Una exclusiva barra omakase con mención en la guía Michelín en pleno Palermo Hollywood

El mejor lugar para vivir una experiencia gastronómica única, en un ambiente que transporta a Japón por unas horas.

Ir a comer a Uni Omakase es una experiencia comparable a un fugaz viaje a Japón.

La experiencia de visitar Uni Omakase se compara con un fugaz viaje a Tokio solo por dos horas. Esto ya se siente en la recepción, donde se juntan los doce comensales que luego entran al restaurante, con sus cómodos sillones de pana negra junto a una mesa ratona, una típica puerta corrediza japonesa con recuadros de madera y tela, todavía cerrada, y una cascada de agua que se desliza por la pared cubierta por un vidrio que trae los sonidos de la naturaleza.

Al entrar puntualmente a las 20 o las 22.30, según la reserva -se recomienda llegar con algunos minutos de anticipación- se escucha “Irasshaimase”(bienvenidos en japonés). Cada asistente tiene asignada su silla y comienza la experiencia de catorce pasos tradicionales del Japón con un maridaje de sake, que ya está incluido, al igual que el agua con o sin gas. La ambientación es minimalista, con mucha madera y detalles típicos de la cultura asiática, donde sobresale la gran barra de madera con butacas de pana beige, que recrea la estética y el espíritu de los omakases de la capital japonesa.

Damián Shiizu es el chef detrás de la propuesta, un empresario con más de 25 años en el rubro y propietario de diferentes locales de sushi. Su pasión por la gastronomía lo llevó a formar, hace ya siete años, su propia consultora de asesoramiento en el tema (KZ) y una empresa de soluciones digitales para el sector (Orderar), que se propone mejorar la vida del gastronómico y su negocio.

Los pasos del omakase están compuestos por piezas que se elaboran con pescados nacionales, como pez limón, bonito y trucha patagónica —según lo que haya fresco en el mercado— así como con otros importados, en su mayoría de Japón, tal el caso de la anguila de río. Con frecuencia, también obtienen productos de otras latitudes, como el caviar de esturión que llega desde Uruguay.

El menú, que varía a diario, puede incluir un tartar de trucha patagónica madurada con pimienta sanshou y salsa ponzu (salsa de soja con base cítrica), acompañado de una hoja de shiso en tempura; un nigiri gunkan ikura uzura envuelto en alga nori, relleno de huevas de trucha maceradas en salsa de soja, sake y mirin, terminado con una yema de codorniz y wasabi; y un temaki abierto de anguila de río (unagi), con alga nori, arroz de sushi, salsa kabayaki y tenkastu (bolitas de masa de tempura).

Toda la experiencia se marida con diferentes tipos de sakes, entre los que destacan el Yuzushu (licor a base de limón japonés, yuzu, con propiedades aromáticas y una graduación alcohólica de 10,5%), el Junmai Taru (un sake seco con una graduación de 15% que tuvo reposo en barricas de cedro, lo que le aporta notas aromáticas), el Junmai Daiginjo (con notas florales, como cerezo y jazmín, y una graduación alcohólica del 15%) y el Honjozo (uno de los sakes más tradicionales, elaborado con arroz pulido al 70% y una graduación alcohólica de 15%). Al terminar la cena, el visitante no solo obtiene una noción de lo que es el sushi tradicional japonés, sino también algunos conocimientos de esta bebida clásica.

Un viaje al Japón pero en plena Ciudad de Buenos Aires, donde se destaca la amabilidad de la atención y los aromas que circulan en la atmósfera.

Dirección: Guatemala 5820, Palermo.