“Ah pero… ¡se empezó a reunir con los malla oro!”. El comentario -medio en broma, medio en serio- se lo lanzó un militante blanco a un amigo frenteamplista, muy metido en política, quien sonrió incómodo. El diálogo surgió luego de que el presidente Yamandú Orsi se reuniera con Manuel Antelo, empresario argentino con importantes inversiones en Uruguay. “Antelo hace años que vive en Uruguay y conoce a Yamandú desde sus primeros años como intendente de Canelones, era una reunión esperable, no sorprende”, respondió el legislador de izquierda, como excusándose. “Sí, sí…. un malla oro”, insistió el blanco. El frenteamplista pasó a la ofensiva: “me parece que a ustedes les da celos que el FA tenga vínculo fluido con los empresarios, y al que no quiere sopa, dos platos: ¿viste lo que presentaron Lecueder y Novick para Sayago? ¡Nos vamos para arriba querido!”, retrucó, aludiendo al proyecto Aventura, que prevé instalar un shopping con 4 torres de apartamentos sobre Avenida Garzón.
Charlas de quincho: garantías, inversiones y ¡nos vamos para arriba!
El empresariado mira con buenos ojos las relaciones de Orsi con los "malla oro" y respira aliviado por las garantías en los ámbitos económicos y contractuales, aunque no faltan las luces amarillas.
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El presidente Yamandú Orsi se reunió con empresarios y hay buen sentimiento respecto de la continuidad de las inversiones.
Más allá de los cruces militantes, la noticia fue recibida muy positivamente en el gobierno, que ve un síntoma de confianza y continuidad en el ámbito de las inversiones. Un importante empresario del sector supermercadista -que seguramente participará en el proyecto- comentó en reunión reservada que el oeste de Montevideo necesita estas inversiones. “Hay una enorme falta de servicios y este proyecto es una excelente respuesta”, comentó.
Huelga
Las inversiones son siempre bienvenidas, pero en el empresariado vuelve a emerger preocupación por la iniciativa que parte ahora desde el Ministerio de Trabajo, que busca modificar el decreto reglamentario de la LUC, que establece la libre entrada de los empresarios y trabajadores no huelguistas a sus empresas y lugares de trabajo. “El tema es sencillo: la LUC dio el marco, pero lo clave es el decreto que establece cómo debe ser la actuación del Ministerio del Interior y el Ministerio de Trabajo; si eso se altera, el gobierno puede caer en la inacción y vuelve a darle el poder a los que actúan por la fuerza”, explicó preocupado un empresario local con décadas en la industria. “Lo que no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, es que esto afecta esencialmente a las empresas locales. Las externas, donde se complique la cosa, se van. Y por supuesto, las que pueden llegar, van a pensar dos veces a ver si vienen… Una iniciativa innecesaria, ideológica”, se lamentó.
BCU
El salón de actos del Banco Central del Uruguay estaba a pleno. Era la asunción de su nuevo presidente, el economista Guillermo Tolosa, y entre los asistentes estaba buena parte de los últimos presidentes del BCU; por supuesto, el saliente Washington Ribeiro, acompañado por el histórico referente Enrique Iglesias. También estaban Mario Bergara -que se hizo un espacio en su campaña departamental para volver a su vieja casa-, Julio de Brun -quien debió conducir al BCU en la salida de la crisis, en una recordada y valorada gestión- y el expresidente Diego Labat, quien ejerció la presidencia durante el gobierno de Lacalle Pou, hasta que pasó a la campaña electoral y pasó la posta a Ribeiro.
El discurso de Tolosa fue más profundo y enfático de lo esperado. “La verdad es que el BCU se está poniendo los pantalones largos”, comentó un economista, consultor y habitual columnista en medios masivos en Uruguay. “Después de la muy buena gestión de Diego (Labat), Guillermo viene no solo a confirmar el rumbo, sino a profundizar el objetivo de una inflación baja, ya no solo dentro del rango, sino que esté en el centro, en el 4,5%”, remarcó. “Es algo realmente ambicioso”, remató. Una periodista que lo escuchaba le planteó la pregunta clásica. “Pero, tanto énfasis anti inflacionario… ¿no generará más atraso cambiario?”, lanzó. El economista sonrió y respondió: “capaz que sí, pero -a la larga- lo clave para tener competitividad es tener inflación baja. Y en ese sentido, Tolosa es una garantía”, remató.
Fue particularmente emotivo el discurso del presidente saliente, Washington Ribeiro, que se emocionó hasta las lágrimas al recorrer la tarea de los últimos años. “A pesar de su juventud, Tommy está en el Banco hace décadas”, recordó una funcionaria también con historia larga en el BCU. En efecto: reconocido nacionalista, Ribeiro estuvo en el Directorio del BCU durante los gobierno del FA, cuando Bergara era presidente de la autoridad monetaria. Siguió luego como vicepresidente durante la gestión de Diego Labat y culminó como presidente en este último año. Tolosa no podía haber tenido un mejor “anfitrión” en la transición. Durante varios días Ribeiro le abrió las puertas del Banco para que el nuevo presidente conociera mano a mano a todo el staff (el BCU tiene uno de los grupos de funcionarios más robustos del Estado).
Para Guillermo Tolosa la presidencia del BCU también es, en buena medida, un reconocimiento a una trayectoria prestigiosa, en especial en su trabajo de muchos años en el Fondo Monetario Internacional. Y también es una responsabilidad, con el desafío de conducir la autoridad monetaria en un contexto de cambios globales y locales, a pesar de las abundantes señales de continuidad. “Es un aporte importante tener a Guillermo en el BCU; y además va a ser institucionalmente un soporte importante para Oddone, cada uno en lo suyo”, dijo un legislador del FA que lo conoce hace tiempo.
Arazatí
El gobierno seguirá adelante con el proyecto Arazatí, es un hecho. Pero abrirá una negociación con el Consorcio Aguas de Montevideo (Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast) para cambiar algunos aspectos del proyecto. “Lo que firmó el Estado permanece, es la seriedad institucional del Uruguay”, dijo Orsi. Sin embargo, en el Ministerio de Ambiente no están muy contentos. El titular de la cartera, Edgardo Ortuño, ha sido particularmente crítico con el proyecto, incluso antes de asumir, y parece que se ha quedado con gusto a poco. “Lo que no entiende Ortuño -dicen desde el gobierno- es que no se puede generar ruido … Además, son empresas que también están con el Ferrocarril Central ¿se entiende?”, agregan. El presidente -lógicamente- pretende que el gobierno tenga un enfoque unificado, único, sobre este y -en lo posible- todos los asuntos, si bien ha expresado que en su gestión los jerarcas son libres de opinar.
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