Una de las figuras “revelación” de la campaña para las elecciones 2024 ha sido el candidato del Partido Colorado (PC), Andrés Ojeda: de abogado penalista a presidenciable tras ganar una interna concurrida y con una estrategia electoral poco habitual en el escenario uruguayo, ha logrado también recuperar los votos colorados que podrían, incluso, acercarlo a ser el candidato de la coalición.
¿Podrá Andrés Ojeda pasar de ser "la sorpresa" a consolidar un liderazgo político?
El candidato colorado se enfrenta a un momento clave el domingo, con más cuestiones en juego que dar el “batacazo” electoral para ingresar al balotaje.
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Desde que se consolidó como el candidato presidencial del Partido Colorado, Ojeda ha ido creciendo en la intención de voto y, según la encuesta que se mire, se lo ve más o menos cerca de quien es su principal rival: el candidato blanco Álvaro Delgado. Si bien él se muestra confiado en que es posible ingresar en la segunda vuelta, analistas coinciden en que es una hazaña difícil de lograr.
No obstante, el candidato se muestra decidido a ocupar un rol protagónico en un eventual gobierno de coalición o desde la oposición en caso de que triunfe el Frente Amplio (FA). ¿Cómo debería ser esa construcción? ¿Es viable el liderazgo poselectoral en una política de modos tradicionales? Ámbito consultó a analistas al respecto.
Para el doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad de la República (UdelaR) Daniel Buquet, Ojeda y el PC vienen mostrando un “crecimiento sistemático” desde las internas, desde “porcentajes bastante bajos, muy por debajo de lo que había votado el Partido Colorado en la elección anterior”.
“En ese sentido, la evaluación de la campaña es positiva, da la sensación de que el PC ha podido posicionarse mejor”, explicó en diálogo con Ámbito; pero apuntó que “no está para nada claro que esta tendencia, que tiene como espejo una intención de voto del Partido Nacional (PN) en baja, sea suficiente para concretar lo que viene manejando como eslogan de campaña, que él podría quedar segundo y ser el candidato que enfrente a la fórmula del Frente Amplio”.
En líneas similares opinó el magíster en Políticas Públicas y analista político Mauro Casa, aunque relativizó el desempeño de la campaña colorada y de Ojeda, en particular, en relación con la posición de partida del sector, golpeado por la falta de liderazgos tras la salida temprana de Ernesto Talvi y la muerte del senador Adrián Peña. Para el politólogo, el candidato presidencial se mueve dentro de las cifras históricas de su partido, de entre un 14% y un 17%.
“No es un crecimiento espectacular y el PC sigue siendo un partido de mediano porte, no retoma los niveles de apoyo electoral que lo tuvieron como el partido principal de gobierno durante todo el siglo XX”, apuntó Casa, y añadió que, en realidad, los mayores factores de crecimiento fueron “la caída del PN y las malas decisiones que toma Delgado con la conformación de la fórmula” y “la aparición de Pedro Bordaberry, que le da otro respaldo a Ojeda y un atractivo para el elector más de derecha que se veía un poco huérfano ante la caída de Cabildo Abierto”.
En palabras de Buquet, sin embargo, Ojeda mismo fue un factor determinante para el desempeño colorado, además de los dos aspectos que mencionó Casa, ya que “presenta al PC como una novedad a partir de su juventud y de un posicionamiento de imagen renovadora, que es un atractor de voto”.
El futuro político de Andrés Ojeda
Que Ojeda irrumpió en la tranquila escena política con una relevancia que tomó por sorpresa a varios, incluso dentro del PC, es una realidad. Sin embargo, el interrogante que se abre es qué pasará con su figura en los próximos meses, sobre todo tras el regreso de Bordaberry.
El mejor de los escenarios inmediatos para el abogado es aquel en el que lograr conseguir el pasaje a noviembre y representar a la coalición de gobierno. Con ello, el desenlace ideal sería ganar la Presidencia en el balotaje; pero incluso una derrota contra el Frente Amplio lo dejaría muy bien parado dentro del PC y entre sus socios.
“Si Ojeda fuera el candidato a la segunda vuelta, aun derrotado por el FA —aunque habría que ver la magnitud de la derrota—, de alguna manera se pondría a la cabeza y eso le genera un rol de liderazgo, no indiscutido porque tampoco sería el líder de la coalición”, señaló Buquet.
Pero lo cierto es que es “extremadamente difícil” que el PN haga una elección por debajo del 20% —su peor resultado histórico fue el de 1999, con el 22%— y, en consecuencia, que Ojeda logre superar a Delgado el domingo, tal y como señaló Casa en diálogo con Ámbito. Y el lugar que ocupe en la política “está por verse”.
En principio, ambos politólogos descartaron la posibilidad de que el candidato colorado integre el gabinete de un eventual nuevo gobierno de la coalición, incluso como ministro del Interior, dado su expertise en seguridad.
No solo porque ese es una de las carteras reservadas para las personas de mayor confianza para el presidente; sino también por ser un ministerio “ingrato” pese a dar mucha visibilidad: “es una ‘picadora de carne’ porque es la política con peor nivel de evaluación de la ciudadanía, es un escenario donde mucho políticos fuertes, importantes de la política uruguaya han fracasado”, consideró Casa, y añadió: “No creo que Ojeda quiera ese lugar tampoco, tiene que construir capital político desde el Senado”.
Entonces, el futuro de Ojeda dependerá, por un lado, de la elección que haga el domingo, donde deberá lograr los votos suficientes en relación con los socios de la coalición para poder sentarse a la futura mesa de negociación con cierta autoridad —aunque también dependerá de qué sector gane la presidencia: “Yo me imagino un gobierno de Orsi el 1° de marzo llamando a los líderes de la coalición para negociar asuntos, y no me imagino los teléfonos de Ojeda y Delgado sonando, sino los de Luis Lacalle Pou y Bordaberry”, apuntó el analista político.
Pero, sobre todo, dependerá de cómo resulte la elección de las listas parlamentarias dentro del propio PC: “Si Ojeda es derrotado, y al mismo tiempo las listas de Bordaberry llegan a la mayoría dentro del PC, su liderazgo no va a ser sobresaliente, y quedará como un líder de su sector político”, destacó Buquet, señalando que ese es el escenario que se avizora entre los analistas.
En contrapartida, el triunfo electoral a nivel interno le aseguraría no solo un liderazgo firme del partido —con la alta probabilidad de que Bordaberry abandone la política nuevamente, según Casa—, sino también el espacio en el Senado para “hacer pesar sus votos durante todo el período y obligar al presidente y a sus socios a negociar”. “Ese es el lugar que debería ocupar, estratégicamente hablando, para acrecentar su capital político de cara a 2029”, concluyó el analista.
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