25 de enero 2025 - 09:28

¿Qué se puede esperar de la inflación para este año?

Tras 19 meses en el rango meta, surgen algunos riesgos que impulsarían el IPC y las expectativas de algunos sectores ya superan el 6%.

La inflación podría acelerarse este año, pero la expectativa es que no supere el rango meta. 

La inflación podría acelerarse este año, pero la expectativa es que no supere el rango meta. 

La inflación cerró 2024 en el 5,49% y se ubicó dentro del rango meta, en el que ya lleva más de un año y medio, pero las expectativas de algunos agentes económicos empiezan a desalinearse y podrían poner en jaque el panorama para un 2025 que se presenta con dificultades.

Situaciones locales como el cambio de gobierno; otras regionales como la reducción de la brecha de precios con Argentina y el comportamiento inverso con respecto a Brasil; y algunas de corte internacional, como la asunción de Donald Trump en Estados Unidos y los conflictos geopolíticos, son parte del combo que configura “un escenario inflacionario más riesgoso”, según definió el Banco Central del Uruguay (BCU) en su último Informe de Política Monetaria (IPoM).

En base a ese análisis, el BCU redujo la confianza desde el 65% hasta el 58% de cara al Horizonte de Política Monetaria (HPM), aunque aguarda que el IPC se mantenga entre el 3 y el 6% al menos por los próximos dos años. De este modo, parece postergarse la discusión acerca de si, con un indicador que estuvo 19 meses en el rango meta, el gobierno electo podría trazarse un objetivo más ambicioso, con un piso más bajo.

Una lectura similar surge del último relevamiento del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), que anticipa una inflación del 5,4% para 2025, con una trayectoria que puede acercarse al techo del rango meta, con un tope del 5,6% en marzo, pero siempre oscilando entre ese valor y el 5% hasta noviembre de 2026.

La presión de la inflación transable

En sus previsiones, el Cinve proyecta una inflación más alta de los bienes transables para 2025, que a partir de marzo oscilarán entre el 6,2% y el 6,7%, suponiendo un desafío para el gobierno entrante de Yamandú Orsi. Este conjunto incluye productos como carnes, alimentos elaborados, productos manufacturados y combustibles.

En contrapartida, los no transables se moverían a la baja, con una variación de entre el 3,8% y el 4,8% en el año. Este grupo lo componen frutas y verduras, tabaco, servicios administrados, educación, y energía eléctrica, entre otros.

En tanto, la inflación subyacente (IPC sin combustibles, ni frutas y verduras frescas) superaría durante algunos meses el rango meta, pero culminaría diciembre dentro del objetivo, en torno al 5,5%.

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El Cinve elaboró sus proyecciones para 2025.

El Cinve elaboró sus proyecciones para 2025.

Las expectativas empiezan a desalinearse y hay debate sobre las tasas

Mientras todo esto sucede, el mercado toma nota. Así es que los agentes económicos ya incorporaron este escenario en sus expectativas, que se encuentran en su nivel más alto en siete meses y perforaron el techo del rango meta hasta llegar al 6,03%.

Entre las tres mediciones que utiliza el BCU a dos años, la única que se mantuvo estable fue la de los mercados financieros, que sigue en su mínimo histórico del 5,70%. Sin embargo, los analistas corrigieron al alza y llegaron al 5,89%, mientras que los empresarios fueron los que impulsaron ese desalineamiento, con previsiones de un IPC del 6,5% hacia fines de 2026.

Al mismo tiempo, las tasas de corte de Letras de Regulación Monetaria (LRM) comenzaron a subir y llegaron al 9,55% en la licitación a un año del jueves, distanciándose de la Tasa de Política Monetaria (TPM) del 8,75% que fijó el Copom el mes pasado.

Esto sugiere que habrá una suba adicional en febrero para intentar contener las expectativas inflacionarias, un movimiento que cuenta con bastante consenso entre referentes y analistas, a tres semanas de la próxima reunión del Comité de Política Monetaria (Copom).

Los riesgos externos

A este contexto se sumarán los ya mencionados aspectos internacionales. El gobierno de Orsi deberá seguir con especial atención lo que ocurra con Trump en Estados Unidos y las consecuencias de sus políticas, que amenazan con ser inflacionarias.

Un posible final del ciclo de bajas de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed), el impulso del dólar a nivel global y las restricciones en el comercio a nivel mundial son factores de especial atención para la economía uruguaya.

Otro punto central serán los conflictos geopolíticos como la invasión de Rusia a Ucrania y la guerra en Medio Oriente entre Israel y Hamas, que puede añadir presión a los precios de commodities como el petróleo.

En el ámbito regional, la brecha de precios con Argentina se encuentra en un mínimo de más de seis años y medio, producto de la depreciación del peso uruguayo y la baja de la brecha cambiaria en el país vecino, mientras el crecimiento en la diferencia cambiaria con Brasil asoma como otro llamado de atención.

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