Uruguay ocupa el puesto 72 en el ranking elaborado a partir del Índice Mundial de Brecha de Género 2022 del Foro Económico Mundial, y si bien mejoró su posición respecto del año anterior, todavía tiene aspectos en los que mejorar en cuanto a la reducción de diferencias entre hombres y mujeres para acercarse a la media mundial.
¿Qué puesto ocupa Uruguay en el Índice de Brecha de Género?
El país mejoró su posición respecto del año pasado, pero aún debe trabajar en la reducción de las desigualdades de género para acercarse a la media.
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El desempleo para las mujeres es 1,2% mayor que para los hombres
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Sube el desempleo y afecta a casi 157.000 trabajadores

Uruguay quedó en el puesto 72 en el Índice Mundial de Brechas de Género 2022.
El Índice Mundial de Brecha de Género es un indicador que analiza la división de los recursos y las oportunidades entre hombres y mujeres en 155 países. A partir de la medición de puntos tales como la participación en la economía, el mundo laboral cualificado y la política, y el acceso a la educación y la esperanza de vida, se establece el tamaño de la brecha de desigualdad de género.
Asimismo, cuanto más alta es la cifra arrojada por el indicador, menor es la brecha de género en el país analizado. Por ejemplo, el primer puesto lo ocupa Islandia, con un índice del 90,8%, seguido por Finlandia con el 86% y por Noruega con el 84,5%. En contrapartida, el último puesto lo ocupa Afganistán, con un índice del 43,5%.
¿Cómo evolucionó Uruguay en los últimos 10 años?
Uruguay obtuvo un 71,1% en el índice durante el 2022, lo que le valió el puesto 72 en el ranking mundial. Si bien la brecha de género en el país se redujo respecto del 2021, cuando el indicador fue del 70,2% y ocupó el puesto 85, está todavía lejos de acercarse a la menor desigualdad que evidenció en el 2020, cuando obtuvo un puntaje del 73,7% y el puesto 37.
El brusco retroceso luego de un año tan bueno en términos de equidad de género puede deberse a los efectos económicos que la pandemia de Covid-19 tuvo en todo el mundo y, también, en Uruguay.
Respecto de los años anteriores, el país obtuvo en el 2013 el puesto 77, con un índice del 68%, y empeoró en los siguientes años: en 2014, tuvo el puesto 82 (68,7%); en 2015, ocupó el lugar 93 (67,9%); y en 2016, fue el 91 en el ranking (68%). El 2017 mostró una amplia mejoría que se mantuvo estable en el 2018, con el puesto 56 y un indicador del 71%. No hay datos del 2019.
¿Cómo le fue a Uruguay entre los países de la región?
Uruguay se ubicó, además, como el tercer mejor país de la región en términos de tamaño de la brecha de género según el ranking, solo detrás de Argentina, que se ubicó en el puesto 33 con un indicador que marcó 75,6%; y Chile, que quedó 47° con el 73,6%.
Por detrás están Paraguay, en el puesto 80 y con un índice del 70,7%; y Brasil, en el lugar 94 con el 69,6%.
Las mujeres en los indicadores de la actividad económica en Uruguay
Según ONU Mujeres, Uruguay sigue enfrentando el desafío de la desigual distribución del ingreso y en la participación económica. Si bien hay tendencias positivas, con un aumento en la participación de las mujeres en la fuerza laboral, por lo menos hasta el 2018 —fecha del último informe del organismo internacional—, la diferencia en favor de los hombres sigue siendo significativa: 16% tanto en la tasa de actividad como en la de empleo, y más de tres puntos en la de desempleo.
Además, persiste aún una significativa brecha salarial entre hombres y mujeres, y si bien ha aumentado el salario medio por hora de las mujeres medido como porcentaje del salario por hora de los varones, aún subsisten brechas dentro de grupos homogéneos en términos de formación o capacitación educativa. Asimismo, durante el primer año luego de la maternidad, el salario total de las mujeres se reduce en un 20% y no se logra revertir dicha penalización en el mediano y largo plazo, alcanzando una reducción del 45%, diez años después de la maternidad.
En cuanto a la participación en la fuerza laboral, con mejoras incluidas, las tasas de participación femenina se mantienen por debajo de las de los hombres. Todo lo contrario a lo que sucede en cuanto al trabajo no remunerado dedicado a las tareas de cuidado.
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