Estudiante de Harvard comió 720 huevos en un mes para probar que no son malos para el corazón: esto le pasó

Si bien, cada persona es única y sus necesidades nutricionales pueden variar, este estudio marca un precedente desde Harvard.

¿Quién dijo que los huevos eran malos para el corazón?: el experimento de Harvard que te sorprenderá

Un joven estudiante de Harvard ha revolucionado la comunidad científica al demostrar que consumir una cantidad exorbitante de huevos no necesariamente eleva los niveles de colesterol.

Nick Norwitz, un doctor en fisiología por la Universidad de Oxford, se sometió a un experimento único: ingerir 720 huevos en un solo mes.

Huevos sí o no: qué resultados dio el estudio de Harvard

Los resultados de este experimento no deben interpretarse como una invitación a consumir grandes cantidades de huevos sin supervisión médica. La relación entre el consumo de huevos y el colesterol ha sido un tema de debate durante décadas. La creencia popular ha vinculado los huevos, especialmente sus yemas, con el aumento del colesterol LDL, el considerado "malo". Sin embargo, los resultados del experimento de Norwitz desafían esta noción.

¿Quién dijo que los huevos eran malos para el corazón?: el experimento de Harvard que te sorprenderá

El joven investigador descubrió que el cuerpo humano es más complejo de lo que se pensaba. Al consumir colesterol, el cuerpo activa un mecanismo de regulación que impide la producción excesiva de esta sustancia en el hígado. Además, Norwitz identificó que los carbohidratos, especialmente cuando se consumen en moderación, pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL.

Los resultados de este experimento sugieren que la clave para mantener niveles saludables de colesterol no radica en la eliminación de un solo alimento de la dieta, sino en un equilibrio adecuado de macronutrientes. La combinación de proteínas, grasas y carbohidratos juega un papel fundamental en la regulación del colesterol.

El estudio de Norwitz abre nuevas puertas en la investigación nutricional y plantea interrogantes sobre las recomendaciones dietéticas tradicionales. Si bien se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos, los resultados preliminares son prometedores y sugieren que podríamos ser más flexibles en nuestra alimentación de lo que pensábamos.