. “Puede haber influencias por el lado de las temperaturas. Debido a que lo que se observa en las últimas décadas es un calentamiento general de todas las aguas de los océanos, incluido el Atlántico Sur”, remarcó.

La situación del campo y las buenas (pero lentas) respuestas del gobierno

El sector agropecuario es, sin dudas, el más azotado por la sequía. El 17 de enero, el gobierno liderado por Luis Lacalle Pou decidió extender la emergencia agropecuaria hasta el mes de abril.

“Desde noviembre venimos alertando a las autoridades que se iban a tener problemas debido a la deficiencia hídrica que ya había a esa altura del año y viendo los pronósticos que se venían anunciando”, explica el Presidente de la Federación Rural e ingeniero agrónomo, Martín Uría. El ingeniero remarca que las respuestas del gobierno fueron buenas y que respondieron las necesidades de los productores.

Sin embargo, hay un problema con la burocracia y la lentitud en las respuestas que no coinciden con la urgencia que tiene el sector. “Cuando se entra en lo operativo, entramos en un sistema burocrático que frena la velocidad de decisión, en contrapunto a esa necesidad de rápidas soluciones que tenemos los productores” remarcó Uría.

Frente a esto, hace tiempo que se viene alertando sobre la importancia de crear planes y soluciones estructurales. “Hay que estar preparados y tener la solución, aunque no la vayas a usar y no tener que salir corriendo al grito cuando vienen situaciones complicadas”, afirma Tiscornia, coordinadora del INIA. “Eso hace que los impactos sean mucho mayores y sean tardías las respuestas”, agregó.

El presidente de la Federación Rural cree importante que se junte todo el espectro relacionado a la actividad agropecuaria, con todo el espectro político y se trate de generar un plan a nivel nacional para poder hacer frente a estos fenómenos que cada vez son menos inusuales. En primer lugar, remarcó la necesidad de tener agua almacenada.

“Debemos empezar a pensar cómo piensan esos países donde realmente viven este problema y tenían esa irregularidad en las lluvias como algo normal y adaptar nuestro sistema productivo y nuestra estructura para esta irregularidad”, agregó Uría.

¿Qué se puede hacer?

Frente a esta pregunta, las respuestas pueden ser infinitas y depende de cada parte que compone el sector agropecuario. Sin embargo, Uría expresó la necesidad de empezar a pensar en nuevas posibilidades de riego y tecnificarse en el mismo.

En este sentido, se está estudiando la posibilidad de implementar un proyecto estructural para construcción de pozos entre el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), el Ministerio de Ambiente, las intendencias y el Banco de la República del Uruguay (BROU).

Según la profesora de la Facultad de Agronomía sería importante que también se construyan tajamares respetando las pautas de manejo de estas obras. “De esta forma se podría asegurar no solo agua suficiente y de calidad para los animales, sino también el alimento suficiente mediante el riego de una pequeña área que permita hacer sustentable al sistema productivo” explicó Puppo.

Por otro lado, la especialista recomienda “la implementación de líneas de crédito para la construcción de represas (obras de mayor envergadura) para el riego de cultivos, con plazos de amortización e intereses que estén acorde a los sistemas productivos y sus ciclos”. Sin embargo, la ingeniera aclara que los tajamares y las represas son obras de captación del agua de escurrimiento y en la actualidad, el Uruguay capta menos del 4 % del agua de escurrimiento mientras que el 96 % restante termina aportando al Océano Atlántico.

Puppo estableció que la implantación del riego en Uruguay sigue siendo muy baja – con excepción del arroz que se riega el 100% – a pesar de que se haya probado su efectividad en estudios. Esto se debe a varios factores, entre los que se encuentran, los costos elevados de inversión y operativos, el desconocimiento asociado al uso de la tecnología y del manejo del riego y los costos elevados de la energía.

Sin dudas, según los expertos, las soluciones tienen que ser múltiples y tienen que afrontar diferentes frentes como para tener, al menos, una previsibilidad mínima de lo que pueda llegar a suceder en un futuro incierto marcado por fenómenos climáticos cada vez más extremos

Dejá tu comentario

Te puede interesar