El gobierno proyecta incumplimiento de metas fiscales por primera vez en cuatro años

El Consejo Fiscal Asesor destacó la modificación de las proyecciones y no de las metas establecidas, aunque advirtió sobre la rígida situación fiscal.

La situación fiscal en Uruguay se deteriora desde fines del año pasado.

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El Consejo Fiscal Asesor (CFA) publicó su informe semestral sobre el cálculo del Resultado Fiscal Estructural (RFE) a partir de la Rendición de Cuentas 2023 presentada por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En él destacó que, por primera vez y tras cuatro años de cumplimiento de la regla fiscal en su totalidad, el gobierno no alcanzará las metas indicadas en dos de los tres pilares.

Como es habitual tras la presentación del informe de Rendición de Cuentas —tanto en febrero como a fines de junio—, el CFA presentó su propia evaluación respecto de la regla fiscal, en la cual verificó que el cálculo del RFE para el Gobierno Central y el Banco de Previsión Social (GC-BPS) se ajustó a la metodología vigente.

Sin embargo, uno de los ejes principales del documento estuvo puesto sobre la modificación de las proyecciones fiscales.

Incumplimiento de metas y rigidez de las proyecciones fiscales

Una de las cuestiones más llamativas en la Rendición de Cuentas del gobierno fue un nuevo ajuste en las proyecciones fiscales. Esto también fue señalado por el CFA que, igualmente, puso sobre la mesa que las metas en los tres pilares de la regla no tuvieron actualización. Es decir, si bien se modificó el resultado esperado, el objetivo deseado se mantuvo tal cual se estableció en febrero pasado, en la instancia del cierre fiscal 2023.

¿Qué significa esto? Que, por primera vez, las proyecciones para 2024 contemplan un incumplimiento ex-ante de las metas indicativas, en este caso para los pilares 1 y de 2, de Resultado Fiscal Estructural y de tope del gasto primario, respectivamente.

“A la luz de estas nuevas proyecciones, el MEF estima que el RFE del pilar 1 de la regla para el GC-BPS cerraría en -3,4% del PBI (meta indicativa -2,9%); el gasto primario del GC-BPS que conforma el pilar 2 de la regla crecería 4,8% en términos reales respecto al año anterior (tope indicativo de 2,8%); y el endeudamiento neto del GC se estimó en 2.294 millones de dólares, por debajo del tope legal establecido en la Ley N° 20.212 de 2.300 millones de dólares”, señaló el CFA en su informe.

El organismo autónomo integrado por Alfonso Capurro, Ana Fostel y Jorge Roldós —y con Ignacio Umpierrez como secretario ejecutivo— consideró que, a pesar de estos ajustes, es necesario analizar el RFE “como indicador de la posición estructural de las finanzas públicas por sobre el resultado fiscal efectivo”, ya que, por ingresos extraordinarios puntuales, el déficit efectivo tendría una reducción de 0,2 puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI): pasaría desde 3,3% en 2023 a 3,1% en 2024.

De todos modos, se destacó esta proyección de incumplimiento, un hecho que se da por primer vez desde la creación de la institucionalidad fiscal vigente; y que tampoco se da en proporciones menores: el incumplimiento en el pilar 1 se estima en un 0,5 pp del PBI, y en el pilar 2, en 2 pp del PBI.

“Es importante notar que, tal como lo refleja la experiencia internacional, las reglas fiscales pueden presentar incumplimientos por razones diversas, sin que esto invalide su importancia ni la del marco institucional fiscal. En el caso uruguayo, se destaca que el nuevo marco fiscal presentó un cumplimiento de la regla fiscal en sus tres pilares durante sus primeros cuatro años, con impactos positivos en variables observables como la calificación crediticia, la disminución del riesgo país y la menor prociclicidad”, insistió el CFA en el informe de evaluación.

Desde el Consejo Fiscal Asesor sostuvieron que los incumplimientos de las metas fiscales “no son un problema en la medida que sean poco frecuentes, transitorios, y se expliciten sus causas, así como los mecanismos de convergencia necesarios para retomar la senda trazada”. En el caso uruguayo, este último punto quedó pendiente por parte del MEF, aunque apuntaron a que las modificaciones no respondieron a un aumento discrecional del gasto, sino a la corrección de errores de pronóstico en relación a la inflación y a la recaudación tributaria.

Igualmente, el organismo de contralor advirtió que las proyecciones contemplan una política fiscal pasiva a los desvíos desde un punto de vista estructural, algo riesgoso en un escenario con márgenes de maniobra acotados dada la rigidez de muchas partidas de gasto. “La posición fiscal estructural de las finanzas públicas estaría en 2024 lejana a una situación de holgura y consistencia con un resultado primario estructural que garantice una trayectoria sostenible de la deuda en el mediano plazo”, concluyeron, encendiendo luces amarillas sobre las proyecciones de déficit estructural para este año.