14 de abril 2025 - 12:28

Bancos de Wall Street celebran el nuevo plan cambiario: anticipan llegada de inversiones y acumulación de reservas

Morgan Stanley y JP Morgan coinciden en que la economía podría entrar en una fase de recuperación sostenida tras los últimos anuncios y el acuerdo con el FMI.

El éxito del nuevo esquema cambiario dependerá de la reacción del mercado, la dinámica inflacionaria y el respaldo social, en un contexto volátil que deja poco margen para el error.

El éxito del nuevo esquema cambiario dependerá de la reacción del mercado, la dinámica inflacionaria y el respaldo social, en un contexto volátil que deja poco margen para el error.

France 24

A partir de este lunes, las personas podrán acceder libremente al mercado de cambios, marcando así el principio del fin del cepo cambiario, una medida que se llevó los principales titulares del país tras los anuncios del viernes. Sin embargo, detrás de ese gesto se esconde el verdadero reto del gobierno de Javier Milei: recuperar la credibilidad internacional de un país históricamente incumplidor de sus compromisos. Este lunes temprano llegaron las primeras reacciones desde Wall Street.

Y es que el Gobierno logró asegurar un primer desembolso del 60% del programa acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) —unos u$s12.000 millones, según 1816—, un hecho poco habitual en este tipo de acuerdos. A esto se suma la visita de Scott Bessent, secretario del Tesoro de EEUU, la renovación del swap con China y la flexibilización de las restricciones cambiarias, lo que se traduce un mensaje claro para los inversores globales.

Según coinciden los gigantes de Wall Street, Morgan Stanley y J.P. Morgan, lo anunciado por el Gobierno el pasado viernes podría transformar de manera estructural el panorama macroeconómico del país, pues fue "un movimiento que marca un punto de inflexión en la política económica argentina".

Ambas entidades ven en este giro un intento serio por reactivar la inversión extranjera directa, estabilizar las finanzas públicas y fortalecer las alicaídas reservas del Banco Central. En sendos informes a clientes, los bancos de inversión subrayan que la estrategia argentina —diseñada en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)— abre la puerta a una nueva etapa para la economía nacional, caracterizada por "la disciplina monetaria, un régimen cambiario más predecible y una mayor apertura al capital internacional".

Una arquitectura financiera ambiciosa

Morgan Stanley destaca que el fin del cepo representa un paso crucial para liberar flujos de divisas, consolidar reservas internacionales y sentar las bases de un crecimiento económico más sólido. Parte central del plan es el financiamiento de u$s20.000 millones acordado con el FMI, con u$s12.000 millones que se desembolsarán por adelantado en 2025. A ello se sumarían otros u$s3.000 millones a lo largo del año, así como potenciales líneas de crédito adicionales por parte de organismos multilaterales y bancos privados.

Este respaldo financiero se articula con un nuevo régimen de flotación administrada, que establece una banda inicial entre 1.000 y 1.400 pesos por dólar, sujeta a ajustes mensuales mediante un "crawling peg rate" del 1%. Para el coloso financiero, bajo esta estructura, el BCRA podrá intervenir sin esterilización cuando el tipo de cambio se acerque al límite inferior, lo que fortalecerá su balance y contribuirá a la acumulación de reservas.

El informe de Morgan Stanley concluye que la flexibilización cambiaria, combinada con un compromiso firme con el equilibrio fiscal, constituye un marco creíble para una transición ordenada hacia la estabilidad macroeconómica.

JP Morgan: “Un cambio profundo en el marco de políticas”

J.P. Morgan, por su parte, pone el foco en la transformación integral del marco de política económica. El gigante financiero remarca la eliminación del cepo "como el inicio de una agenda más amplia que incluye mayor liquidez en divisas, acumulación de reservas, reestructuración del régimen cambiario, desregulación del mercado de cambios y reformas estructurales en las áreas fiscal, previsional y monetaria".

Según sus proyecciones, las reservas netas —hoy en torno a -u$s6.400 millones— podrían mejorar hasta en unos u$s500 millones para mediados de 2025 y alcanzar un saldo positivo de u$s10.000 millones hacia fin de año. Esta recuperación sería posible gracias a la convergencia de varios factores: "Un régimen cambiario flexible, la eliminación del esquema blend FX y mayor financiamiento externo".

En paralelo, el Gobierno eliminará la remisión de dividendos al exterior, lo que podría traducirse en un mayor atractivo para la inversión extranjera directa, en línea con lo que plantea Morgan Stanley.

Reformas fiscales y monetarias para consolidar el giro

La nueva orientación de la política monetaria incluye un régimen de metas centrado en el M2 transaccional privado (recursos líquidos disponibles para el sector privado) y límites estrictos sobre los activos domésticos netos del Banco Central. En este esquema, las tasas de interés jugarán un rol clave para contener la volatilidad cambiaria y fomentar el uso del peso como moneda de transacción y ahorro, analiza el J.P. Morgan.

