La decisión del candidato presidencial del Frente Amplio (FA), Yamandú Orsi, de no presentarse a debatir en los eventos donde concurra más de un aspirante de la Coalición Multicolor le trajo numerosas críticas desde el oficialismo, pero supone una estrategia lógica para un dirigente que llega con ventaja en las encuestas.
¿Afecta a la imagen de Yamandú Orsi su decisión de no debatir con más de un candidato oficialista?
La estrategia del candidato del Frente Amplio es sensata, pero también implica riesgos con respecto a la valoración de los uruguayos.
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Si bien le valió cuestionamientos de referentes y rivales oficialistas, quienes lo acusaron de "esconderse", lo cierto es que el de Orsi es un recurso válido en momentos donde se sabe arriba en las encuestas y con las expectativas de dirimir un balotaje con Álvaro Delgado (Partido Nacional) o Andrés Ojeda (Partido Colorado).
Incluso, desde su comando de campaña pueden rever esa postura en las próximas semanas, a medida que las elecciones 2024 estén más cerca y conciten el interés de un número mucho mayor de uruguayos.
La decisión de Yamandú Orsi es “una demostración de fuerza”
El politólogo Mauro Casa le manifestó a Ámbito que la de Orsi “es una decisión acertada y funcional a su propia campaña” y consideró que supone “una demostración de fuerza y no de debilidad, en la cual transmite claramente que él está en condiciones de poner los términos en los cuáles debatir en eventos”.
Casa admitió la validez del punto que plantea el FA acerca de que es “un 4 contra 1”. “Sistemáticamente, en las últimas décadas, los candidatos frenteamplistas se veían en inferioridad de condiciones para afrontar debates públicos y esto logra revertir este escenario”, advirtió.
A la vez, analizó que “logra meter una cuña entre los partidos de la coalición, que en octubre están dirimiendo las bancas en el Parlamento y disputando entre sí para tener la mayor representación posible, mientras Orsi los obliga a dirimir entre ellos los representantes para cada evento”.
“Es evidente que para quien está organizando un evento lo interesante es contar con los candidatos que tienen mayores chances, por lo tanto siempre van a apostar por Orsi y Delgado. Entonces, consigue dejar relegado en el tercer lugar a Ojeda y lo pone a Delgado ante la disyuntiva de si solidariza con su socio y declina o pide por su participación o si le da la espalda y genera algún chisporroteo interno”, interpretó.
Al mismo tiempo, Casa observó que “dentro de la coalición cuanto más puedan diferenciarse amplían el paraguas y el radio de llegada al electorado, pero de esta manera Orsi se los impide y los deja a todos bajo un mismo mensaje y les impide abrir las alas para abarcar una propuesta con alcance”.
Con respecto a las críticas del oficialismo contra el presidenciable frenteamplista, opinó: “Van a estar y es legítimo, pero no creo que eso haga mella en términos de la opinión pública”. Puntualmente, acerca de Orsi manifestó que “la mayoría del electorado lo ve como un candidato abierto al diálogo, negociador y componedor”.
En tanto, minimizó los riesgos al señalar que “en el peor de los casos no lo invitan a eventos y sabe que no necesita un confrontación constante para ir primero: así se permite cultivar la imagen de perfil negociador que lo trajo hasta aquí y se evita subir el tono de la campaña”.
Al ser consultado por un eventual impacto de la ausencia de Orsi en debates sobre los votantes indecisos , explicó: “Son los que menos se informan políticamente y los que menos se enteran de estos tejes y manejes. Entonces esa imagen puede ser un activo en los indecisos que muy probablemente terminen votando por una afinidad más superficial con los candidatos”.
La estrategia electoral y lo políticamente correcto
Mariana Pomies, directora de Cifra, consideró “difícil de definir” si es correcta la estrategia electoral de Orsi, pero advirtió en diálogo con este medio: “Lo que está claro es que a los uruguayos nos gusta que los políticos dialoguen, que interactúen con otros y den la cara. Eso es muy importante”.
Al evaluar pros y contras, reconoció que en los debates el aspirante del FA “queda en minoría, con más que perder que ganar”, pero contrapuso: “El tema es si eso queda políticamente correcto donde a la gente le gusta escuchar a los candidatos”.
Acerca de los esperables cuestionamientos oficialistas, apuntó: “Hay que ver qué tan pendiente está la gente de las acusaciones. Por más que en la coalición lo estén haciendo desde el presidente Luis Lacalle Pou para abajo, no estoy seguro de que la gente lo registre todavía”.
“La campaña recién está empezando y ni siquiera empezó para muchos uruguayos que están pendientes de otra cosa. Quizás si esto sigue así puede tener mucho más efecto negativo en uno o dos meses”, opinó la directora de Cifra sobre la cercanía electoral y sintetizó: “Una cosa es en agosto y otra a fines de setiembre o en octubre”.
Por otra parte, consideró que la ausencia de Orsi no implica cambios en la interna oficialista. “La necesidad de diferenciarse entre los candidatos de la coalición ya está, porque para lograr el voto cada uno tiene que marcar una diferencia”, remarcó.
En ese sentido, Pomies analizó: “Si no hay diferencias con respecto al socio mayoritario, que es el Partido Nacional, la gente termina votando al más grande. No Delgado, pero sí Ojeda, Manini Ríos y Mieres tienen que marcar matices. No es que los esté forzando Orsi, están forzados por la situación”.
Una ventaja competitiva que afecta la calidad del debate
Para el politólogo Adolfo Garcé García, Orsi “busca tratar de minimizar esa ventaja competitiva”, con una estrategia que al mismo tiempo apunta a “evitar cometer errores”. Sin embargo, en declaraciones a Ámbito, consideró que “en términos de la competencia electoral puede afectar la calidad del debate público” y cuestionó la decisión desde el punto de vista moral, ya que puede caer mal en determinados sectores.
Garcé García admitió que “tal como está estructurado el sistema de partidos, el Frente Amplio tiene ventajas en el plano de la gobernabilidad, por ser un partido con un programa largamente negociado, con estructura y autoridades”, aunque advirtió que “cuenta con desventajas a la hora de competir por el voto popular”, al reconocerle a Orsi que “durante la elección, de hecho, funciona el 4 contra 1”.
De todos modos, puso el foco en las instituciones y repasó: “Las mejores campañas electorales son aquellas en las que los candidatos se exponen, arriesgan y hablan con precisión de las propuestas de sus partidos”. “La decisión de Orsi tiene sentido en términos de la competencia electoral pero puede afectar la calidad del debate público. Desde este punto de vista, los candidatos tienen la obligación moral de exponerse”, aseveró.
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