Lo vemos en giras exitosas como "Fuego", brillando en programas de máxima audiencia como "Juego de Voces" y reinventándose constantemente en la escena musical. Yahir Othón Parra, el carismático sonorense que saltó a la fama en la primera generación de La Academia, vive una vida de escenarios, reflectores y aplausos. Pero cuando el telón cae y los micrófonos se apagan, el cantante de 45 años no busca el bullicio de la gran ciudad, sino la paz de su tierra natal.
Así es la mansión de Yahir: el cantante cambia los escenarios por el sonido del Mar en Sonora
El refugio sonorense del cantante Yahir es un lujo que compite con las propiedades de otros millonarios.
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Así es la mansión de Yahir: el cantante cambia los escenarios por el sonido del Mar en Sonora
Lejos del ajetreo, Yahir ha construido un santuario personal, un refugio que es tanto un premio a más de dos décadas de carrera ininterrumpida como el lugar donde recarga energías. Y no eligió cualquier lugar: se estableció en una de las joyas del noroeste de México, demostrando que para él, como en la canción, no hay nada como volver a casa.
Así es la mansión de Yahir: un Paraíso en San Carlos, Sonora
El cantante eligió San Carlos Nuevo Guaymas, una de las playas más espectaculares y visitadas de su natal Sonora, para edificar su hogar. No es una simple casa de vacaciones, es su base de operaciones, el lugar donde el artista se reencuentra con el hombre. Esta elección no es casualidad; es un homenaje a sus raíces, un ancla que lo mantiene conectado con el desierto y el mar que lo vieron crecer. La propiedad se ubica en un enclave privilegiado, donde la aridez de las montañas se funde con la inmensidad azul del Mar de Cortés.
El verdadero protagonista de la residencia es, sin duda, su espectacular exterior. La casa cuenta con una impresionante alberca panorámica que parece desbordarse directamente sobre el mar. Es un espejo de agua que crea una ilusión óptica de infinito, un lugar perfecto para desconectar del mundo.
Desde ahí, la vista es un verdadero agasajo. El horizonte marino se ve enmarcado por la silueta imponente y mítica del Cerro Tetakawi, conocido como la "montaña de piedra" en lengua yaqui. Es una postal viviente que cambia de colores con cada amanecer y atardecer, ofreciendo un espectáculo natural que vale más que cualquier lujo material.
Más allá de la arquitectura y el diseño, esta casa es un hogar vibrante. Es el escenario de momentos inolvidables para Yahir junto a su pareja, Cristina Lliteras, y su hijo, Ian. El jardín se ha convertido en el epicentro de su vida familiar y creativa. Es su lugar predilecto, el spot donde organiza parrilladas con amigos y familia, llenando el aire con el aroma de la carne asada y el sonido de las risas.
Pero también es su estudio de composición al aire libre. Con la guitarra en mano y la mirada perdida en el horizonte, Yahir encuentra la inspiración en la brisa marina y la tranquilidad del entorno. Muchas de las melodías que luego escuchamos en la radio o en sus conciertos nacieron en ese rincón, con el Tetakawi como único testigo.
La casa de Yahir en San Carlos es más que una mansión; es el reflejo de un artista que, tras conquistar el éxito con siete discos y una sólida carrera actoral, entiende que el mayor lujo es tener un espacio propio para crear, amar y, simplemente, ser.
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