Garantizar la seguridad alimentaria será uno de los desafíos que los países del mundo tendrán en un contexto de creciente tensión geopolítica y de cada vez más medidas proteccionistas: así lo señalaron diferentes referentes de la industria durante el panel “Alimentar el futuro: potenciar el papel del Cono Sur en la seguridad alimentaria mundial”, el evento organizado por Puente y Economist Impact, en el que Ámbito estuvo presente.
El rol del Mercosur en el futuro de los negocios de Uruguay y la región
El bloque regional se enfrenta a desafíos internos y externos en un contexto de oportunidades para la proyección sudamericana en el comercio internacional.
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Sudamérica, particularmente, tiene grandes oportunidades de aumentar su presencia en los mercados internacionales de la mano de sus recursos naturales pero, también, a través de sus productos agroalimenticios, como históricamente ha hecho. Con ventajas geográficas que la mantienen alejada de los principales conflictos geopolíticos, parece una apuesta segura para los gobiernos de países desarrollados e inversores que buscan garantizar la seguridad alimentaria de sus poblaciones así como rentabilidad en commodities.
Este fue el escenario que discutieron el director responsable de Nuevos Negocios de Adecoagro, José Imbrosciano; el presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales, Gustavo Idígoras; la secretaria ejecutiva de Fontagro, Eugenia Saini; el socio gerente para Brasil de The Yield Lab Latam, Kieran Gartlan; y el gerente general del Grupo Juramento, Miguel De Achával. Y en el que el Mercosur ocupó también un lugar de debate.
Los pendientes del bloque regional
Ya el presidente de Puente, Federico Tomasevich, había apuntado en la apertura del foro “El futuro de los Negocios en la agenda del ‘Cono Sur’ de América Latina” que el grupo regional “no es un limitante” para alcanzar esta mayor proyección global a nivel continental, “sino un acuerdo que hay que terminar de perfeccionar”. “Necesita seguramente un refresh en términos de cómo mejorar tratados de libre comercio de cada uno de los países que componen el Mercosur con el resto del mundo”, señaló.
Durante el panel centrado en la industria alimenticia, el tema volvió a tocarse, justamente por ser los productos del agro el principal activo económico de los países de Sudamérica. “El Mercosur es la única herramienta que tenemos en la región para tratar de hacer acuerdos de libre comercio, esa es la única norma que se cumple dentro del Mercosur, la de negociar los cuatro países juntos un tipo de acuerdo internacional”, dijo al respecto Idígoras.
Sin embargo, remarcó que una falla importante del bloque es que “en muchos gobiernos se ha tenido muchísima debilidad para buscar armonizaciones de normas o para tratar de tener una agenda internacional agresiva” mientras que, en paralelo, los países competidores en el mercado agroexportador crecieron significativamente: “Hoy por hoy tenemos más de 450 acuerdos comerciales a nivel mundial en los últimos 15, 20 años, y el Mercosur no firmó ninguno”, apuntó el empresario argentino.
Los obstáculos y desafíos para la negociación interregional
A modo de ejemplo, Idígoras mencionó el acuerdo Mercosur-UE, que se encuentra en negociación desde hace más de 20 años, pero también para señalar que algunos obstáculos para el bloque provienen de la otra parte en los acuerdos.
“Hay mucho temor político y, en general, en los sectores agroindustriales de los países en los cuales se empiezan a establecer una negociación de libre comercio”, apuntó, en referencia a los reclamos locales que rechazan la apertura a los países del Mercosur por el impacto que el ingreso de los productos de la región podría generar en los mercados de significativo menor tamaño. De hecho, es lo que sucede en Francia y uno de los principales motivos por los cuales el acuerdo con la Unión Europea no logró firmarse el año pasado.
En ese sentido, el especialista insistió en que “casi nadie quiere negociar con el Mercosur agroalimentario porque, en los últimos 10 años, creció un 77% en volumen de exportación a nivel mundial, mientras que el resto de los países apenas lo hizo entre un 4% y un 5%”.
De todos modos, el primer desafío a superar es “tratar de ponernos de acuerdo, convencernos que tenemos que trabajar juntos y tener una agenda fuerte en materia de acceso a un mercado perfecto”: “Tenemos algunas oportunidades y esperemos que, tal vez, se puedan capitalizar”, señaló Idígoras, con el objetivo de que la región deje de perder en términos de valor por no poder ingresar a países con altos derechos de importación.
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