El viceprimer ministro chino, He Lifeng, inició conversaciones con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, la madrugada del sábado en Ginebra, en un primer paso tentativo para desactivar una guerra comercial entre ambos países que está perturbando la economía mundial.
Estados Unidos y China continuarán el domingo las negociaciones arancelarias
Representantes de las dos mayores economías del mundo se reunieron durante unas ocho horas en Ginebra.
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Comienzan las negociaciones entre Estados Unidos y China en una desescalada de la guerra comercial global.
Tras una reunión que duró cerca de ocho horas que no tuvo declaraciones posteriores, la expectativa es reanudar este domingo las conversaciones para aliviar la escalada arancelaria entre las dos primeras economías del mundo.
Bessent y He se reunieron en Ginebra tras semanas de crecientes tensiones, en las que los aranceles a las importaciones de bienes entre las dos mayores economías del mundo se han disparado muy por encima del 100%. La disputa comercial, sumada a la decisión del presidente estadounidense Donald Trump el mes pasado de imponer gravámenes a docenas de otros países, ha interrumpido las cadenas de suministro, desestabilizado los mercados financieros y avivado los temores de una fuerte recesión mundial.
La ubicación de las conversaciones en la sede diplomática suiza no se hizo pública. Sin embargo, según informó Reuters, testigos vieron a ambas delegaciones salir de la residencia del embajador suizo ante la ONU, en el frondoso barrio de Cologny, alrededor de la hora del almuerzo.
Más de dos horas antes, funcionarios estadounidenses, entre ellos Bessent y el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, sonreían al salir de su hotel camino a las conversaciones, luciendo corbatas rojas y banderas estadounidenses en las solapas. Bessent se negó a hablar con la prensa. Al mismo tiempo, se vieron camionetas Mercedes con ventanas tintadas salir de un hotel donde se alojaba la delegación china a orillas del lago Lemán, mientras los corredores que se preparaban para una maratón calentaban bajo el sol.
Washington busca reducir su déficit comercial con Pekín y convencer a China de que renuncie a lo que Estados Unidos considera un modelo económico mercantilista y contribuya más al consumo global, un cambio que requeriría reformas internas políticamente sensibles. Por su parte, el país asiático ha rechazado lo que considera una interferencia externa, y quiere que la administración Trump reduzca los aranceles, aclare qué productos quiere que China compre más y la trate como a un igual en el escenario mundial.
Bajas expectativas
Con la creciente desconfianza, ambas partes se han esforzado por no parecer débiles, y los analistas económicos tienen pocas expectativas de un avance.
Trump, declaró el viernes que un arancel del 80% sobre los productos chinos "parece adecuado", sugiriendo por primera vez una alternativa específica a los gravámenes del 145% que ha impuesto a las importaciones chinas. Mientras que Pekín podría estar buscando la misma exención arancelaria de 90 días que Washington ha otorgado a otros países mientras se llevan a cabo las negociaciones, aunque cualquier tipo de reducción arancelaria y conversaciones de seguimiento serían vistas como positivas por los inversores.
El ministro de Economía suizo, Guy Parmelin, se reunió con ambas partes en Ginebra el viernes y afirmó que el hecho de que las conversaciones se estuvieran llevando a cabo ya era un éxito. "Si se logra establecer una hoja de ruta y deciden continuar las conversaciones, eso reducirá las tensiones", declaró a la prensa, añadiendo que las conversaciones podrían continuar hasta el domingo o incluso el lunes. Suiza contribuyó a la mediación de la reunión.
El ministro chino de Economía también tiene previsto reunirse provisionalmente con la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, durante su estancia, según informó un portavoz del organismo de control con sede en Ginebra. Anteriormente, había acogido con satisfacción las conversaciones como un paso positivo y constructivo hacia la desescalada, y había instado a un diálogo sostenido entre las dos principales economías.
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