15 de mayo 2025 - 11:38

¿Cómo será el descanso final de José Mujica en su querida chacra?

El funeral finalizará este jueves en el Parlamento donde el pueblo fue a dar su último adiós. Un pedido especial que incluye a su perra Manuela

José Mujica y su perra Manuela.

José Mujica y su perra Manuela.

Fiel a su estilo austero y cercano a la naturales, el fallecido expresidente de la República, José Mujica, tenía un pedido especial para su entierro, el cual se cumplirá una vez que finalice su funeral en el Parlamento, en el Salón de los Pasos Perdidos, donde la clase política y el pueblo uruguayo se despide del referente político.

Mujica falleció el pasado martes a los 89 años de edad debido a un cáncer de esófago que se extendió al hígado. En un futuro que era inminente, y que el ha admitido públicamente, hizo un pedido especial a la hora de morir: ser cremado y enterrado en su chacra de Rincón del Cerro debajo de un sequoia y junto a su perra amada perra Manuela.

Luego de emotivo cortejo que recorrió Montevideo desde Torra Ejecutiva hasta el Parlamento donde el pueblo tuvo oportunidad de despedirlo, y posterior al velorio que terminará este jueves - en el que varios líderes políticos mundiales se acercarán a brindarle su ultimo adiós - el cuerpo de Mujica será cremado.

Debajo del sequoia y con su perra

El pedido del expresidente se hizo público en una entrevista con el medio CNN en que admitió que le quedaba poco tiempo de vida. "Soy un anciano que está muy cerca de emprender la retirada de la que no se vuelve. Este cacho que estamos arriba del planeta es el paraíso y el infierno, todo junto. Venimos de la nada y vamos a la nada. Ojalá que exista un más allá y todo lo demás. Pero no creo", dijo en su momento.

"Mi futuro destino está abajo de ese escollo, donde está enterrada Manuela. Cuando me muera me van a quemar y me van a enterrar ahí", afirmó el líder de izquierda en coincidencia con una relación entrañable que ha tenido durante la vida de su perra en los 22 años de su vida.

José Mujica chacra

La historia de Manuela y Pepe

Manuela, la emblemática perra de Mujica y su esposa, Lucía Topolansky, nació en Paysandú y fue hija de Dunga, la perra de la hermana de Topolansky. Su nombre fue idea de una vecina de Mujica, quien la bautizó en honor a la famosa tortuga Manuelita.

A pesar de su origen mestizo, Manuela tenía algunas características de la raza Foster, como explicó el propio Mujica en una entrevista durante su mandato presidencial: “Ella es medio marca perro, pero tiene algunas características de Foster”.

Manuela no fue la primera mascota del matrimonio pero si su vínculo más fiel y duradero: la perrita estuvo con ellos durante 22 años. Antes, la pareja de políticos habían compartido su hogar con una perra ovejera alemán y, aunque al principio les costó llevarse bien, ambas mascotas lograron construir un lazo cercano, e incluso "salían a cazar juntas", según recordó Mujica.

La presencia de Manuela, y su vínculo con el expresidente uruguayo, creció más todavía luego de la trágica muerte de la ovejera, que fue envenenada. Así, la perrita quedó como la “reina de la casa” con nuevos privilegios tales como ingresar al interior de la vivienda e incluso dormir junto a la cama de Mujica y Topolansky.

Manuela tenía una particularidad que hacía de su vínculo con Mujica algo todavía más enternecedor. Es que, hace aproximadamente 20 años, la perra sufrió un trágico accidente que le costó una de sus patas.

El incidente ocurrió mientras Mujica realizaba tareas rurales al volante de un tractor. La perra fue sorprendida y perseguida por otros perros, y en su desesperada huida, corrió directamente hacia el vehículo. Aunque Mujica intentó frenar, no logró evitar el impacto, lo que provocó la perdida de la pata.

El vínculo entre Manuela y Mujica era inquebrantable. En este sentido, Topolansky recordó especialmente un episodio en 2005, cuando Mujica fue hospitalizado durante un mes. Cada día, al regresar a casa tras acompañar a su esposo, Manuela esperaba junto al auto, ansiosa por ver a su dueño: “¿Qué esperaba? Que se bajara Pepe. Y estaba toda contenta y después… las orejitas pa’ abajo”, describió. Y cuando finalmente Mujica regresó, “parecía que se le iba a salir la cola de la alegría”, evocó la ex primera dama.

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