12 de julio 2024 - 14:02

Caen las importaciones chinas por la débil demanda interna y sube la preocupación en Uruguay

Los datos económicos del gigante asiático siguen siendo contradictorios frente a un segundo semestre que se perfila todavía más complejo para el comercio.

La demanda china sigue sin repuntar, lo que procupa a los productores uruguayos.

La demanda china sigue sin repuntar, lo que procupa a los productores uruguayos.

China continúa con altibajos en su economía, todavía sin poder remontar por completo la delicada situación en la que se sumergió a partir de los tardíos efectos de la pandemia de Covid-19; y si bien sus exportaciones en junio superaron las previsiones —una buena noticia para el gigante asiático en términos de ingresos—, las importaciones cayeron inesperadamente ante una demanda interna que sigue débil. Una mala noticia para Uruguay.

Que China atraviesa momentos complejos no es una novedad, y el comercio uruguayo lo experimenta desde hace meses, a pesar de los múltiples esfuerzos tanto políticos como empresariales de mantener al gigante asiático como el principal socio del país. La debilidad ya casi endémica de la demanda interna afecta directamente las exportaciones locales que, durante 2022, tuvo en esa potencia su destino número 1 y mayor explicación para el año récord de colocaciones.

Si bien desde hace varios meses que Brasil la destronó en la cima de la lista, China todavía sigue siendo un actor fundamental en la economía uruguaya, por lo que desde el territorio se observa con atención el devenir del gigante asiático.

En ese sentido, no pasó desapercibido el hecho de que, durante junio y a pesar de que las exportaciones de ese país crecieron a su ritmo más rápido en quince meses; las importaciones se contrajeron inesperadamente, una vez más por la demanda interna debilitada. Sobre los datos comerciales contradictorios, además, los analistas advierten de que aún no se sabe si las fuertes ventas de exportación de los últimos meses podrán mantenerse, dado que los principales socios comerciales se están volviendo más protectores y elevando los aranceles a los productos chinos.

"Esto refleja la situación económica de China, con una débil demanda interna y una fuerte capacidad de producción basada en las exportaciones" que podría revertirse durante el segundo semestre, afirmó Zhiwei Zhang, economista jefe de Pinpoint Asset Management, a la agencia Reuters.

Menos demanda y menos importaciones

Las alarmas se encienden una vez más luego de que las importaciones chinas alcanzaran en junio su nivel más bajo en cuatro meses, con una contracción del 2,3%, frente al aumento previsto del 2,8% y el incremento del 1,8% del mes anterior, lo que pone de manifiesto la fragilidad del consumo interno.

La prolongada caída del sector inmobiliario y la preocupación por el empleo y los salarios están lastrando la confianza de los consumidores.

Como indicio adicional de la debilidad de la demanda interna, las exportaciones chinas de acero en el primer semestre del año se dispararon un 24% con respecto al año anterior, lo que apunta a la debilidad del sector de la construcción, gran consumidor de este metal. Las acciones de la bolsa china seguían la estela bajista de los mercados asiáticos, y los dispares datos comerciales dañaron la confianza.

En consecuencia, los analistas esperan que China ponga en marcha más medidas de apoyo a la economía a corto plazo, y se considera que la promesa del Gobierno de impulsar el estímulo fiscal contribuirá a impulsar el consumo interno. "Parece que la mayor emisión de deuda pública desde mayo aún no se ha traducido en un aumento del gasto en infraestructuras y de la demanda de materias primas", dijo Zichun Huang, economista de Capital Economics especializado en China, aunque añadió que este efecto se daría pronto.

Para Uruguay, un mayor estímulo a la demanda interna china sigue siendo una noticia agridulce: por un lado, el aumento de importaciones abriría nuevamente espacios para los productos locales que cada vez son menos solicitados; pero, por otro lado, los esfuerzos económicos del gobierno asiático estaría orientados hacia el interior de sus fronteras, dificultando las posibilidades de aumentar el comercio con otros países, incluso con sus socios ya históricos, o la consolidación de nuevos acuerdos como el que se pretende con el Mercosur. Algo que podría verse profundizado en caso de ocurrir una caída en las exportaciones chinas que afecte su balanza comercial.

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