Primero la fiscal había descalificado ese documento (en sintonía con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich), pero luego dio marcha atrás y lo reconoció como parte de la pesquisa. La respuesta del kirchnerismo fue inmediata y Aníbal Fernández calificó la actuación de Fein como "un papelón". En los días previos el funcionario ya había contradicho en diversas ocasiones a la fiscal del caso.
Ayer Fein aseguró que no tiene "temores" y que "nadie" le "pone frenos" en su labor, a la vez que señaló que los borradores de la denuncia contra la presidente Cristina de Kirchner "no tienen la trascendencia para cambiar hoy el curso de la investigación".
En conferencia de prensa Capitanich había restado credibilidad al presunto borrador publicado por medios. Por eso luego el giro de Fein se tradujo en las críticas del secretario de la Presidencia.
"En 40 años nunca sufrí, ni ejercieron presión sobre mi actividad laboral. No sufro, no tengo temores, que quede bien claro esto", sostuvo la fiscal.
Las declaraciones cruzadas entre el Gobierno y la fiscal dejan en un segundo plano la inquietud del oficialismo por encontrar resultados tangibles en el corto plazo que le sirvan como un vehículo para sobrellevar el escándalo político que implica la muerte de Nisman.
En las últimas horas la expectativa fue en aumento porque ya prácticamente la fiscal ha realizado todas las medidas previstas. Por eso el anuncio de que sale de vacaciones es antipático para el oficialismo, que no quisiera que sus reemplazos, Adrián Peres y Fernando Fiszer, volvieran a dilatar las instancias de desenlace.
Las necesidades de tinte político se tradujeron ayer cuando la fiscal pidió que "no se manipule el trabajo (que está llevando adelante) para ningún sector político" y reclamó que "no se utilice nada que no surge de la causa".
| Milton Merlo |
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