A nivel fiscal, el Gobierno se compromete a un sendero de equilibrio sostenido. "La agenda incluye la renovación de la ley de responsabilidad fiscal, ajustes en el sistema previsional y una reforma tributaria gradual orientada a reducir la carga impositiva sobre el sector privado, con el objetivo de estimular la formalización y la inversión", celebra el banco.

Inflación y crecimiento: hacia una recuperación sostenible

Si bien ambas entidades advierten sobre posibles presiones inflacionarias de corto plazo, proyectan un descenso progresivo en el ritmo de aumento de precios. J.P. Morgan estima una inflación interanual en torno al 26–27% para diciembre de 2025, que podría bajar hasta el 10–12% para diciembre de 2026, "en línea con una recuperación de la credibilidad de la política monetaria y la estabilidad cambiaria".

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Fuente: 1816.

Fuente: 1816.

En términos de actividad, el banco proyecta un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cercano al 5% en 2025, impulsado por la liberalización de controles, la llegada de capitales frescos y un mayor dinamismo del sector privado.

Un consenso inédito en Wall Street

Ambos informes coinciden en señalar que la estrategia económica del Gobierno configura un punto de inflexión. Para Morgan Stanley y JP Morgan, la coordinación entre políticas cambiarias, monetarias y fiscales será clave para revertir el deterioro macroeconómico de la última década.

Y es que es natural que la expectativa de una recuperación estructural empiece a despertar el interés de inversores institucionales, que ven en este nuevo rumbo una oportunidad para reposicionarse en uno de los mercados emergentes históricamente más volátiles, pero también con alto potencial.

Los riesgos asociados al programa

El informe del domingo de la Consultora 1816 remarca algunos riesgos a los que se enfrenta el programa económico del Gobierno: "A todo o nada". Y es que el nuevo esquema cambiario enfrenta varios riesgos que podrían comprometer su sostenibilidad.

"¿Funcionará el plan? Mucho dependerá de las expectativas". En una primera etapa, es probable que el mercado reaccione con entusiasmo: se espera una baja significativa del riesgo país y una recepción favorable al giro hacia un esquema cambiario más previsible, propio de un país normalizado. "Sin embargo, el éxito del programa no está garantizado y dependerá de al menos tres factores difíciles de anticipar", dispara la consultora de la city.

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Fuente: 1816.

Fuente: 1816.

En primer lugar, el contexto internacional. El panorama global se volvió más volátil en las últimas semanas, lo que podría condicionar el margen de maniobra para países emergentes como Argentina. En segundo lugar, la dinámica de la inflación. El pass-through —es decir, el traslado a precios del nuevo equilibrio cambiario— será clave. "No es lo mismo un tipo de cambio que se estabilice en $1.200 que en $1.300". Además, la volatilidad del dólar contado con liquidación (A3500) podría amplificar ese impacto. Las proyecciones del FMI, que estiman una inflación del 18-23% para 2025, lucen optimistas: implican que, desde abril, el IPC mensual debería promediar apenas 1,4%, un ritmo muy difícil de alcanzar en el corto plazo.

El tercer factor es político-social: "Cómo reaccionará la sociedad ante la evolución de los precios. Parte del respaldo a Javier Milei puede estar asociado a la expectativa de una desinflación rápida. Si en los próximos meses la inflación se mantiene en torno al 5%, ¿ese apoyo resistirá? El riesgo es que una desaceleración más lenta complique la estabilidad del programa", menciona el documento.

Se trata, en definitiva, de un plan económico "a todo o nada". Si sale bien, podría marcar un punto de inflexión para la macro argentina. En el escenario base, sin acceso inmediato al financiamiento voluntario y sin perforar el piso de la banda cambiaria, el Banco Central —o eventualmente el Tesoro— deberá intervenir comprando divisas dentro del rango para acumular reservas. El margen temporal es acotado: "Hay unos dos meses, hasta mediados de junio, para sumar cerca de u$s5.000 millones de reservas netas más allá de lo que puedan aportar los organismos internacionales. Cuanto más rápido baje el riesgo país —que cerró la semana pasada en torno a los 870 puntos—, menor será la urgencia de comprar dólares para hacer frente a los vencimientos sin recurrir a los fondos del FMI.

Mientras el Gobierno avanza con la implementación del plan y los mercados evalúan los primeros resultados, el respaldo de los bancos de inversión más influyentes del mundo podría ser el primer síntoma de un giro de confianza que, con el tiempo, habilite un cambio de era para la economía argentina.

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