11 de diciembre 2024 - 15:35

Cómo salir de la academia para emprender en los negocios y no fracasar en el intento

La conexión entre el aspecto formativo y el sector productivo fue el eje del evento organizado por Uruguay Innovation Hub y el colectivo Investiga Uy.

Uruguay Innovation Hub e Investiga Uy organizaron un evento para futuros emprendedores.  

Uruguay Innovation Hub e Investiga Uy organizaron un evento para futuros emprendedores.  

Foto: Vecteezy

¿Es posible conectar el trabajo académico con el sector productivo? Esa fue la pregunta disparadora para lo que se presentó como un “diálogo entre dos mundos” que buscó acercar los principales tips del mundo emprendedor a quienes ya tienen un desarrollo en lo académico.

“Cuando hablamos de Uruguay impulsando la economía del conocimiento, hablamos de que sea a través de emprendimientos que son de base científico-tecnológica, que puedan dar soluciones innovadoras a problemas de alimentación, salud y nuevos procesos productivos. Entonces, un emprendimiento científico-tecnológico necesita de investigadores, que ya tienen una trayectoria investigando y produciendo conocimiento científico, pero lo que se necesita es que lo vuelquen al sector productivo para generar soluciones. Esta charla lo que busca es acercar dos mundos: el de la innovación y la investigación, que se necesitan”, explicó a Ámbito Sabrina Sauksteliskis, coordinadora del programa Uruguay Innovation Hub, uno de los convocantes del evento, junto al colectivo Investiga Uy.

Desde allí, su presidente, el astrónomo Gonzalo Tancredi, resaltó: “Lo que debemos lograr es esa transición desde el ámbito de la elaboración científica en el laboratorio o en la oficina, para los que son más teóricos, hacia lo que es crear empresas que transformen ese conocimiento novedoso en un producto, o sea, que ese desarrollo termine siendo un producto vendible o que tenga una aplicación, porque también pueden ser procesos innovadores en ámbitos del Estado”.

La importancia de la innovación

Muchas veces es la propia academia, desde la Universidad de la República, la que puede ayudar brindando posibilidades concretas. “Yo creo que Uruguay ha ido construyendo, especialmente desde la salida de la dictadura en adelante, un ecosistema científico-tecnológico bastante potente en una cantidad de áreas”, dijo Tancredi.

Y agregó: “En particular, en las áreas de biotecnología y las TIC, pero también en otras áreas. Hoy ya aparece todo el tema de las energías renovables e hidrógeno verdecomo destacadas. Lo que hay que lograr ahora es que este sistema también se desarrolle en lo que respecta a la innovación, en lograr que esa innovación se aplique, tanto en el gobierno como a nivel de empresas”.

En esa línea, Sauksteliskis agrega que muchas veces lo que el académico debe vencer es el concepto de “miedo al fracaso”. “Lo que dicen es que, en general, la mayoría fracasa, pero uno te paga la fiesta. ¿Por qué? Porque ese uno tiene tal potencial de escalar que es el que termina dándole al fondo ganancia. Por todas las pérdidas que hubo, hay uno que te da ganancia. O sea, hay que seguir intentando. Hay que abrazar el fracaso, hay que incorporar esto de pivotear: si voy para allá, no funciona, cambio y hago un nuevo modelo. Y es eso”, explicó la funcionaria de Uruguay Innovation Hub.

Algunas experiencias en primera persona

Proyectos que surgieron de experiencias de incubación académica o directamente de motivaciones emprendedoras de investigadores se presentaron en diversas mesas de trabajo durante el evento. Una de ellas fue Gridex, originado en Argentina, que encontró en Uruguay el primer país donde invertir fuera de su ámbito natural.

“En Gridex nos encargamos de conectar el mundo de los negocios y de la ciencia, apalancando nuestra inversión en el medio, uniendo los tres pilares necesarios. Pero, como buen fondo de inversión, no tenemos capacidad instalada para que las startups desarrollen su trabajo. Entonces encontramos en el fondo internacional Tegem un aliado clave en esta búsqueda de seguir invirtiendo y transformando la matriz productiva de Latinoamérica. Estuvimos ahí, orgullosos de plantar bandera uruguaya, felices de haber llegado, todo esto en un año y pocos meses”, sostuvo Juan Pablo Orlov, asociado de la empresa.

Por su parte, en el panel “Primeros pasos en el emprendimiento”, el cofundador de The Climate Box, Gabriel Usera, destacó: “Nuestro producto principal es la evaluación de riesgo de helada para cultivos de alto valor. Esa es información que no es pronóstico, no es si va a haber una helada la semana que viene, sino que es información que permite tomar mejores decisiones de inversión, como comprar un predio o el predio de al lado, qué plantar en el predio, cómo proteger contra una helada, etc”.

“Tenemos una caracterización espacial, donde entra fuertemente la modelación numérica, que es el activo principal que yo llevé a la empresa, básicamente mi tesis de doctorado 20 años después. También tenemos una caracterización estadística que permite entender, en los próximos 20 años, cuántas cosechas se van a perder por heladas y meter ese número en las cuentas de inversión”, comentó el encargado de la empresa que lleva cinco años en el mercado.

Sobre el “miedo” que tuvo antes de decidir emprender y las razones que lo llevaron a hacerlo, señaló: “La percepción de riesgo para quien está emprendiendo desde una posición consolidada en la universidad, como académico, es muy grande. Porque uno abandona esta zona de confort y, dos años después, la startup se funde, como el 80% de las startups que se funden, lo cual es normal”.

El apoyo a la investigación y la formación

“Ahí es una cuestión que uno se lo piensa mucho o vuelve mucho sobre esos pensamientos, en ese proceso en el cual se va alejando de esa zona que fue su nido durante 20 o 30 años. Yo creo que ha madurado mucho en el país, ha madurado mucho el conjunto de instrumentos de apoyo a la investigación y formación a nivel de posgrado, pero también en su contracara, el apoyo a la innovación en empresas. Entonces, parte de ese cambio es empezar a leer esos otros instrumentos, ya no desde el punto de vista de investigador, sino como empresario o emprendedor, y darse cuenta de que aportan una variedad de instrumentos potentes para intentarlo”, apuntó Usera.

En concreto, el emprendedor transmitió su experiencia en cuanto a la utilización de herramientas que le proporcionó la misma educación terciaria estatal. “Para mí fue extremadamente útil un instrumento relativamente reciente que tiene la universidad, que es una disposición transitoria en el estatuto de personal docente, que lo que permite es dar una ventana de hasta tres años para tomar esa decisión”, contó.

En esa línea, afirmó: “Permite a un docente de investigación total participar de emprendimientos, cosa que de otra manera estaría vedado por la idea de investigación total, durante hasta tres años, con ciertas restricciones, pero sin una restricción temporal. Uno puede participar de una manera intensa durante esos tres años y, de alguna manera, diferir un poco la decisión de, sí, está bien, doy el paso, me salgo de acá. Obviamente, los riesgos siguen estando, pero uno tiene una ventana de tiempo para entender si esas expectativas que uno mismo se generó tienen un correlato en el mercado”.

“Ese tipo de herramientas, que le permiten a uno decir cuándo se pasa de un mundo al otro, yo creo que son fundamentales para mitigar esa percepción”, reflexionó finalmente el ahora emprendedor.

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