En los últimos días el Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgó los datos de empleo y salarios correspondientes al mes de abril, lo que cierra el desempeño del mercado laboral del primer cuatrimestre. Son datos muy relevantes porque el trabajo es el gran integrador social; más allá de la preocupación por los equilibrios macro, el desarrollo comercial y tecnológico, y las inversiones, es en el empleo y su calidad donde se dirime buena parte del bienestar de la sociedad y sus proyecciones de futuro.
Los desafíos del empleo
La masa salarial está en un máximo histórico en Uruguay, pero el mercado de trabajo tiene aún problemas que superar.
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El salario real subió 2,7% interanual en términos reales
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El desempleo volvió a subir en Uruguay y marcó 8,8% en abril
En este plano las noticias no son malas: el empleo ha retomado dinámica y se ha recuperado a niveles similares a los previos a la pandemia. De hecho la tasa de empleo en este primer cuatrimestre del año (57,5%) es la mayor desde el año 2017, superándose los golpes de la pandemia. Como aumentó más la gente que ofrece su trabajo (tasa de actividad), también subió la tasa de desempleo; sin embargo, aquí hay que afinar el análisis: en el comienzo de 2022 transitábamos la recuperación post-pandemia y la tasa de actividad aún no era la de hoy. El empleo subía y el desempleo se achicaba. En el año siguiente hasta hoy, el empleo avanzó, pero hay más oferta de trabajo y la tasa de desempleo subió (8,5%). Aun así, dejando de lado el 2022, es la menor tasa desde 2017.
Por otro lado, se está dando un proceso de recuperación del salario real, luego del retroceso de los años 2020 y 2021, que tuvo varias causas. Hay que recordar que cuando irrumpió el virus el gobierno, empresarios y trabajadores acordaron el denominado periodo puente con un aumento salarial anual modesto, de 3%, lo que implicaba una caída de salario real; el objetivo era preservar lo más posible el empleo. Luego se inició un proceso de recuperación, pero el aumento de la inflación (con causas globales) hizo que se demorada la recuperación prevista. Recién por estos meses se están acercando a los salarios a sus niveles pre pandemia, con algunos sectores que ya lo han alcanzado. Niveles pre-pandemia que (es importante recordarlo) eran máximos de varias décadas). Ahora la inflación está tendiendo a la baja, y eso también ayuda al aumento en los salarios reales.
Masa salarial en máximo histórico
Al combinar la trayectoria salarial con la del empleo, incorporando también la evolución de la población, se llega al cálculo de la denominada masa salarial (el ingreso salarial total). En la gráfica adjunta se muestra su evolución estimada, tomando como base el año 2010. Para el cálculo se tomó el promedio del cuatrimestre enero-abril del Índice Medio de Salarios Nominales (IMSN) en términos reales, para cada año, la tasa de empleo promedio de los mismos períodos, y la estimación de población del INE. De la combinación de estos factores surge que la masa salarial está en niveles máximos históricos.
La superación de la pandemia, una buena temporada turística y la inversión en vivienda y otras construcciones (que compensaron la baja de empleo en UPM 2) explican la tendencia. El desafío ahora es mantener esa masa salarial y –si es posible- aumentarla. Eso dependerá de la propia marcha de la economía, algunas cuestiones particulares del mercado de trabajo y cómo la negociación salarial incorpora criterios de productividad y adaptación a las nuevas tecnologías.
En cuanto a la economía, el impacto de la sequía ha sido tremendo, y seguramente se agudizará en estos próximos meses, cuando se sienta cabalmente el derrumbe de la cosecha agrícola, así como el resto de los impactos a nivel productivo y también urbano, con los problemas con el agua corriente. Estos problemas –esperemos- serían transitorios y ya sobre fines de este año y el que viene -si el tiempo acompaña- la producción se recuperará.
A su vez, los nuevos proyectos de inversión a todo nivel, así como la dinámica en la construcción de vivienda, compensarán en buena medida la culminación de la construcción de UPM 2. Además, la nueva planta de celulosa comienza a exportar, lo que también genera empleo a lo largo de toda la cadena forestal.
Pero el mercado de trabajo en el Uruguay es un mosaico variopinto de situaciones, en muchos casos con realidades extremadamente diferentes. En un reciente informe de la consultora Advice (especializada en Recursos Humanos), se diagnosticaba con precisión las dificultades para generar empleo en dos áreas con dinámicas muy distintas. Por un lado las empresas de tecnología siguen demandando personal y tienen dificultades para conseguirlo, pese a que ofrecen buenas remuneraciones, porque la oferta de trabajadores idóneos para ese sector es escasa. Si los centros educativos graduaran más profesionales en el área, habría más empleo en el sector (e indirectamente en otras áreas de la economía).
En el otro extremo Advice plantea que en los trabajos de baja calificación, asociados a tareas generales en comercio y servicios, allí también las empresas tienen dificultades para concretar empleos, pero en este caso porque los niveles de remuneración y condiciones de trabajo ofrecidas no eran suficientes como para cumplir las aspiraciones de los posibles trabajadores. En este sentido es conocido en alto nivel de rotación, la baja productividad, y las dificultades de ascenso, para trabajadores que inician su trayectoria en este tipo de empleos. Aquí también hay oportunidades de mejora, tanto de los potenciales empleados como de los empleadores. Hay que recordar que los problemas de desempleo en Uruguay están especialmente centrados en los jóvenes. La ley de empleo juvenil es una herramienta interesante para compensar el problema, pero es un avance modesto.
Asimismo, además de estas diferencias por área de empleo, hay que recordar que el litoral está atravesando por una situación especialmente crítica. De no ser por el desvío de actividad a Argentina (por la diferencia cambiaria) los datos de empleo serían aún mejores en el promedio nacional.
Son asuntos a tener en cuenta en la nueva ronda de Consejos de Salarios, que ya está en marcha. Desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central (BCU) - preocupados por la inflación- se plantea al Ministerio de Trabajo (MTSS) moderar los aumentos nominales, para ayudar a la baja de la inflación. Es una pretensión lógica aunque difícil de concretar; en todo caso, también las negociaciones salariales son la oportunidad de incorporar productividad y acercar las partes en casos como los comentados, de manera de concretar más empleo y con una mejor congruencia entre salarios y productividad. Hay muchas empresas que hacen un muy buen trabajo al diferenciar los perfiles de los empleados, sus aspiraciones y su capacitación, retribuyendo en coherencia con eso; otras -tal vez con menos recursos- tienen serias dificultades para incorporar estos criterios. También son escasos los sindicatos que logran incorporarlos en sus propios reclamos. En síntesis, el mercado de trabajo en Uruguay se ha recuperado, pero hay mucho todavía por hacer.
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