La producción industrial en Uruguay está transcurriendo transformaciones importantes, que vienen incluso desde antes de la pandemia. Siendo un sector clave en la economía, merece un análisis profundo de las tendencias que está exhibiendo y de las amenazas y oportunidades en el sector.
Desafíos industriales
La industria es clave para la economía, aun con los rasgos particulares del Uruguay. El aumento en la producción y la calidad exige más competitividad, nuevos mercados y mejores relaciones laborales.
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La industria es un sector clave para la economía y se debe poner el foco en la competitividad, los nuevos mercados y mejores relaciones laborales.
En ocasión de celebrarse esta semana el Día de la Industria, la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) hizo un exhaustivo relevamiento de la situación, destacando su relevancia en la economía. La industria ocupa directamente a más de 160.000 personas siendo el segundo sector generador de empleo por detrás del comercio. Como señaló el Cr. Sebastián Pérez (asesor de la gremial) en su presentación, el salario promedio en el sector industrial está claramente por encima del promedio de la economía, con niveles de formalidad también claramente superiores al promedio.
La industria uruguaya tiene particularidades que hacen que algunos asuntos le sean particularmente sensibles. Por un lado, se desempeña en un país cuyos costos energéticos son notoriamente más altos que en los países vecinos y otros, con los que tiene que competir, tanto en el mercado local como en el mercado global.
Sin combustibles fósiles propios -que fueron la base para el desarrollo industrial de Europa y Estados Unidos, y ahora de casi todo el resto- la industria uruguaya tiene en este plano una desventaja, que compensa con especialización y fundamentándose en otro rasgo clave: buena parte del entramado industrial uruguayo (casi 80% de las ventas) corresponde a las agroindustrias, transformadoras de los productos del campo. Allí están la muy relevante industria frigorífica, la molinería, la industria láctea -líder regional- y muchas otras industrias productoras de alimentos o ingredientes alimenticios.
A esto se agrega en los últimos años el impactante crecimiento de la industria de la celulosa, que incorporó ya su tercera planta de escala global, que llevará a este producto a liderar las exportaciones. Es esta preponderancia de las agroindustrias que hace que casi el 60% de las ventas industriales se realice en el mercado internacional (exportaciones).
Las agroindustrias uruguayas logran sostener sus negocios, a pesar de las dificultades que imponen los elevados costos internos, que siguen subiendo en los últimos meses. A estos problemas de costos se suman las restricciones que impone la inserción comercial del Uruguay, una economía pequeña entre dos grandes, socios en el Mercosur. El bloque fue en un principio un primer gran paso de apertura, pero hoy es una traba en el camino hacia una apertura más amplia y -seguramente- más virtuosa.
Cambios en el sector
La producción industrial uruguaya este año es muy similar a la del año pasado, en promedio. Sin embargo, dentro del sector se están procesando cambios relevantes: en los últimos meses la puesta en marcha de UPM 2 ha implicado un escalón arriba en la producción. La nueva planta está funcionando al 80% de su capacidad y el año que viene seguramente ya alcanzará el pleno de su capacidad nominal. Asimismo, la producción de concentrados en la zona franca de Colonia también está con un avance destacado, a partir de nuevas inversiones que la empresa Pepsi realizó en su locación.
Estas industrias de gran porte y especialización recurren al régimen de Zonas Francas, que les ofrecen importantes ventajas al momento de asegurar las inversiones, con exoneraciones de impuestos. No es la realidad del resto de las industrias, a pesar de que la mayoría de los nuevos proyectos industriales -al momento de invertir- recurren al régimen de promoción de inversiones, que también ofrece exoneraciones.
Dejando de lado a estas grandes industrias en zonas francas, el denominado Núcleo Industrial muestra un retroceso en la producción este año (-1,5%) y esto en buena medida puede deberse a los problemas de competitividad y costos de la economía uruguaya. Este año, además, ha sido particularmente grave el impacto de la crisis argentina y la correspondiente competencia espuria del contrabando, que afecta particularmente a las industrias que venden en el mercado local.
Son desafíos que se mantienen en la agenda, más allá de los avances y logros de un sector dinámico e innovador. También persisten tareas pendientes en el plano de las relaciones laborales. El presidente de la CIU, Fernando Pace, reconoció en el acto por el Día de la Industria la incorporación en la legislación uruguaya de varios de los pedidos que el sector empresarial hizo en su histórico planteo ante la OIT.
Pero advirtió que persiste el reclamo de que las negociaciones sean bipartitas, tal cual pauta la propia OIT a nivel global. Esto seguramente abriría más espacio a mejoras en la productividad del trabajo, lo cual se logra con mayor inversión y capacitación. Es la manera de asegurar más salarios y más calidad en el empleo.
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