Denuncias, erosiones y carpetas tras reservas

No hay salida a la vista a la crisis entre el Gobierno y Martín Redrado. La posición de la Casa Rosada es la de ir erosionando gradualmente al titular del Banco Central; y si se afecta la economía, no sería tan negativo: se lo haría responsable de ello (hacia allí, en definitiva, apuntó casualmente el comunicado de ADEBA, la asociación de bancos de capitales argentinos). Puntualmente, ayer trascendió la opinión del gerente principal de Asuntos Legales del BCRA, Marcos Moiseeff, sobre el decreto que dispone el uso de las reservas para el pago de la deuda y avalando la posición oficial (ver facsímil adjunto). Y hoy en la reunión de directorio de BCRA se apuntará a cortar las atribuciones que tiene el presidente de la entidad.

Ninguna de estas alternativas parecía incomodar a Redrado anoche. Sostenía ante sus asesores que María del Carmen Urquiza, gerente principal de Estudios y Dictámenes Jurídicos de la entidad, hablaba de esperar a una ley del Congreso para disponer el uso de las reservas. Y para la reunión de hoy, apuntaba Redrado a utilizar lo que a su juicio dispone la Carta Orgánica de la entidad, es decir que «el presidente no tiene facultades delegadas» y que «la única facultad delegada es la tasa de los pases y el corte de las tasas para las licitaciones de las Lebac». Incluso Redrado esgrime que el directorio no puede tratar temas sobre tablas, sino que sólo los que el presidente del BCRA lleve a discusión. Desde el Gobierno planean, además, avanzar con denuncias sobre incumplimiento de los deberes de funcionario público no sólo a Martín Redrado, sino también al gerente general de la entidad y al gerente de Operaciones por negarse a cumplir con el uso de las reservas para el pago de la deuda.

Cortocircuito

A fin de año tuvo lugar el primer cortocircuito entre Redrado y Economía por el cierre de las cuentas fiscales. Allí Boudou zanjó las diferencias a favor del titular del BCRA y en contra de lo que pretendía el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa. Luego, la demora en la creación de las cuentas para el uso de las reservas gatilló la crisis final. El martes, a las 5 de la mañana, Amado Boudou ya estaba tentando a Blejer con el cargo en el BCRA. El ministro embistió ayer contra los legisladores radicales, contra quienes asesoraron a San Luis en su demanda a la Corte (Horacio Liendo y Rodolfo Barra), y en la conferencia de prensa ayer al mediodía en el Palacio de Hacienda solicitó que «no pongan más palos en la rueda». Hay una pelea de tasas de interés entre Boudou y Redrado. Para él, es más útil cancelar deuda hoy que rinde un 11% en dólares con el uso de las reservas. Y es aún más útil hacerlo así que haberlas destinado al pago al FMI. La batalla promete ser larga. Redrado ni siquiera dice temer «carpetazos» sobre su actuación en el BCRA. Ayer señaló haber recibido muestras de apoyo de los titulares de los bancos centrales de Brasil, de Europa, y del Banco de Basilea. Hasta lo habría llamado Susana, la actual pareja de Mario Blejer, para confirmarle que su eventual reemplazo no había aceptado aún ninguna propuesta y que respetaba la independencia de la entidad.

Pago anticipado

Lo relevante, de todas maneras, es que Economía quiere usar rápido las reservas. De los u$s 6.600 millones de dólares, hay u$s 2.200 millones que son para pagar a organismos, por lo que el DNU no hace falta (lo habilita la ley utilizada para pagar al FMI). El resto, los u$s 4.400 millones, se emplearían rápidamente para ofrecer un pago anticipado de la deuda que vence este año. Ello sería antes de febrero, cuando eventualmente se reúna el Congreso y decida voltear el uso del DNU. Algo que es altamente probable.