Cuando el PIT-CNT presentó su papeleta para impulsar una reforma constitucional que modifique el sistema de seguridad social en Uruguay se encendieron las primeras luces de alarma, pero pocos se animaron a poner el grito en el cielo por entender que no existía un riesgo mayor en que se intentara recolectar las firmas.
Kirchnerismo, desconocimiento e inquietud empresarial: radiografía del plebiscito del PIT-CNT en su recta final
Era sabido que la propuesta de la central sindical alcanzaría las firmas para ser votada en las elecciones de octubre, pero con la fecha acercándose un manto de preocupación cubre a políticos y empresarios.
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La colecta, no obstante, fue voluminosa y a medida que se vislumbraba un alto nivel de apoyo a convocar la iniciativa, las alertas surgieron desde el mundo empresarial, primero, y desde los sectores técnicos que promovieron la reforma de la seguridad social votada por el Parlamento el año pasado, después.
“Los políticos tienen que hablar, tienen que tomar partido en esto y alertar lo peligroso que es”, dijo a esta periodista un importante empresario de la construcción en diciembre. El camino fue lento y ante la inminente presentación de las firmas necesarias ante la Corte Electoral, realizada a fines de abril, la política finalmente reaccionó.
Se sucedieron las chicanas entre los partidos de la coalición y el Frente Amplio (FA) por la postura de los dirigentes opositores ante el plebiscito de un socio histórico de esa fuerza, el PIT-CNT. El largo y hasta tedioso ida y vuelta se zanjó la semana pasada cuando Carolina Cosse públicamente dijo que no votaría “así como esta” la propuesta de reforma constitucional.
Pero la política, en tiempo electoral, quedó enfrascada en el poco constructivo pase de cuentas. Del lado empresarial y la academia, se aceleraron estudios, foros, reuniones, donde se exponían los efectos sobre la estabilidad económica y financiera que tiene el Uruguay en caso de que gane el “Sí”: pérdida del grado inversor, aumento del IVA, destrucción de la sostenibilidad financiera del sistema previsional, suba de al menos 5% del gasto público.
El panorama a los ojos de cualquiera que valore los indicadores económicos y financieros es alarmante. No obstante, la cotidianeidad del ciudadano de pie transcurre en otras latitudes.
La apatía ciudadana ante la campaña electoral – las internas registraron la menor participación de su historia con 36%- y la lejanía de los debates empresariales del uruguayo promedio han favorecido un escenario en el que una reforma que parecía lejana, ahora se siente inminente.
Esa sensación de catástrofe por desencadenarse llevó a los partidos de la coalición a formar, ayer, una mesa de coordinación de acciones contra el plebiscito del PIT-CNT. También a usar expresiones rimbombantes para ver si la preocupación se traslada por ósmosis desde la dirigencia política a los votantes. “Vamos camino al kirchnerismo”, alertó el exministro de Trabajo y Seguridad Social y candidato presidencial por el Partido Independiente, Pablo Mieres.
El termómetro frente al plebiscito de la seguridad social, en tanto, no se ha movido. Casi en partes iguales, los uruguayos respaldan, rechazan y desconocen la iniciativa.
Equipos Consultores difundió la noche del lunes una encuesta que arrojó que el 36% votaría a favor de bajar la edad jubilatoria y el fin del sistema mixto, entre otros cambios; el 33% no lo haría y un 31% se muestra indeciso. Sobre el conocimiento de la iniciativa, el 28% no tiene idea de qué se está plebiscitando y un 33% no lo tiene claro.
Se abre, por tanto, una ventana de oportunidad. El desafío de políticos y empresarios no es modificar la opinión del tercio a favor de otro sistema jubilatorio –un debate que en algún momento el país tendrá que dar, pero bajo otros parámetros- tampoco es fidelizar al tercio que ya se opone. La llave para dejar atrás la riesgosa reforma está en informar al tercio restante.
Informar no es alarmar, tampoco son los burdos cruces a los que nos está acostumbrando cada vez más la política uruguaya. Requiere mesura, claridad, constancia. El desafío está planteado.
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