Las lluvias parecen traer esperanzas, pero los resultados no son los esperados para paliar esta sequia, más allá de las alertas amarillas y naranjas del fin de semana la cantidad de lluvia no alcanzó y las cosechas de maíz y soja parecen tener un futuro poco prometedor para el agro uruguayo.
Sin tregua, las lluvias no alcanzaron y las cosechas se están arruinando
El fin de semana pasado aparecieron las precipitaciones pero no fueron suficientes para salvar las cosechas de maíz y soja que no tienen un futuro esperanzador.

Este viernes y sábado pasado el territorio uruguayo atravesó varias alertas amarillas y naranjas de tormentas donde, según el Boletín Pluviométrico del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), el departamento con mayor acumulación de precipitaciones fue la localidad de Riachuelo, en Colonia, con 52 mm, Pirarajá, en Lavalleja, con 46 milímetros.
Sin embargo, más allá de lo prometedor que pueden llegar a ser las lluvias, la gran pregunta es si fueron suficientes para salir de la sequía que viene azotando al país desde finales del 2022. Según el meteorólogo y especialista en clima y cambio climático, Mario Bidegain, “no salimos de la sequía al sur del Rio Negro, pero estas lluvias han sido de una gran ayuda”.
En dialogo con el programa Dinámica Rural en la radio el Espectador, el climatólogo especificó que en enero el déficit hídrico fue del 80% y que estima que para febrero los resultados serán entre el 50% y el 60% de déficit, aunque hay que esperar la actualización del Balance hídrico y el SPI (Índice estandarizado de precipitación) para tener una idea más acabada.
¿Qué pasará con el maíz y la soja?
De acuerdo a proyecciones de analistas, el déficit hídrico comprometió ya al 60% de los cultivos de soja, los cuales se encuentran en malas condiciones. Mientras que el maíz se encuentra en peores condiciones ya que especialistas del sector creen posible que se arruinen todos los cultivos.
El ingeniero agrónomo José Manuel Narbaiz puso de ejemplo la sequia de los años 2008 y 2009 donde las lluvias comenzaron a caer a mediados de febrero y siguieron todo el mes de enero. En este caso, las previsiones no son tan alentadoras ya que en febrero las lluvias no fueron suficientes y para marzo no prevén lluvias significativas para salvar la zafra de abril y mayo.
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